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España país de pandereta y genocidio

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España país de pandereta y genocidio
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España país de pandereta y genocidio
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#4921

Re: España país de pandereta y genocidio

¿Y?
#4922

Re: España país de pandereta y genocidio

No es cultura feminazi, es decencia ¿Te suena la palabra?

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#4923

Re: Unamuno y la demonización de la República española

Falso, Calvo Sotelo no fue (se escribe sin acento) el asesinado.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#4925

Re: España país de pandereta y genocidio

 
Isla del Congreso, en la que los confinados ocultaron un mensaje a Unamuno que hoy busca la Legión - Comandancia General de Melilla
UNA HISTORIA OLVIDADA

La Legión emprende la búsqueda del monumento a Unamuno erigido por deportados en Chafarinas

Jiménez de Asúa, Cossío, Vila y Casanueva homenajearon en su destierro de 1926 al viejo catedrático levantando en la isla del Congreso un túmulo bajo el que enterraron un mensaje de apoyo

PEDRO CORRALActualizado:08/12/2019 03:07hGUARDAR8

El pequeño archipiélago español de las islas Chafarinas, frente a la costa africana, ha revivido en las últimas semanas, de la mano del Ejército de Tierra, un singular capítulo de nuestra historia. Su guarnición, con efectivos del Tercio «Gran Capitán» 1.º de La Legión, ha emprendido un emotivo proyecto en reconocimiento a Miguel de Unamuno (1864-1936): la búsqueda del sencillo monumento al escritor vasco improvisado en 1926 en la isla del Congreso por cuatro deportados a Chafarinas por la dictadura de Primo de Rivera.

Quiero expresar desde el comienzo de estas líneas mi reconocimiento a la Comandancia General de Melilla, de quien depende la guarnición de Chafarinas, y a la Fundación Museo del Ejército por recoger mi propuesta de rescatar del olvido, casi un siglo después, el espontáneo monumento al autor de «San Manuel Bueno, mártir» en las inhóspitas laderas de la isla del Congreso.

Paseo de los Tristes aún se llama la calle de Chafarinas por la que los confinados paseaban mirando al mar y añorando su tierra - Comandancia General de Melilla
La Comandancia General de Melilla ha dado instrucciones a las fuerzas de la Legión que patrullan la isla del Congreso para que, sin interferir en su labor de vigilancia, adviertan del posible hallazgo de aquel olvidado monumento a Unamuno. Con ello las armas han querido honrar a las letras en aquel rincón apartado de España, cuyas vicisitudes están tan vinculadas a nuestra historia, incluida la literaria por razón de este sorprendente capítulo unamuniano.


Unamuno se encontraba en 1926 exiliado por su propia voluntad en París, después de haber sido deportado en 1924 a Fuerteventura por sus críticas a la dictadura de Primo de Rivera. Era lógico que su figura concitara la admiración de las cuatro personas a su vez deportadas a Chafarinas en mayo de 1926 por su oposición al dictador: el penalista Luis Jiménez de Asúa, el periodista y escritor Francisco de Cossío, el entonces estudiante de leyes Salvador María Vila y el escritor y ex legionario Arturo Casanueva.

Catedrático de Derecho Penal en la Universidad Central de Madrid, Luis Jiménez de Asúa (1889-1970) fue condenado por la dictadura a la pena de confinamiento y suspensión de empleo y sueldo por varios delitos, agrupados en la figura de «censuras al Gobierno», como promover un homenaje a Ganivet o provocar una protesta estudiantil contra la destitución de Unamuno de la cátedra de Griego de la Universidad de Salamanca y su sustitución por un sacerdote «indocto».

Jiménez de Asúa llega a Chafarinas a bordo del vapor «Gandía» el 5 de mayo de 1926, tres días después que Francisco de Cossío (1887-1975), director de «El Norte de Castilla», confinado por haber escrito en «La Razón», de Buenos Aires, un artículo en defensa de Santiago Alba, su jefe en las filas liberales. Cossío no dejó de ejercer de periodista en Chafarinas, escribiendo artículos para «La Libertad» sobre sus impresiones de deportado. Para Asúa, «fue el corresponsal sagaz del confinamiento».

