Cuando se habla de invertir a largo plazo, algunos teóricos de la inversión lo encuentran muy fácil, solo hay que aplicar tres conceptos: una empresa de gran capitalización, tener un PER bajo y alta rentabilidad por dividendo. Casi de forma secundaria, también se añaden algunos detalles, como conocer el producto y ver que tenga aceptación en el mercado, aumento creciente de beneficios, que sea una empresa antigua y tenga una marca representativa; si con estos datos tuviéramos que seleccionar una empresa, no lo tendríamos muy difícil,ya que podríamos estar hablando perfectamente de Nokia.
Hacia el año 2.000 saltaba la noticia de que Nokia era la primera empresa por capitalización de Europa, sobre 206.000 millones, muy cerca de las 10 mayores empresas del mundo, por lo que no hablamos de un chicharro. El PER era muy alto hace 10 años, pero se justificaba por sus altos crecimientos.Últimamente el PER se situaba sobre 10. La rentabilidad por dividendo es superior a 6 %, naturalmente bajo los efectos de la trampa del dividendo, pero el año pasado estaba sobre 5,5 %. Otros detalles sería conocer el producto, aparentemente es así, han vendido más de 1.000.000.000 de móviles, por lo que es muy fácil haberlo visto o tenido.
Estos eran los maravillosos datos de Nokia:
No solo contamos con los datos del año 2000 o los actuales, en el año 2007 era la séptima empresa del Euro Stoxx 50 cotizando a 20 euros. Cuando se habla del largo plazo y se hacen previsiones se suele obviar lo más importante que es añadirle la coletilla “ceteris paribus”, o sea, que las otras variables sean constantes y eso es imposible en el mundo empresarial porque es un mundo en cambio constante, sobretodo la competencia que no está precisamente con las manos en los bolsillos. Suponemos que todas las empresas se adaptaran al entorno y no es así, algunas lo hacen y otras no, las empresas que no lo hagan desaparecerán por extinción o porque sean absorbidas por otras. Por la contundencia efímera de los productos, puede decirse que toda la industria actual pertenece al campo de la moda. Según Credit Suisse en el año 2.000, 5 de las mayores empresas del S&P no existían 20 años antes. El CEO de Sun Microsystem dice que el 20 % del conocimiento generado por la compañía queda anticuado antes de un año y en Hewlet-Packard dicen que la mayor parte de los beneficios de su compañía proceden de productos que no existían antes de un año. Ante esta rapidez de acontecimientos no se puede confiar en que alguien lo haga bien de forma eterna, es como la democracia hay que revisarlo en las urnas de forma periódica.
El caso de Nokia es de rabiosa actualidad en Bolsa pero no es el único, más bien es bastante habitual. Hace unos dos años lo explicó muy bien Phil Rosenzweig, experto en gestión empresarial con Cisco System, una compañía considerada de las mejores en mucho tiempo. Su CEO era John Chambers y al igual que al anterior CEO de Nokia se le consideraba extraordinario y la prensa especializada lo cubría de elogios. En el 2.000 las acciones de Cisco se desplomaron y las acciones cayeron de 80 euros a 14, una proporción similar a la de Nokia. A partir de aquí todos los que elogiaban la empresa empezaron a decir que su estrategia había fracasado. Rosenzweig en su libro Espejismos, dejó unas conclusiones muy interesantes como estas que recuerdo:
- El éxito empresarial duradero es en gran medida una ilusión.
- Hay una tendencia general a exagerar los puntos fuertes de una empresa en los momentos de auge.
- Hay una fuerte tendencia a hacer atribuciones basándose en los resultados. Las buenas decisiones no siempre conducen a unos resultados favorables por lo que no se debe hacer atribuciones basándose únicamente en los resultados.
- El éxito no es azaroso, pero si pasajero.
- Las historias de creadores de empresas, nos reconfortan y dan ánimos pero tienen poco poder predictivo.
- El éxito económico es relativo, no absoluto y para conseguir una ventaja competitiva hay que asumir unos riesgos, que deben ser calculados.
- Pocas empresas consiguen un éxito duradero y las que lo consiguen es porque han enlazado éxitos de corta duración.
- El éxito procede de una combinación de sagacidad y buen juicio, sumado al trabajo duro y una gran dosis de suerte.
Estos datos demuestran que las empresa pueden hacerlo bien durante un cierto tiempo, unas veces por la habilidad del equipo gestor y otras por la suerte y la idea de tener un plan fijo que garantice el éxito a largo plazo es una opción atractiva y todos la deseamos para nuestra tranquilidad en la inversión pero en ningún caso está respaldada por pruebas. Por lo tanto, se ha de aplicar la prueba del darwinismo empresarial, no sobreviven las empresas más grandes o más fuertes sino las que mejor se adaptan al cambio y eso no lo podemos saber a priori sino con la observación de la evolución de la empresa.