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Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

14 respuestas
Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.
Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.
#2

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

No es problema, eso demuestra que hay sitio de sobra para los millones de africanos y sudamericanos que se prevee traer:

Un invierno demográfico menos duro para España: habrá un aumento de natalidad e inmigración por la mejora del empleo

https://www.eleconomista.es/economia/noticias/9430126/10/18/Un-invierno-demografico-menos-duro-para-Espana-la-AIRef-preve-un-aumento-de-la-natalidad-y-de-la-inmigracion-por-la-mejora-del-empleo-.html

En su escenario central, unos 7-8 millones de personas,en edad laboral y en edad de fundar familias y procrear.

El reto es hacer que toda esa gente vaya allí donde es necesaria (la España "vacía y envejecida"), y no que se quede en los suburbios de las grandes aglomeraciones urbanas.

Será un cambio muy sustancial del paisanaje.

Habrá quien piense que no hay trabajo para tanto recien llegado. Sin embargo, la evidencia empírica dice lo contrario. Si a eso se suma el incremento de puestos de trabajo que implicaría un buen programa de fomento e inversiones en esa España subdesarrollada, los números salen de sobra:

Faltan empleados en la construcción: "Los jóvenes ya no quieren trabajar en la obra"

https://www.libremercado.com/2018-10-05/faltan-empleados-en-la-construccion-los-jovenes-ya-no-quieren-trabajar-en-la-obra-1276625950/

Lo que no se yo es que va a pensar un tal Pablo Casado, palentino él, y diputado por Ávila (político paradigmático de la España vacía, despoblada y envejecida), y notorio xenófobo.

la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!

#3

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

Interesante hilo.

Está claro que la capitalidad de Madrid es una aberración geográfica. Es de una lógica aplastante que la capitalidad debería haber recaído en otra ciudad y no en la meseta de los matorrales.

#4

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

Lo curioso es que hay muchos estudios demográfico-históricos que indican que la capital mesetaria fue, ha sido y es el gran sumidero poblacional del interior de la peninsula. Una especie de efecto agujero negro. Sin esa megápolis en medio de la nada, seguramente tendríamos un interior peninsular mucho más equilibrado y bien repartido.

la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!

#5

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

Claro que sí, ser supremo¡!

#6

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

Hombre, la verdad es que le poneís empeño...olimpiadas....eurovegas y aves ruinosos entre otros desaguisados  pero para lo único que sirve Madrid es para dar lecciones de pelotazos a todos los españoles.

 

¿Tendreís algún día un  Silicon Meseta Matorrales?

#7

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

El pelotazo bueno os lo váis a llevar en breve .....

Cuando VOX entre en el parlamento y os pueda dar vuestro merecido.

#9

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

hay quien dice...que "cuanto peor...mejor"

#10

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

Creo que hoy Vox ha movilizado autobuses y bocatas a gogó.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#11

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

Gracias, pero me conformaría con ser meramente un "ser superior", al estilo de un tal Florentino.

Lo de la debacle demográfica del interior mesetario desde el siglo XVII no es ninguna opinión sesgada que pueda expresar. Es un hecho constatado por ilustres académicos.

SI a eso le sumamos que "todo" el interior mesetario de la peninsula decayó y degeneró, "salvo" un villorrio perdido que fue elevado a Capital del Reyno (con indudable éxito del que aun hoy en día goza), pues ya se sabe que correlación no es causalidad, pero ya es sospechoso....

Un poco de literatura sobre el origen de la decadencia y debacle mesetaria ya en el S. XVII:

"La crisis demográfica: A lo largo del siglo XVII la población se estancó: Castilla se vio más afectada que la periferia, en especial el núcleo central de la meseta. El periodo de crisis más intensa fue de 1630 a 1680."

Pedro A. Ruiz Lalinde, IES “Marqués de la Ensenada”, Haro

http://sauce.pntic.mec.es/~prul0001/Temas/TEMA%20VII.pdf

"Comenzamos este trabajo indicando el resultado final del mismo, la decadencia de Castilla, porque en este tiempo todo le fue adverso"

La decadencia castellana en el final del siglo XVII a través de..., Manuel de la Granja Alonso

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/975148.pdf

" La crisis demográfica supuso para el interior de la península, la zona más dinámica y densamente poblada en el siglo XVI, la pérdida de su hegemonía, quedando en un segundo plano, ante una recuperación mucho más rápida y vigorosa de las zonas  periféricas (NADAL, 1988 A: 73-86; 1988 B: 39-54). "

"Nota 1: Madrid enmascara la evolución demográfica de Castilla la Nueva puesto que aunque la cifra de bautismos en esta región inicia su descenso en 1590, la población madrileña seguirá creciendo a gran ritmo  bajo el reinado de Felipe III, por la inmigración [...]"