El tercer desterrado era el abogado y escritor santanderino Arturo Casanueva (1894-1936). Antiguo legionario, reflejó en un libro singular su experiencia en el Tercio, «La ruta aventurera de la cuarta salida», editado en 1923 con una fotografía del fundador de la Legión, el general José Millán-Astray, dedicada al «legionario poeta». Casanueva fue condenado al destierro por apoyar al jefe del partido conservador, José Sánchez Guerra, en su protesta ante el cierre gubernamental del periódico «La Época».

Casanueva era un hombre original y extravagante que marchó a Chafarinas con el chapiri y la capa legionarios, que vestía al mismo tiempo que unas babuchas amarillas. Según Asúa, Casanueva era «la alegría de la isla». «Corazón noble y generoso, se hizo querer de todos», escribió. El santanderino se adueñó del único mosquitero de la isla, un tul de un color azul purísima, que hizo exclamar una noche al irónico Cossío ante el lecho del abogado santanderino: «Pero, ¿ésta es la cama de un ex legionario o el lecho de Sor Concepción?»

El cuarto compañero de destierro era el estudiante de Derecho, ya doctor en Filosofía y Letras, Salvador María Vila (1904-1936), discípulo de Unamuno, a quien Alejandro Amenábar recuerda en su última película sobre la agonía del viejo rector en la Salamanca franquista. Vila había sido detenido en la protesta ante el Ministerio de Instrucción Pública por el «robo» de la cátedra a Unamuno.

Vila, el más joven de los cuatro deportados, gozó de la atención y cuidado de sus compañeros, a la vez que disfrutaba como un niño de aquella «romántica aventura» igual que si estuviera, subrayaba Asúa, dentro de una novela de Verne o Salgari. «Todos nos esforzamos en protegerle. Cuidábamos de él como de un hijo», escribió Asúa en sus breves memorias del destierro, “Notas de un confinado” (Madrid, 1930).

Había también cuarenta marroquíes presos en la isla de Isabel II, la principal del archipiélago. El más significado era Mustafá Raisuni, bajá de Arcila, sobrino de El Raisuni, famoso cabecilla rebelde de Yebala. Comerciante de grandes recursos, tenía a su servicio a un negro robusto de su propiedad. Hizo gran amistad con Casanueva, al que prometió regalar una esclava mora, de nombre «Guarda», Rosa en castellano, según recuerda Santiago Domínguez Llosa en su artículo sobre los deportados en el número 38 de la revista «Aldaba». Raisuni aprendió a jugar al mus con los demás confinados.

El Comandante General de Melilla, General José Miguel de los Santos Granados, en visita de inspección a Chafarinas - Comandancia General de Melilla
Al frente de la guarnición de Chafarinas estaba entonces el comandante Arsenio Fuentes Cervera, al que todos los confinados apreciaban por su exquisito trato. No era raro que compartieran con él las excursiones por los islotes e incluso las partidas de mus. De hecho, la Comandancia General de Melilla, de la que siguen dependiendo las Chafarinas, luce hoy la placa que a su vuelta a la Península los confinados dedicaron al comandante Fuentes.

La guarnición del archipiélago tenía fuerzas de infantería, ingenieros, artillería, sanidad militar, intendencia y compañía de Mar de Melilla, según el «Anuario Militar» de 1926. En la isla Isabel II había un hospital militar dirigido por el capitán médico Blas Hidalgo Sánchez, con un capellán militar, Santiago Lucus Aramendía. Además en la isla de Isabel II residían algunos civiles, como los oficiales de Correos y Telégrafos; un tal Zamora, que hizo de hostelero de los deportados; y una familia de pescadores, los Curros, a quienes Cossío dedicó una tierna crónica en la edición de «La Libertad» del 20 de mayo, tachando a su patriarca, Curro, como «la tradición, la experiencia y la sabiduría de la isla».

