Cuando se trata de política, muchos de los analistas financieros que seguimos analizan si un determinado político o partido político es bueno o malo para los mercados. En nuestra opinión, este enfoque no se centra en lo importante. Fisher Investments España cree, por el contrario, que a los inversores les resultará útil analizar las posibles políticas y la probabilidad de que lleguen a buen término. A continuación, analizaremos los motivos.
La retórica de los políticos a menudo es objeto de atención en las noticias financieras que Fisher Investments España examina para formar su opinión. A veces, a causa de su estilo. Otras, porque hacen grandes promesas sociológicas sobre asuntos polémicos que, según creen, harán que sus partidarios se movilicen en masa. La retórica económica puede desempeñar un importante papel, desde las promesas de reducir el impuesto sobre sociedades hasta las propuestas de controles de precios (es decir, la imposición por el Gobierno de un precio fijo para un bien o servicio determinado, con el objetivo de gestionar la asequibilidad).
Estas ideas pueden ser buenas o malas en principio (o según los principios de cada uno). Sin embargo, las palabras por sí solas no se convertirán automáticamente en realidad. El estilo retórico es irrelevante para los mercados, a nuestro juicio. La cuestión más importante es la siguiente: ¿en qué medida es probable que los políticos cumplan sus promesas?
Según los análisis de la política del mundo desarrollado llevados a cabo por Fisher Investments España para formar su opinión, la formulación real de una política es un proceso complejo. En muchos gobiernos hay una división de poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial, lo que limita los cambios en los que puede influir una autoridad gubernamental o un grupo de ellas de ideas afines. Para poder promulgar una ley, los legisladores elegidos con frecuencia necesitan llegar a una solución de compromiso con quienes no comparten sus puntos de vista, lo que puede dar lugar a que el resultado se diluya. Puede que las promesas de campaña estén diseñadas para ganar votos, pero que no reflejen planes políticos reales. Además, aunque la política finalmente se convierta en ley, la forma en que se elabore y se aplique puede influir bastante en su posible repercusión.
Incluso en ese supuesto, no todas las leyes son importantes para los mercados. Los análisis llevados a cabo por Fisher Investments España muestran que lo que preocupa a las bolsas son las posibles consecuencias de las políticas en la forma en que operan las empresas. Por ejemplo, ¿altera una nueva política los derechos de propiedad, es decir, puede una empresa confiar en que, si gasta y se arriesga a sufrir una pérdida, la recompensa es suya? ¿O podría el Gobierno quedarse con una parte a su antojo? ¿Pueden las empresas privadas esperar razonablemente que la propiedad intelectual u otros productos patentados estén protegidos como propios, para justifica su inversión? Consideremos también otra cuestión: ¿cómo es el proceso de creación de políticas del Gobierno? ¿Es transparente y está orientado a los procesos? ¿O pueden los políticos promulgar cambios arbitrariamente sin mucho examen, lo que podría desalentar a las empresas a gastar? En nuestra opinión, también vale la pena sopesar los impuestos. ¿A qué carga fiscal se enfrentan las empresas? ¿Es la política fiscal relativamente estable, o está sujeta a cambios periódicos (por ejemplo, después de las elecciones, cuando un nuevo partido asume el poder)?
A los inversores les resultará útil considerar la que, a nuestro juicio, es principal cuestión subyacente: ¿las políticas crean incertidumbre, dificultan a las empresas planificar e invertir, o las desalientan a hacerlo?
Ahora bien, según los análisis de la historia del mercado llevados a cabo por Fisher Investments España para formar su opinión, no hay un tipo de política que sea automáticamente bueno o malo para las acciones. Por ejemplo, nuestras investigaciones muestran que unos impuestos altos por sí solos no perjudican a los mercados, de la misma manera que unos impuestos bajos no constituyen necesariamente un estímulo. Las políticas son solo una variable entre muchas otras que los mercados consideran (por ejemplo, las condiciones económicas y las tendencias de la industria). Otro factor que también influye es en qué medida estos cambios de política son algo de sobras conocido y la rapidez con que se producen. Si un nuevo Gobierno aprueba una serie de subidas de impuestos, pero estos gravámenes entran en vigor en el transcurso de varios años, las empresas tienen tiempo para planificar y adaptarse en consecuencia. Ese prolongado período de implementación., por lo general, disminuye el poder de sorpresa negativa asociado con el cambio.
En nuestra opinión, este enfoque puede ayudar a los inversores a reducir el ruido político y ver los mercados de una manera diferente al consenso general, lo cual, a nuestro juicio, es clave para invertir con éxito a largo plazo. Como ejemplo ilustrativo, supongamos que un partido de la oposición gana la mayoría de los escaños parlamentarios en las elecciones generales después de prometer reducir los impuestos y proporcionar incentivos para invertir a nivel nacional. Según se desprende de los análisis de la actualidad informativa llevados a cabo por Fisher Investments España para formar su opinión, muchos considerarían que eso es bueno para el mercado de valores nacional.
No obstante, creemos que a los inversores les resultaría más útil ir más allá de los titulares y hacerse algunas preguntas. ¿Tiene el partido entrante una mayoría absoluta? ¿O tendrá que aliarse con otros partidos para formar gobierno? En este último caso, es menos probable que los cambios prometidos en su campaña se aprueben. Además, ¿cómo es exactamente la política promulgada (es decir, los detalles)? ¿En qué medida repercute en la economía? ¿Quién sale ganando y quién sale perdiendo? ¿Con qué rapidez entran en vigor los cambios, y en qué medida se debaten ampliamente? Fisher Investments España considera que si los inversores examinan la política a través de esta lente, podrán deducir mejor qué factores influyen en la renta variable, y cuáles no.
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