Brasil está de moda. La designación como sede de los Juegos Olímpicos y de la Copa Mundial de Fútbol de 2014 son sólo dos nuevos acontecimientos que se suman a la lista de éxitos que acumula el país en los últimos meses. Pero además, al margen de los eventos deportivos, esta nación ha hecho méritos mucho más importantes en el ámbito económico. En menos de una década, ha conseguido sanear sus cuentas y reducir el endeudamiento e inflación. Hace sólo unas semanas anunciaba que, por primera vez en su historia, se convertía en acreedor del Fondo Monetario Internacional, al decidir comprar bonos de la institución por un total de 10.000 millones de dólares. Fiel reflejo de su capacidad para salir de la crisis, el comportamiento del mercado de valores brasileño también es espectacular en lo que va de año. Ha subido cerca de un 70% desde enero y se ha convertido en uno de los más revalorizados. En América Latina es, por detrás de la Bolsa Argentina, el más rentable. Desde el punto de vista de la inversión, Brasil gusta a los gestores y a las casas de análisis. El inversor español tiene tres formas de acercarse a este mercado: a través de fondos de inversión especializados, con acciones brasileñas cotizadas en el mercado Latibex (el índice de valores latinoamericanos en euros) o mediante la compra de títulos de compañías de nuestro país con importantes intereses en la zona, como Telefónica, Santander o Repsol.
El principal aspecto que sustenta la atracción de Brasil como un mercado apetitoso para los inversores, tanto particulares como institucionales, es su fortaleza económica. También seduce su capacidad para salir de la crisis de forma más airosa que los países vecinos y, sobre todo, que las principales economías más desarrolladas. Hay estabilidad política, su crecimiento es sostenido, tiene un sistema financiero sano, un banco central que sigue una política conservadora y una gran riqueza en materias primas, como el petróleo. El jefe de mercados emergentes de Threadneedle, Julian Thompson, destaca también los esfuerzos de esta economía para afrontar la crisis. En su opinión, tendrá crecimiento negativo en 2009, pero se espera una expansión del PIB del 4,5% en 2010. Brasil ha sido la economía más resistente en la región y tiene capacidad para continuar a este ritmo durante los próximos cinco años. El mercado de crédito empieza a despegar ahora y se confía en que el consumo siga vivo.
Coincide con esta apreciación Alberto Ades, economista jefe para Latinoamérica de Citigroup, quien estima que Brasil es el país iberoamericano con mejores perspectivas. En septiembre se revisó al alza el crecimiento de este mercado, junto al de Argentina, Venezuela, Colombia y Costa Rica. El país se ha beneficiado del importante cambio del contexto internacional, de la mejora de actividad de las economías industrializadas y del alto nivel de liquidez.
El gasto público ha aumentado debido a los programas de estímulo fiscal que se han lanzado a finales de 2008 para evitar la crisis, pero se encuentra en una buena situación. Su déficit fiscal no sobrepasará el 3% del PIB en 2009, su deuda se situará por debajo del 40% del PIB y la inflación se ha moderado hasta niveles del 4%.
Los Juegos Olímpicos suponen un incentivo más para esta economía en recuperación. Aunque tampoco es razonable exagerar su importancia, la cita deportiva servirá para dar impulso económico a Brasil. El esfuerzo de inversión en infraestructuras deportivas y de transporte, seguridad y comunicaciones, viviendas, hoteles y servicios varios se notará en el ritmo de actividad. Se calculan unas inversiones directas cercanas a los 4.000 millones de dólares, pero el impacto sobre el resto de la economía podría representar entre un 0,2% y un 1% del PIB en los dos o tres años anteriores. A las inversiones directas hay que sumar el efecto sobre la imagen del país y sus sectores de servicios: turismo, financiero, ferial, deportivo e inmobiliario.
Con estas perspectivas, se podría aconsejar diversificar una parte de las carteras de los inversores con posiciones en Brasil. Una opción es utilizar los fondos especializados, pero también se puede sacar partido del potencial de la nación carioca si se apuesta por acciones españolas con fuertes inversiones en este mercado latinoamericano.
Para aprovechar el potencial de la región se puede contratar uno de los numerosos fondos de inversión que se comercializan en el mercado español. Entre gestoras nacionales y extranjeras, en nuestro país se distribuyen en torno a 50 fondos de inversión de renta variable brasileña, que invierten en empresas cotizadas en Bolsa. Sus ganancias medias rondan el 43%, aunque algunos productos son mucho más rentables.
