Comentario general
Tercer y último artículo de la serie sobre cómo los beneficios empresariales ajustados por la inflación se relacionan con el S&P500.
En esta ocasión, vamos a comentar brevemente cómo han sido los últimos cuatro ciclos completados, y a hacer un ejercicio de simulación que nos dé referencias sobre las posibles caídas y posteriores revalorizaciones que podría experimentar el principal índice de renta variable americano.
Incluimos a continuación las correcciones máximas sufridas tanto por los beneficios empresariales como por el S&P500 en cada uno de los ciclos identificados en el período 2004-2022.
En el artículo anterior, dividíamos el espacio formado por los drawdowns de los beneficios empresariales y el S&P500 en cuatro cuadrantes (A, B, C y D), a partir de sus medias históricas.
La tabla siguiente muestra en términos porcentuales cómo se dividen por cuadrantes cada uno de los ciclos con origen americano o global.
La GFC se caracterizó por una corrección larga y profunda, como se desprende del hecho de que el 74% de las semanas estuviera en el cuadrante D. La correlación además entre los beneficios empresariales y el S&P500 fue del 93,9% durante los 5 años que duraron las fases de contracción y recuperación.
En cambio, la crisis sufrida en el año 2018 como consecuencia del drenaje de liquidez por parte de la Fed fue mucho más rápida. Con una duración de 8 meses entre la fase de contracción y recuperación, los beneficios empresariales reaccionaron de manera más lenta que en la GFC, haciendo que la distribución del peso de los cuadrantes sea prácticamente la opuesta. Durante este período, la correlación fue del 88%.
La crisis provocada por el pánico, primero, y el parón en la actividad económica, después como consecuencia del COVID nos dejó con la novedad del crash, frente a los dos períodos anteriores. Esto puede observarse por un incremento del peso del cuadrante B, relacionado con correcciones de la bolsa superiores a su media (11%), pero caídas de ls beneficios empresariales inferiores al 20%. Durante los 5 meses que duraron las fases de contracción y recuperación, la correlación fue del 96%.
En la actualidad estamos inmersos en pleno desarrollo de la fase contractiva. Desde que los beneficios empresariales hicieran máximos en el mes de junio de 2021, han llegado a perder un 26%, similar a las caídas máximas experimentadas por el índice de renta variable americano. Pensamos que la fase de corrección no ha finalizado, en primer lugar porque este mes estamos haciendo nuevos mínimos en la variable de los beneficios empresariales y porque no identificamos argumentos macroeconómicos positivos para los próximos meses. Si atendemos a la distribución por cuadrantes, por el momento, la Crisis de la Energía parece una mezcla entre QT 2018 y el COVID. No obstante, debemos pensar que estamos aún en la primera de las fases del ciclo y, por tanto, la distribución actual por cuadrantes probablemente no sea representativa. Además, en caso de que la fase de contracción se alargue en el tiempo, se produciría un desplazamiento progresivo hacia el interior del cuadrante D. Dado el contexto macroeconómico, parece que evitar ese escenario sólo pasa por un cambio de rumbo por parte de los bancos centrales. Es algo que ha ocurrido en el pasado, pero en esta ocasión creemos que es menos probable, ya que con una inflación por encima del 8%, el foco de la Fed pasa por estabilizar los precios. Sólo en caso de que estuviera en riesgo la estabilidad financiera —como ha ocurrido en el Reino Unido, o con en Europa, con la puesta en marcha del programa antifragmentación (TPI)— vemos que la Fed podría cambiar su política monetaria y, en ese caso, el incremento del nivel incertidumbre probablemente contraería aún más tanto los beneficios como la cotización de los índices. No tenemos una bola de cristal para saber qué va a ocurrir, pero sí pensamos que están todos los ingredientes para que la situación actual pueda empeorar.
¿Hasta dónde podría llegar a caer el S&P500?
Como ya hemos visto, la alta correlación entre los beneficios empresariales y el S&P500 nos permite construir un modelo econométrico con el que poder hacer un ejercicio de simulación. Con él, podemos calcular la cotización del S&P500 a partir de un nivel de beneficios empresariales dado. En el momento de escribir este artículo, el valor estimado es de 3.570 puntos, cercano a los 3.639,7 puntos en los que cerró el viernes pasado.
Puesto que la actual corrección del nivel de beneficios se corresponde con el percentil 69 de la serie de sus drawdowns, aplicaremos los percentiles 75, 90 y 100 para estimar la cotización correspondiente del S&P500.
