Así, de ser un país extremadamente pobre y atrasado en tiempos del Raj, ha pasado a ser en la actualidad una potencia económica mundial de las de más rápido crecimiento, con una pujante clase media, un descenso continuo de la pobreza (que es hoy de no más del 13% de la población) y un analfabetismo que pronto será residual: sólo el 12% en 2021.
Todo lo cual lleva a un índice de desarrollo humano de 0,645, a la cabeza de los países de desarrollo medio.
Un éxito que se debe en gran medida al liberalismo económico que logró introducir en los años 90 el gran economista Manmohan Singh, primero como ministro de Hacienda y luego como jefe del Gobierno del Partido del Congreso. Política continuada por sus sucesores a pesar de pertenecer a su archiadversario Bharatiya Janata Party (BJP, Partido Popular Indio).
Desde el punto de vista de la organización estatal, es digno de resaltar que la India ha mantenido en todos estos años el sistema democrático con el que empezó su andadura como Estado independiente, algo que prácticamente ningún otro gran Estado surgido de la descolonización ha logrado.