Entre los mejores, se encuentra el HSBC GIF Brazil, que sube un 123% en lo que va de año. Le sigue el fondo de Crédit Agrícole, CAAM Funds Brasil, con una revalorización del 110% desde enero. Otros comercializados en España que ganan más de un 100% son el BNY Mellon Brazil Equity, de la gestora BNY Mellon; el Santander Brasilian Equity, de la gestora del Banco Santander; y el Credit Suisse Equity Fund Brasil, de Credit Suisse. El DWS Brazil, de la gestora DWS de Deutsche Bank, se eleva un 101,18% en lo que va de ejercicio.
Los fondos disponibles para el pequeño inversor pueden suscribirse con cantidades mínimas en torno a 300 euros. Las comisiones de gestión oscilan entre el 1,5% y el 2%. Como opción más diversificada, también se comercializan en España los denominados BRIC, que invierten en Brasil, Rusia, India y China. Una opción adecuada pasa por los fondos de inversión especializados en Latinoamérica, con sede en la región o del grupo de países BRIC, en lugar de invertir en acciones cotizadas en la Bolsa de Sao Paulo.
En cualquier caso, es una opción de alto riesgo, sólo apta para inversores de perfil agresivo y para diversificar una pequeña parte de la cartera. No conviene invertir todo el patrimonio en un fondo de este tipo.
Otra forma de invertir en Brasil es mediante la suscripción de títulos de las empresas que cotizan en Latibex, el mercado latinoamericano en euros. El peso de las acciones brasileñas es muy representativo en el índice, ya que supone en torno a un 60% del total. El resto lo componen compañías argentinas, peruanas, chilenas y mexicanas.
La perspectiva económica del mercado brasileño es excelente (deuda baja, crecimiento potencial alto, compañías fuertes...), cotiza en múltiplos mucho más bajos que otros mercados emergentes como China o India, y sus compañías están en general bien gestionadas. Las empresas cariocas están menos endeudadas que las de países desarrollados y una proporción creciente son multinacionales que tienen un peso importante en el contexto global de la industria en la que operan. Una de las mayores sociedades, y con perspectivas más óptimas para invertir, es la petrolera Petrobras, que tiene firmados acuerdos con la española Repsol para explotar de manera conjunta los pozos petrolíferos del país iberoamericano.
En Latibex cotizan otras importantes firmas como la de servicios industriales Aracruz, el banco Bradesco o las mineras Gerdau, Usiminas y Vale Do Rio Doce. Con el tirón que puede vivir el país gracias a los Juegos Olímpicos, sobre todo los sectores de construcción, materiales, servicios e inmobiliarias, bancos, transportes, telecomunicaciones y consumo podrían salir beneficiados. No obstante, al igual que sucede con los fondos especializados en renta variable brasileña, invertir en acciones de Latibex es una opción de riesgo, sólo apta para inversores de perfil agresivo.
Pero el inversor español tiene más cerca algunas acciones de la Bolsa nacional, cuyos negocios en Brasil son florecientes desde hace varios años. Entre otras, destacan Telefónica, Santander y Repsol.
La operadora de telecomunicaciones española acaba de lanzar una OPA (oferta pública de adquisición de acciones) sobre la operadora brasileña GVT, por lo que podría convertirse en líder en telefonía de la región. Santander opera en el país con Santander Brasil, uno de los bancos más grandes del mercado. La petrolera Repsol, por su parte, tiene en este país una de las áreas que puede proporcionarle más crecimiento en los próximos años, ya que en julio descubrió nuevos pozos petrolíferos. Otras empresas menos capitalizadas de la Bolsa española pero con presencia en Brasil son la compañía de seguridad privada Prosegur, la constructora OHL, la aseguradora Mapfre y la firma de tecnologías de la información Indra. Esta última se acaba de adjudicar un contrato para la implantación de sistemas de peaje en importantes autopistas brasileñas.
La inversión en estas acciones supone un riesgo, pero al ser compañías fuertes, éste es inferior al que implica la toma de participaciones en fondos de inversión brasileños o acciones de Latibex. La volatilidad de estas acciones es inferior a la de los fondos y las compañías del citado mercado.
Brasil es una economía en crecimiento, pero no exenta de riesgos. La recuperación global es frágil y genera inseguridad. Además, en 2010 habrá elecciones y, aunque la política no es un factor preponderante en las decisiones de inversión en el país, es posible un cambio en las tácticas económicas. Si hay presiones sobre el tipo de modificación, pueden quedar afectados los sectores orientados a la exportación.