Los percentiles 75 y 90 se corresponden con caídas de los beneficios empresariales del 29% y del 39%, lo que supone una cotización del S&P500 de 3.440 y 3.030, respectivamente. En términos porcentuales, equivale a una caída de un 5% y un 17% respecto de la cotización actual.
Es difícil saber si los beneficios empresariales llegarán a caer un 69%, como ocurrió durante la GFC, pero es un escenario que también hay que contemplar. Hay muchos factores económicos y geopolíticos que pueden hacer que la situación, aunque extrema como hemos visto en artículos anteriores, pueda llegar a producirse.
¿Cuánto podría llegar a revalorizarse durante la fase de recuperación?
Tomando en consideración los percentiles 50, 25 y 0 —el percentil 0 equivale al punto en que los beneficios empresariales alcanzan el techo del ciclo anterior—, podemos calcular los siguientes objetivos para el S&P500:
La recuperación de los beneficios empresariales hasta el percentil 50, supone una estimación del S&P500 en el entorno de los 3.989 puntos (+9,6% respecto de la cotización actual). El percentil 25 equivale a una estimación del S&P500 de 4.425 puntos (+21,6%), mientras que volver al nivel de beneficios de junio de 2021 supondría que el S&P500 alcanzase una cotización estimada de 4.605 puntos (+26,5%).
No debemos olvidar que tras superar el techo de los beneficios empresariales del ciclo anterior, entraríamos en la fase de expansión, lo que haría que el potencial de revalorización del S&P500 fuera superior.
¿Es momento de comprar?
La serie de tres artículos que hemos publicado busca arrojar luz sobre la relación entre los beneficios empresariales ajustados por la inflación y el S&P500. Nos limitamos a compartir los análisis y los datos para que el lector, en caso de que lo considere oportuno, lo incorpore a su proceso de decisión. Dicho esto, en nuestra manera de entender el mercado, que no tiene por qué ser compartida por otros inversores, exigimos un ratio beneficio/pérdida máxima de 2:1. Tomando como base la revalorización máxima estimada en el 26,5% y un riesgo que, al menos, podría ser del 17%, entendemos que todavía no se cumple esta condición.
Flujos netos de efectivo
Hacemos todas las semanas seguimiento de las entradas y salidas efecto de ETFs y fondos de inversión. La razón es simple: son productos cada vez más demandados, y sus flujos de efectivo sirven como termómetro del interés o del miedo que perciben los inversores en cada momento.
Continúan las salidas de dinero en bolsa, por más de 6.300 millones de dólares, y superando ya la cifra de los 100.000 millones en el acumulado del año.
La renta fija también ha tenido salidas netas de efectivo de más de 6.700 millones de dólares.
Distribución del Peso de la Cartera de Inversores Institucionales
El nivel de cash ha caído durante la semana de manera significativa, lo que se traduce en un aumento de la exposición a renta variable y materias primas.
Seguimiento de la Fuerza Relativa Tendencial
Este indicador es útil a la hora de determinar el peso relativo que debe asignarse a cada clase de activo en una cartera diversificada. Se diferencian cuatro tipos de tendencias (alcista, lateral-alcista, lateral-bajista y bajista). Identificamos a continuación en qué punto se encuentra la FRT con datos de cierre del viernes y cómo ha evolucionado en el tiempo.
Seguimos con niveles de FRT muy deprimidos en la renta variable (-61) y en las cryptos (-54), claramente en zona bajista, mientras las materias primas recuperan tímidamente la zona lateral-alcista.
Entre las familias de materias primas, Energía (+34) pasa a ser la más alcista, seguida de Alimentación (+8), en zona lateral-alcista. En la zona bajista nos encontramos con Metales Industriales (-25) y Metales Preciosos (-42).
Por regiones, los índices asiáticos (-39) presentan la FRT menos negativa, seguidos de los europeos (-65) y los americanos (-75). Estos últimos, continúan con la lectura más negativa de los últimos 18 meses.
El fuerte rebote experimentado en la primera mitad de la semana se vio reducido tras publicación de los datos de nóminas no agrícolas que hacían a los inversores interpretar que los bancos centrales podrían seguir manteniendo un tono más hawkish. En el acumulado del año, la rentabilidad de Asia es un 7,2% mejor que la de Norteamérica.