El mundo rural: de la crisis del siglo XVII a la expansión del XVIII, Luis Javier Coronas Vida. Universidad de Burgos.

http://www.academia.edu/6054427/El_mundo_rural_de_la_crisis_del_siglo_XVII_a_la_expansi%C3%B3n_del_XVIII

 


 

la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!

#12

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

Disculpa mi ignorancia. Quién es ese Florentino del que tanto habláis?

#13

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

Pon ser superior florentino en google y sale todo lo necesario.....

la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!

#14

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

Cuánto odio a Castilla!!

#15

Re: Urgencia. España interior se desangra. Recursos e infraestructuras son necesarias.

Buenas noches, extraordinario artículo que explica con claridad y sencillez el proceso por el cual,  Castilla paso de ser potencia mundial a la más extrema postración, el autor del sensacional artículo se olvida que todo empezó un 23 de Abril de 1521, Entre paréntesis

(Las dañinas consecuencias de la costosísima y prolongada política imperial de la Monarquía constituyen, seguramente, el factor que más contribuyó al desplome económico castellano del largo siglo XVII. Aquellas fueron ubicuas, económicas, políticas y sociales, y actuaron tanto a corto como a largo plazo. Para mantener la hegemonía política y militar en Europa, y defender el patrimonio dinástico, los Austrias acrecentaron sus bases fiscales, elevando tributos y creando otros nuevos, a fin de ampliar su capacidad de endeudamiento. Por ese camino, Felipe II había acumulado deudas equivalentes, a finales del siglo XVI, al 60% del PIB español, porcentaje que debió de crecer sensiblemente, al descender este y agrandarse aquellas, al menos hasta la Paz de los Pirineos de 1659.

La Corona de Castilla soportó el grueso de una escalada fiscal que, iniciada en el último cuarto del siglo XVI, cuando la economía castellana trasponía su cénit, alcanzó el suyo en 1630-1660, coincidiendo con el fondo de la depresión. Su primer crescendo, en la década de 1570, perturbó el comercio, aumentó la fragilidad de muchas economías campesinas, acosadas por el alza de la renta de la tierra, y empobreció a las clases urbanas, cuyas subsistencias ya venían encareciéndose. Imperturbables, la nobleza y el clero, total o parcialmente exentos de cargas fiscales y partícipes en las rentas reales, siguieron ingresando hasta fin de siglo abultadas rentas territoriales y diezmos, y vendiendo sus frutos a precios crecientes, con lo que se acentuó un intenso proceso de redistribución del ingreso en contra de la mayoría de los castellanos. Cuando las cosechas cayeron abruptamente en las décadas de 1580 y 1590, descenso propiciado por un cambio climático desfavorable que se sintió en toda Europa, las vías hacia la recesión y la contracción demográfica quedaron expeditas.

Desde 1600, los perniciosos efectos de la política imperial se multiplicaron por varios caminos.

- La escalada fiscal dependió de impuestos que gravaban el tráfico comercial y el consumo, recaudados por las autoridades municipales (en 1577, aportaron la mitad de los ingresos tributarios de la Monarquía; en 1666, el 72%). En núcleos pequeños, el recurso a repartimientos, según el número de yuntas o el volumen comercializado por vecino, perjudicó singularmente a los labradores que poseían las explotaciones más productivas y orientadas al mercado. En ciudades y villas, donde las cargas tributarias tendieron a concentrarse, la proliferación de exacciones sobre el consumo, especialmente de vino, aceite y carnes, deprimieron la demanda de tales artículos, ya menguante por el descenso demográfico y la concentración en el pan del gasto en alimentos efectuado por unos consumidores con menos medios. Ello, como muestra el gráfico 2, potenció orientaciones productivas contrarias a las actividades agrícolas y ganaderas más productivas, rentables y mercantilizadas, favoreciendo el cultivo de cereales, que ganó peso relativo, y el autoconsumo. Las manufacturas urbanas, por su parte, con su demanda deprimida por el desplome de las ciudades y el empobrecimiento de sus habitantes, afrontaron, al encarecerse numerosos productos básicos, la consiguiente tendencia al alza de los salarios.