El principal problema sería un cambio hacia una política fiscal más expansiva de lo que se considera necesario para una economía que se recupera bien. De producirse, generaría presiones inflacionistas y dejaría en una situación complicada al Banco Central. No puede poner en riesgo la sostenibilidad de la deuda, pero sí generar una acentuación del ciclo y forzar a subir las tasas más de lo deseado.
Brasil se enfrenta también a la posibilidad de que la economía mundial se contraiga de nuevo o no consiga recuperarse. Pero no es lo único. El alto crecimiento de China podría no materializarse, las materias primas podrían sufrir un castigo y el aumento de la aversión al riesgo precipitaría la salida de fondos del mercado de capitales latinoamericano.
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Despegue Económico
El principal aspecto que sustenta la atracción de Brasil como un mercado apetitoso para los inversores, tanto particulares como institucionales, es su fortaleza económica. También seduce su capacidad para salir de la crisis de forma más airosa que los países vecinos y, sobre todo, que las principales economías más desarrolladas. Hay estabilidad política, su crecimiento es sostenido, tiene un sistema financiero sano, un banco central que sigue una política conservadora y una gran riqueza en materias primas, como el petróleo. El jefe de mercados emergentes de Threadneedle, Julian Thompson, destaca también los esfuerzos de esta economía para afrontar la crisis. En su opinión, tendrá crecimiento negativo en 2009, pero se espera una expansión del PIB del 4,5% en 2010. Brasil ha sido la economía más resistente en la región y tiene capacidad para continuar a este ritmo durante los próximos cinco años. El mercado de crédito empieza a despegar ahora y se confía en que el consumo siga vivo.
Coincide con esta apreciación Alberto Ades, economista jefe para Latinoamérica de Citigroup, quien estima que Brasil es el país iberoamericano con mejores perspectivas. En septiembre se revisó al alza el crecimiento de este mercado, junto al de Argentina, Venezuela, Colombia y Costa Rica. El país se ha beneficiado del importante cambio del contexto internacional, de la mejora de actividad de las economías industrializadas y del alto nivel de liquidez.
El gasto público ha aumentado debido a los programas de estímulo fiscal que se han lanzado a finales de 2008 para evitar la crisis, pero se encuentra en una buena situación. Su déficit fiscal no sobrepasará el 3% del PIB en 2009, su deuda se situará por debajo del 40% del PIB y la inflación se ha moderado hasta niveles del 4%.
A la sombra de las Olimpiadas
Los Juegos Olímpicos suponen un incentivo más para esta economía en recuperación. Aunque tampoco es razonable exagerar su importancia, la cita deportiva servirá para dar impulso económico a Brasil. El esfuerzo de inversión en infraestructuras deportivas y de transporte, seguridad y comunicaciones, viviendas, hoteles y servicios varios se notará en el ritmo de actividad. Se calculan unas inversiones directas cercanas a los 4.000 millones de dólares, pero el impacto sobre el resto de la economía podría representar entre un 0,2% y un 1% del PIB en los dos o tres años anteriores. A las inversiones directas hay que sumar el efecto sobre la imagen del país y sus sectores de servicios: turismo, financiero, ferial, deportivo e inmobiliario.
Con estas perspectivas, se podría aconsejar diversificar una parte de las carteras de los inversores con posiciones en Brasil. Una opción es utilizar los fondos especializados, pero también se puede sacar partido del potencial de la nación carioca si se apuesta por acciones españolas con fuertes inversiones en este mercado latinoamericano.
Fondos de inversión especializados en Brasil
Para aprovechar el potencial de la región se puede contratar uno de los numerosos fondos de inversión que se comercializan en el mercado español. Entre gestoras nacionales y extranjeras, en nuestro país se distribuyen en torno a 50 fondos de inversión de renta variable brasileña, que invierten en empresas cotizadas en Bolsa. Sus ganancias medias rondan el 43%, aunque algunos productos son mucho más rentables.
Entre los mejores, se encuentra el HSBC GIF Brazil, que sube un 123% en lo que va de año. Le sigue el fondo de Crédit Agrícole, CAAM Funds Brasil, con una revalorización del 110% desde enero. Otros comercializados en España que ganan más de un 100% son el BNY Mellon Brazil Equity, de la gestora BNY Mellon; el Santander Brasilian Equity, de la gestora del Banco Santander; y el Credit Suisse Equity Fund Brasil, de Credit Suisse. El DWS Brazil, de la gestora DWS de Deutsche Bank, se eleva un 101,18% en lo que va de ejercicio.
