Pues una familiar que conozco bien, y no es precisamente inculta ni irresponsable, siempre ha pedido asesoramiento del empleado del banco (siempre el mismo) y está muy contenta.
Le propusieron un seguro de hogar con capitales que revalorizaban de forma errónea, eso sí, a favor de la aseguradora, inflando la prima, sin que este pobre empleado pudiera conseguir que desde la compañía corrigieran el error, nunca cubrió ningún siniestro, y por supuesto, no podía devolver el recibo del seguro. Un acierto. Para el empleado, que a finales de año se fue a Caldea con los bonus. Ella no recuerda en ese caso que la estuvieran apuntando con un arma.
Le propusieron un plan de pensiones el cual venía acompañado de las máximas comisiones legales, cuando había otros de la misma gestora y mismo perfil con comisiones mucho más bajas. Una maravilla. Para el empleado, que pudo divertirse en Port Aventura con los bonus. Ella no está segura en este caso de si le pusieron una navaja en el cuello.
Con un fondo de inversión, lo mismo. Ahí sí notó cómo desde el fondo de la oficina alguien le miraba mal.
Le abrieron una cuenta que por apunte le cobraban 50 céntimos de euro, supongo que se le olvidó advertírselo... Ahí debo reconocer que se portó porque consiguió que lo retrocedieran...
La hipoteca que contrató, resulta que llevaba una cláusula redactada de manera nada comprensible (En todo caso, aunque el valor del índice de referencia que resulte de aplicación sea inferior al 2,250 %, éste valor, adicionado con los puntos porcentuales expresados anteriormente para cada supuesto, determinará el “tipo de interés vigente” en el “período de interés”), de la cual ella no estaba advertida, supongo que el empleado con el cual estuvo negociando dos meses no tuvo nada que ver en que lo que se firmó no era lo que se acordó en la oficina. Eso sí, probablemente el chico ese año pasó un fin de semana romántico gracias al bonus.
Tú dices que no ponéis una pistola a nadie cuando contrata productos, expresión que habéis abanderado para defenderos pero que es de un cinismo extremo: reconoce que a menudo ocultáis información crítica a la hora de contratar productos, cantáis las bondades y atenuáis hasta el extremo la letra pequeña. Te recuerdo que la gran mayoría de preferentistas (aunque tú defiendas en tu post que "algunos" no sabían lo que firmaban, hay que tener cara dura) son viejos que no tienen cultura financiera, que hasta hace poco confiaban en su banco, que les proponía depósitos sin riesgo y que un día toparon con que el mismo empleado ha sufrido una transformación y ahora se la ha clavado entera y los han dejado en calzoncillos. A esa transformación la puedes llamar como quieras: presiones del director, presiones del de zona, presiones del de riesgos, política de la empresa, bonus, medro laboral... pero para mí tiene siempre un origen común: la codicia, tanto la de tu jefe como la tuya. No sigáis excusándoos en que sois empleados. Si a mi no me gusta matar corderitos lechales no voy a pedir trabajo al matadero. Tú eres dueño de ti mismo y si te obligan a engañar a la gente y no quieres hacerlo, deja ese trabajo, cambia de entidad, pero si aceptas hacer lo que te digan, acepta también que haya gente como yo que te critique por actuar como un autómata y contribuir a que este mundo sea peor.
En cuanto a los que han contratado preferentes y sí eran conscientes de lo que firmaban, al igual que los suelos y demás productos "problemáticos", estoy contigo en que deben apechugar.
Un saludo