Seguimiento de las señales semanales de la FRT sobre el S&P500
Desde hace algunas semanas, hemos añadido esta sección que pretende mostrar cómo puede utilizarse la FRT del S&P500 de forma práctica como herramienta de market timing.
¿Cuándo se producen las señales de compra o de venta? Deben cumplirse dos condiciones: que haya un movimiento previo en el que hayan participado la gran mayoría de los sectores del S&P500 —entendemos que esta condición se cumple cuando más de un 90% de los sectores del S&P500 muestran la misma tendencia (alcista o bajista)—, y que se produzca un cambio en la dirección de la FRT.
En el gráfico siguiente pueden ver las señales generadas en los últimos 15 meses. Las barras verticales representan el porcentaje de sectores que muestran una tendencia alcista. Por tanto, cuando se encuentra en 100%, quiere decir que todos los sectores del S&P500 tienen tendencia alcista, mientras que una lectura del 9% debe interpretarse como que el 91% de los sectores son bajistas. Por otro lado, la línea continua superior muestra el índice FRT. Verán que las señales de venta se producen cuando, con porcentajes superiores al 90%, la FRT comienza a descender. Por el contrario, las señales de compra se producen cuando el porcentaje de los sectores alcistas es inferior al 10% y la FRT comienza a mejorar.
Se confirmó el viernes la señal de compra en el S&P500 al mejorar, aunque sea sólo levemente, la FRT del principal índice de renta variable de EE. UU.
Hasta ahora, las cuatro señales de venta fueron seguidas por caídas medias del 8% con un drawdown del 0,4%, mientras que las tres señales de compra tuvieron una variación media del 4,8% y un drawdown máximo del 1,6%.
La tabla anterior muestra el resultado de las señales que se han producido hasta ahora, así como la última orden de compra producida ayer viernes y tomando como referencia el cierre semanal del S&P500. Acumula una rentabilidad bruta del 21,7% en 10 meses.
Actualización de los niveles de control de los inversores institucionales
Los niveles de control de los inversores institucionales guardan relación con su nivel de breakeven. Conocer su evolución en el tiempo permite identificar qué activos cuentan con el interés de estos inversores, así como el precio al que sería conveniente tomar posiciones. Son un método efectivo para tomar posiciones en la misma dirección que una de las fuerzas principales con más influencia en el movimiento del mercado.
Por regla general, debemos esperar una evolución positiva del precio de los activos cuando éste se encuentre por encima del nivel de control de los inversores institucionales, mientras que cuando se encuentra por debajo, denota mayor debilidad y/o falta de interés por este tipo de operadores. Asimismo, identificamos los niveles de precios en los que existe un posicionamiento corto que presione el precio a la baja, ya que puede ser indicativo de un potencial incremento de la volatilidad al alcanzarse esas referencias.
Niveles de Control
La predisposición es bajista en los tres índices americanos. Tendría que superar los 3.984 puntos para que el S&P500 recuperase el sesgo positivo. En el caso del Dow Jones, este nivel se encuentra en 30.764, y en 11.535 en el tecnológico Nasdaq.
El Oro ha recuperado el sesgo alcista al cerrar por encima de los 1.693 dólares que indicábamos en el análisis de la semana pasada. Lo mismo sucede con la Plata al superar los 19,3 dólares anteriores. Ambos activos pasarían a tener predisposición bajista en caso de perder los niveles situados en 1.671 y 19,8, respectivamente. El Brent mantiene su sesgo alcista mientras se mantenga por encima de los 85,4 dólares.
En el mundo crypto, no esperamos que el sesgo alcista vuelva al Bitcoin mientras no supere los 35.918 dólares. En el caso del Ether, necesitaría superar los 1.347 dólares.
¡Buenas semana y buenas inversiones!
El Oro ha recuperado el sesgo alcista al cerrar por encima de los 1.693 dólares que indicábamos en el análisis de la semana pasada. Lo mismo sucede con la Plata al superar los 19,3 dólares anteriores. Ambos activos pasarían a tener predisposición bajista en caso de perder los niveles situados en 1.671 y 19,8, respectivamente. El Brent mantiene su sesgo alcista mientras se mantenga por encima de los 85,4 dólares.
En el mundo crypto, no esperamos que el sesgo alcista vuelva al Bitcoin mientras no supere los 35.918 dólares. En el caso del Ether, necesitaría superar los 1.347 dólares.
¡Buenas semana y buenas inversiones!