Los fondos disponibles para el pequeño inversor pueden suscribirse con cantidades mínimas en torno a 300 euros. Las comisiones de gestión oscilan entre el 1,5% y el 2%. Como opción más diversificada, también se comercializan en España los denominados BRIC, que invierten en Brasil, Rusia, India y China. Una opción adecuada pasa por los fondos de inversión especializados en Latinoamérica, con sede en la región o del grupo de países BRIC, en lugar de invertir en acciones cotizadas en la Bolsa de Sao Paulo.
En cualquier caso, es una opción de alto riesgo, sólo apta para inversores de perfil agresivo y para diversificar una pequeña parte de la cartera. No conviene invertir todo el patrimonio en un fondo de este tipo.
Acciones de Latibex
Otra forma de invertir en Brasil es mediante la suscripción de títulos de las empresas que cotizan en Latibex, el mercado latinoamericano en euros. El peso de las acciones brasileñas es muy representativo en el índice, ya que supone en torno a un 60% del total. El resto lo componen compañías argentinas, peruanas, chilenas y mexicanas.
La perspectiva económica del mercado brasileño es excelente (deuda baja, crecimiento potencial alto, compañías fuertes...), cotiza en múltiplos mucho más bajos que otros mercados emergentes como China o India, y sus compañías están en general bien gestionadas. Las empresas cariocas están menos endeudadas que las de países desarrollados y una proporción creciente son multinacionales que tienen un peso importante en el contexto global de la industria en la que operan. Una de las mayores sociedades, y con perspectivas más óptimas para invertir, es la petrolera Petrobras, que tiene firmados acuerdos con la española Repsol para explotar de manera conjunta los pozos petrolíferos del país iberoamericano.
En Latibex cotizan otras importantes firmas como la de servicios industriales Aracruz, el banco Bradesco o las mineras Gerdau, Usiminas y Vale Do Rio Doce. Con el tirón que puede vivir el país gracias a los Juegos Olímpicos, sobre todo los sectores de construcción, materiales, servicios e inmobiliarias, bancos, transportes, telecomunicaciones y consumo podrían salir beneficiados. No obstante, al igual que sucede con los fondos especializados en renta variable brasileña, invertir en acciones de Latibex es una opción de riesgo, sólo apta para inversores de perfil agresivo.
Acciones españolas con intereses en Brasil
Pero el inversor español tiene más cerca algunas acciones de la Bolsa nacional, cuyos negocios en Brasil son florecientes desde hace varios años. Entre otras, destacan Telefónica, Santander y Repsol.
La operadora de telecomunicaciones española acaba de lanzar una OPA (oferta pública de adquisición de acciones) sobre la operadora brasileña GVT, por lo que podría convertirse en líder en telefonía de la región. Santander opera en el país con Santander Brasil, uno de los bancos más grandes del mercado. La petrolera Repsol, por su parte, tiene en este país una de las áreas que puede proporcionarle más crecimiento en los próximos años, ya que en julio descubrió nuevos pozos petrolíferos. Otras empresas menos capitalizadas de la Bolsa española pero con presencia en Brasil son la compañía de seguridad privada Prosegur, la constructora OHL, la aseguradora Mapfre y la firma de tecnologías de la información Indra. Esta última se acaba de adjudicar un contrato para la implantación de sistemas de peaje en importantes autopistas brasileñas.
La inversión en estas acciones supone un riesgo, pero al ser compañías fuertes, éste es inferior al que implica la toma de participaciones en fondos de inversión brasileños o acciones de Latibex. La volatilidad de estas acciones es inferior a la de los fondos y las compañías del citado mercado.
Atendiendo a los riesgos
Brasil es una economía en crecimiento, pero no exenta de riesgos. La recuperación global es frágil y genera inseguridad. Además, en 2010 habrá elecciones y, aunque la política no es un factor preponderante en las decisiones de inversión en el país, es posible un cambio en las tácticas económicas. Si hay presiones sobre el tipo de modificación, pueden quedar afectados los sectores orientados a la exportación.
El principal problema sería un cambio hacia una política fiscal más expansiva de lo que se considera necesario para una economía que se recupera bien. De producirse, generaría presiones inflacionistas y dejaría en una situación complicada al Banco Central. No puede poner en riesgo la sostenibilidad de la deuda, pero sí generar una acentuación del ciclo y forzar a subir las tasas más de lo deseado.
Brasil se enfrenta también a la posibilidad de que la economía mundial se contraiga de nuevo o no consiga recuperarse. Pero no es lo único. El alto crecimiento de China podría no materializarse, las materias primas podrían sufrir un castigo y el aumento de la aversión al riesgo precipitaría la salida de fondos del mercado de capitales latinoamericano.
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