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Información, predicciones y bancos centrales

Los bancos centrales desempeñan un papel fundamental en la formación y desarrollo de los mercados. Sus políticas monetarias y su papel protagonista en la financiación de los planes fiscales de los gobiernos, moldean un entorno económico del que nadie puede escapar. Estas instituciones son capaces de tomar el papel de superhéroes y salvar empresas o industrias consideradas estratégicas para la economía. También pueden llevar las economías a una recesión, proteger a los inversores en momentos de pánico y buscar con sus declaraciones que los índices bursátiles caigan.

Los bancos centrales hacen previsiones económicas a 36 meses vista, aunque a veces no se ajustan a la realidad. La clave en estos casos es cómo interpretan la información macroeconómica los inversores, así como las declaraciones oficiales y no oficiales de los bancos centrales acerca de su política monetaria. En ocasiones, los inversores pueden estar de acuerdo con las perspectivas del banco central, pero en el momento actual, hay una desconexión entre lo que tratan de comunicar el BCE y la Fed y lo que perciben los inversores.

¿Quién tiene razón? Una forma de abordar esta pregunta es aceptar que la previsión económica, especialmente en el mercado bursátil, se volverá cada vez más impredecible a medida que avanzamos hacia el futuro. Por tanto, la estrategia debería ser construir nuestra posición desde la base, utilizando axiomas sencillos. Primero, reconocemos que nadie puede saber ahora quién tiene la razón. En segundo lugar, solo se puede saber si una decisión de inversión fue beneficiosa para el inversor a través de resultados objetivos en el futuro, y no en el momento inicial. En tercer lugar, se debe tener en cuenta que los aumentos en el precio de los activos se deben a las órdenes a mercado de compra, y que las caídas se deben a las órdenes a mercado de venta. En cuarto lugar, existen grandes inversores institucionales con la capacidad de mover volúmenes significativos de órdenes y así influir en la cotización. Por último, estos inversores reportan sus operaciones a los reguladores, y con esto es posible estimar su interés en un determinado activo.

El efectivo salió de la renta variable en 2022... al menos es lo que dicen las estadísticas de FactSet y Refinitiv Lipper. Sin embargo, si los inversores de verdad confían en su previsión, conseguirán que los fondos vuelvan de nuevo a productos de renta variable, lo que llevará a los grandes inversores institucionales a reconsiderar la composición de sus carteras e inclinar la balanza hacia la renta variable. Esto, a su vez, generará un mayor flujo de efectivo que estimulará el alza los precios de los activos. No obstante, existen otros escenarios posibles. Los gestores pueden optar por aumentar la cantidad de cash de sus carteras para reducir la presión de las órdenes de compra, o bien preferir una asignación sectorial más conservadora, aumentar la exposición a renta fija o materias primas, entre otras estrategias. Pese a que adivinar qué decisiones de inversión tomarán finalmente es imposible, se puede estar del lado de los grandes inversores institucionales basándose en informes del posicionamiento real de estos inversores y que reportan a los reguladores del mercado. De esta manera, según nuestras estadísticas de los últimos 12 años, se logra una rentabilidad diaria superior a la de los activos cuando no se utiliza esta información.

Nuestra experiencia dice que la combinación de información con técnicas de market timing y de gestión de carteras es una de las claves para aumentar la consistencia de los resultados. Para lograr esto, necesitamos más que solo información histórica del precio de los activos. Por ejemplo, el uso de los niveles de gamma del mercado de opciones es cada vez más popular entre los traders, lo que les permite mejorar su operativa. Investigaciones recientes, como las de Johnson, Jensen y García-Feijóo, han probado que se puede mejorar el rendimiento de una cartera diversificada incorporando el contexto de la política monetaria de los bancos centrales. Estos son sólo dos ejemplo, pero hay mucho más.

Por todo esto, creemos firmemente que el valor de la información debe ser evaluado junto con el de la propia metodología que se utiliza para la inversión y la gestión del riesgo. Esto permitirá a los inversores obtener una mayor consistencia y un mejor rendimiento en sus resultados. La forma de separar el valor de la información del directamente atribuible a la metodología de inversión será tema de otro artículo.


¡Buena semana y buenas inversiones!
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