Los Austrias se apoyaron en nobles y oligarcas, relegando al mundo urbano

- La Monarquía presionó a las haciendas municipales imponiendo donativos y servicios extraordinarios con creciente frecuencia, y la compra, obligada para evitar que cayesen en otras manos, de jurisdicciones y baldíos enajenados del patrimonio real. Aquellas se endeudaron y promovieron dos arbitrios muy dañinos: el despliegue de una fiscalidad propia, añadida a la regia mediante recargos locales de los tributos que gravaban el consumo, y el arriendo o venta de notables porciones de tierras municipales, hasta entonces de aprovechamiento comunal. Lo uno avivó la escalada fiscal y lo otro, al encarecer el sostenimiento del capital animal de las explotaciones agrarias, entorpeció aún más su desenvolvimiento. Estas, pese al fuerte descenso de la renta de la tierra desde 1595 o 1600, no salieron de su postración. Ello evidencia el radical empobrecimiento de muchos campesinos, y sugiere que, si la caída de las rentas territoriales (exigidas en trigo y cebada), pese a su magnitud, guardó proporción con la del producto cerealista, estas conservaron parte de su potencial para bloquear la recuperación del cultivo durante mucho tiempo.

- La almoneda del patrimonio regio y la presión sobre las haciendas locales tuvieron otra vertiente: lograr la colaboración de la nobleza y, más aún, de las oligarquías municipales para movilizar el descomunal volumen de recursos requerido por la política imperial. A nobles e hidalgos, la Monarquía les pagó desprendiéndose de rentas, vasallos, jurisdicciones y cargos, lo que reforzó el poder señorial. A las oligarquías locales, consintiendo que aumentasen su poder político, su autonomía en asuntos fiscales y su control sobre los terrenos concejiles; así, sus miembros lograron que sus patrimonios eludiesen la escalada fiscal e, incluso, consiguieron ampliarlos con comunales privatizados.

- A cambio del apoyo de las élites, los Austrias renunciaron a ampliar su autoridad, y ello tuvo dos efectos adicionales de capital importancia.

De un lado, una fiscalidad más heterogénea y una soberanía más fragmentada, con más agentes con prerrogativas para intervenir en los mercados y los tráficos, incrementaron los costes del comercio y bloquearon la integración de los mercados en el ámbito de la corona. En este sentido, el enésimo arbitrio de los Austrias para allegar recursos, la manipulación de la moneda de vellón, que perdió toda la plata que contenía y fue sometida a bruscas alteraciones de su valor nominal, generando correlativas oscilaciones de los precios, hizo más incierto el comercio y hundió la confianza en el signo monetario.

De otro, el progresivo control de la nobleza y las oligarquías locales sobre las tierras concejiles, la mayor reserva de pastos y suelos cultivables, aumentaron su interés por el ganado lanar, especialmente desde 1640, cuando volvieron a crecer los precios de las lanas exportadas. Grupos poderosos con intereses distintos (fuese participar en el negocio ganadero o restaurar los niveles de las rentas territoriales) hallaron entonces un objetivo común: obstaculizar el acceso de los campesinos y sus arados a dicha reserva de labrantíos. Ya entrado el siglo XVIII, cuando la población castellana se fue acercando a los máximos de 1580, este frente antirroturador constituyó un freno de primer orden a la expansión del cultivo.

En suma, las múltiples y destructivas secuelas de la política exterior de los Austrias que las regiones castellanas padecieron entre 1570 y 1660, ahondaron y prolongaron la depresión, primero, y obstaculizaron después, durante décadas, la recuperación. Esa política originó una formidable succión de recursos que dañó principalmente a los labradores acomodados, los artesanos y los comerciantes, a las actividades productivas más mercantilizadas y al mundo urbano, reorientando a la economía castellana por un rumbo poco propicio para el crecimiento económico. Hacia 1700, apenas se atisbaban signos de recuperación en los campos y ciudades del interior, los más esperanzadores se habían desplazado hacia el Norte y el Mediterráneo, y el grupo de cabeza de la economía europea estaba un poco más lejos.

Este apretado recorrido por la Castilla del siglo XVII ofrece dos lecciones de actualidad. Una, que no hemos aprendido, subraya la conveniencia de mantener separados megalomanía y gasto público. La otra, que quizá aún podamos atender, concierne al reparto social del coste de las crisis económicas. La negativa de los más ricos y poderosos a soportar una parte proporcional a sus recursos, no solo atenta contra la justicia (o el bien común, en términos del siglo XVII); también deprime la economía. El incremento de la desigualdad, en solitario, no estimula el crecimiento; únicamente generaliza la pobreza. Y ambos juntos pueden alargar una recesión y bloquear por largo tiempo la recuperación posterior.)

José Antonio Sebastián Amarilla es profesor titular de Historia Económica de la Universidad Complutense

   

  

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