Curro había visto pasar por la isla a los confinados cubanos y filipinos, uno de los cuales le había llegado a ofrecer cinco mil duros por facilitar su evasión. En la casa y la tiendecilla que Curro tenía en el puerto no dejaban entrar a ningún marroquí, pues así lo había jurado su mujer después de perder a un hijo en la guerra de África.

Unamuno se convierte en «el maestro» de los confinados. «Para nosotros no fue solo un recuerdo, sino un camarada: le evocábamos en nuestras pláticas, nos confortábamos con el paradigma de su vida. (…) A veces, al pasear el contorno del islote, nos creíamos asistidos por su compañía y su consejo», recordaría Asúa.

Foto del túmulo realizado en la Isla del Congreso en homenaje a Unamuno, tomada por los confinados. Bajo las piedras, oculto en un tubo de asprirnas, el mensaje con sus nombres y el de Unamuno
A los pocos días de su llegada a Chafarinas, los deportados acuerdan enviarle a Unamuno una carta «de respetuosa y tierna adhesión», que recoge literalmente Asúa en sus memorias:

«Maestro:

Cuatro hombres -que solo exhiben este título por usted exaltado- quieren enviarle, desde la isla en la que están "confinados", su adhesión y la certidumbre de que su austero proceder ha sido para nosotros ejemplar.

No nos quejamos del desafuero. Ni el periodista, ni el abogado, ni el estudiante ni el catedrático que hoy le escriben han experimentado nuevos dolores al abandonar las costas de España envilecida e indiferente. Acaso porque ese dolor por la patria querida y maltrecha estaba colmado y rebosante.

Al contrario. Estos cuatro hombres se han sentido tales al pisar las rocas de esta isla. Hoy se saben cumplidores de su deber. Hasta ahora vivieron en su país con sonrojo, aumentado por la actitud de usted, solitaria y magnífica. La persecución nos aproxima al maestro.

Quienes vivían en España una existencia intervenida y coaccionada, amordazados por una tiranía abyecta y bufa, parecen haber recobrado la libertad al ser deportados. Y si vuelven a su patria, no será con intimidación y arrepentimiento, sino con más vehementes ansias de lucha y con renovados proyectos.

Maestro: Estos cuatro confinados piensan un día escalar la despoblada isla del Congreso y apilar con sus manos piedras y tierra. Con ellas quieren elevar un pequeño obelisco en que grabarán toscamente el nombre de usted, que recuerdan cada día con superlativa admiración.

Para ofrendárselo le escriben ahora estos cuatro discípulos, que aprovecharon de su maestro la excelsa lección de dignidad".


Las Chafarinas - Comandancia General de Melilla
Isla de Isabel II - Comandancia General de Mellilla

Así se construyó el monumento

Antes de abandonar Chafarinas, la promesa de esta carta «fue cumplida con unción» en una «mañana transparente», según recuerda Asúa. Así, cruzaron en un bote el canal que separa la isla de Isabel II de la del Congreso, elegida para emplazar el monumento.

«Pasamos el puente pedregoso, y en un alto, abrigado de vientos por crestas más empinadas, hicimos un hoyo profundo. En una caja encerramos un breve trozo de papel con el nombre esclarecido de Unamuno y en homenaje de seguidores pusimos nuestros apellidos. Una teja resguardaba el envoltorio, para preservarle de la humedad terrestre. Y sobre el hueco relleno de arena apisonada apilamos piedras voluminosas. Una, de aspecto piramidal, coronó el monumento», escribió Asúa.

Los cuatro confinados, resueltos a grabar el nombre de Unamuno en una de las piedras, intentan «herir la dura materia con los toscos remedos de buril que estaban a nuestro alcance». «Tras de plurales y frustrados ensayos, hubimos de renunciar -no sin dolor- a que quedase grabado en los pedazos de roca el nombre del maestro. La prestancia moral del conmemorado dio al modesto obelisco proporciones insospechadas. El humilde montón de piedras parece, en la fotografía obtenida por nosotros, obra de dimensiones grandiosas», recuerda el penalista.

