Hablé con mi padre hace unos días sobre el último libro que le habían regalado por Navidad. Me leía algunas de las notas que había hecho que mencionaban las palabras "agnoia" y "amathia", que se usaban en la Grecia clásica. El primero de estos significa literalmente "no saber", y el segundo significa "no aprender", que es otra forma de decir que uno no puede o no quiere aprender.
A partir del siglo XX, Robert Musil, psicólogo doctorado en la Universidad Humboldt de Berlín, profundiza el concepto de amathia al diferenciar dos tipos de estupidez: por un lado, la de tipo honorable, caracterizada por una incapacidad natural para aprender; y por otro, lo que llamó estupidez inteligente, que es mucho más trágica porque afecta a personas inteligentes y perfectamente funcionales que se niegan a aprender o son incapaces de aprender.
Musil afirma que la estupidez inteligente "no es una enfermedad mental", a diferencia de la del tipo honorable, aunque puede resultar tan peligrosa o más dado que nos encontramos ante una negativa a comprender, por lo que los argumentos lógicos son inútiles.
Los mercados financieros son apasionantes. Al reunir a compradores y vendedores se genera un microcosmos complejo, dinámico, y hasta cierto punto autoinducido, donde todo está en movimiento. La interacción de compradores y vendedores, cada uno con un nivel diferente de conocimiento, afecta la evolución de los precios de los activos. Además, las creencias personales de cada inversor sobre cómo funcionan las leyes fundamentales que rigen este microcosmos terminan teniendo un peso significativo en las decisiones que toman. Los chartistas creen firmemente en las ventajas de su enfoque. Los fundamentales también, y así podríamos continuar...
El peligro de estar tan seguro de lo que creemos, como dijo Robert Musil, es que podríamos rechazar métodos alternativos, fuentes de información o perspectivas nuevas que pueden agregar o mejorar nuestra comprensión del microcosmos que tanto nos interesa y al que dedicamos tanto tiempo a estudiar.
Como todos los lunes, compartimos el video de Actualización de Niveles Institucionales donde en esta ocasión también comentaremos los cambios realizados en la semana anterior en las carteras Long-Only y Long-Short que tan buen resultado están teniendo.
Ver el vídeo
¡Buena semana y buenas inversiones!
A partir del siglo XX, Robert Musil, psicólogo doctorado en la Universidad Humboldt de Berlín, profundiza el concepto de amathia al diferenciar dos tipos de estupidez: por un lado, la de tipo honorable, caracterizada por una incapacidad natural para aprender; y por otro, lo que llamó estupidez inteligente, que es mucho más trágica porque afecta a personas inteligentes y perfectamente funcionales que se niegan a aprender o son incapaces de aprender.
Musil afirma que la estupidez inteligente "no es una enfermedad mental", a diferencia de la del tipo honorable, aunque puede resultar tan peligrosa o más dado que nos encontramos ante una negativa a comprender, por lo que los argumentos lógicos son inútiles.
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