La placa de homenaje al comandante que encargaron los deportados - Comandancia General de Melilla
En su libro de memorias, «Confesiones» (Madrid, 1959), Francisco de Cossío relata la excursión a la isla del Congreso y la voluntad de los confinados de dejar allí un testimonio de su paso, pero no menciona que el improvisado monumento estuviera dedicado a Unamuno. Algo que se antoja inexplicable, dado que todos sus recuerdos destilan afecto y admiración por el viejo rector de Salamanca, pero que puede traer causa de que las memorias estén escritas tres décadas después del confinamiento.

Cossío relata cómo «el estudiante Vila tuvo la idea de que escribiéramos en un papel nuestros nombres y las fechas, y dejásemos aquello allí, resguardado por piedras, perdido para siempre, pensando que, un día, cuando nosotros no existiéramos, llegaría allí un explorador y haría el descubrimiento. Nuestro instinto de inmortalidad nos lleva a estas puerilidades».

En un tubo de aspirinas

Según escribe en «Confesiones», el papel fue guardado en un tubo de aspirina que llevaba Casanueva consigo, «en tanto que Vila elevaba con trozos de roca un pequeño obelisco, en el fondo del cual habría de colocarse aquella huella auténtica de que nosotros habíamos estado allí durante la dictadura de Primo de Rivera. De esto viven la arqueología y la historia. Pasado el tiempo, quizá los siglos, nosotros, desconocidos seres en la sucesión de las generaciones, seremos un momento, no lo que hemos sido, sino lo que nuestro descubridor quiere que seamos. Quizá unos náufragos, quizá unos viajeros curiosos, quizá unos piratas».

Destacamento de la Legión en Chafarinas al que se ha ordenado que advierta de la posible localización del monumento - Comandancia General de Melilla
Cossío decía estar seguro de que «hasta ahora nadie habrá encontrado esta referencia de nuestro paso por aquel peñón. Es posible que nunca pase nadie, y, si pasa, que no haga excavación ninguna para encontrar nada. Mas siempre este tubo de aspirina estará allí esperando a que una mano que busque tesoros lo saque a la luz».

Aquel tosco monumento no ha aparecido aún a la vista de los legionarios del Tercio «Gran Capitán» que patullan la isla del Congreso. No es descartable que el paso del tiempo haya derribado las piedras que utilizó Vila para levantarlo.

Trágicos destinos en la guerra

El 17 de mayo, con motivo del cumpleaños del Rey Alfonso XIII, los confinados fueron indultados. El día 20 llegaron a Melilla a bordo del vapor «Chafarinas» y esa misma tarde emprendieron viaje a la Península. La amistad forjada entre los cuatro confinados en aquellos días se hizo duradera, pero las vicisitudes de la vida de España los arrojaron una década después a las orillas de entonces impensables destinos, náufragos en la galerna de la patria que fue la Guerra Civil.

Figura clave del PSOE en el sexenio republicano, Jiménez de Asúa se exilió en Argentina después de la victoria franquista y murió en Buenos Aires en 1970, como presidente de la República en el exilio, sin haber podido regresar a España.

Cossío tomó partido por los sublevados y perdió a un hijo falangista en la batalla de Brunete, aunque después de la guerra no tardó en ser apartado de la dirección de «El Norte de Castilla» por sus ideas liberales.

El joven Vila, convertido ya en uno de nuestros grandes arabistas, fue detenido en 1936 por los franquistas en Salamanca y conducido a Granada, de cuya Universidad era rector, donde fue fusilado.

El aventurero Casanueva fue asesinado a finales del mismo año por unos milicianos frentepopulistas en Santander, que le hicieron pagar el haberse erigido, en cumplimiento de la legalidad republicana, en abogado defensor de unos marinos franquistas capturados.

También en la sangrienta vorágine de la guerra murió el que fuera en 1926 capellán del hospital militar de Chafarinas, el navarro Santiago Lucus Aramendía, asesinado por unos requetés que le conducían detenido a Pamplona.

Durante semanas se ha alzado, entre nuestros legionarios destacados a las órdenes de la Comandancia General de Melilla, el recuerdo del paso de estos españoles por Chafarinas. El viento del olvido y la marea del tiempo quizá derruyeron hace ya lustros el sencillo monumento que dedicaron al viejo Unamuno en la isla del Congreso. En su lugar se levanta hoy, con el callado y abnegado cumplimiento del deber por los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas que patrullan sus roquedales, el perpetuo tributo de la Nación que honra a todos sus hijos

#4926

Re: España país de pandereta y genocidio

¿Y con ese rollo qué defiendes, la pandereta o el genocidio?

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#4927

Re: España país de pandereta y genocidio

 
 
 
#4928

Re: España país de pandereta y genocidio

 
 
#4929

Re: España país de pandereta y genocidio

 
 
#4931

Re: España país de pandereta y genocidio

 
  • ESPAÑA

Nuevas críticas a la charla del etarra José Ramón López de Abetxuko en la Universidad Pública de País Vasco. La presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Marimar Blanco, ha criticado duramente que vaya"dando lecciones" a los jóvenes y ha animado a decir "basta ya de ofensas y humillaciones" a las víctimas de ETA. 
#4932

Re: España país de pandereta y genocidio

Lo que no entiendo es por qué, si está en contra de la charla, asiste a ella.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#4933

Re: España país de pandereta y genocidio

 Al Okupa Falconeti ya le empiezan a conocer por 'El Cantinflas' porque siempre está con los pantalones bajados ante los golpistas y los que quieren destruir ESPAÑA 
#4934

Re: España país de pandereta y genocidio

No sabía yo que D Eduardo tuviera su despacho donde vive toda la Izmierda corruta
#4935

Re: España país de pandereta y genocidio

 
MOMENTVS
Opinión

El Hormiguero: Mariano Rajoy y su noche más gloriosa

  • ESTHER MUCIENTES
  •  
Rajoy sigue siendo Rajoy, pero ahora es algo más Mariano. Sigue siendo el político que medía los tiempos a la perfección, el político que sabía hasta dónde llegar. El Mariano que elige al alcalde, el Rajoy al que elige el vecino.


Mariano Rajoy y Pablo Motos salen a tomar una cerveza en directo. ANTENA 3
El que diga,tal y como tenemos el panorama político actualmente, que no echa de menos a Mariano Rajoy,miente. Y no por ser Mariano Rajoy, sino porque lo que representa sí. Un político de los de antes, de los que hace un tiempo se dejaron de valorar y ahora queremos que vuelvan.Mariano Rajoy es uno de ellos, pero hay otros muchos. PeroMariano Rajoy ya no es presidente, Mariano Rajoy ahora es el vecino que elige al alcalde. Y después de un tiempo a lo suyo, a su registro de la propiedad, Mariano Rajoy ha vuelto, pero no vuelve a la política, ni vuelve al plasma, vuelve porque ha escrito un libro, Una España mejor, y como hay que hacer la promoción que corresponde, ya no hay plasma y sí mucha tele.

Anoche estuvo en El Hormiguero, pero lleva de ronda por todas las televisiones y todos los medios de comunicación desde hace varias semanas. Y Mariano Rajoy sigue siendo Mariano Rajoy, poco ha cambiado, la diferencia es que ahora no tiene reparos en recordar aquella eterna (y polémica) comida del día de su moción de censura, y tampoco le cuesta reconocer, que no recuerda si tomó chupitos o no los tomó. Recuerda que no hizo nada malo y que se lo pasó fenomenal. "¿Qué pasó en esa comida? ¿Tomaste chupitos?", le preguntóPablo Motos. Pues francamente, no me acuerdo Pablo. Es una exclusiva que te acabo de dar".


Y ya no le cuesta reconocerlo. Pues sí se lo pasó bien, se fue con "5 o 6 amigos, que podrían haber sido otros cualquiera" y disfrutó de la comida, de la sobremesa y de lo que viniera después porque "sí, yo estaba en un restaurante igual que estuve en la moción de censura que me hizo Podemos", y punto. Además, "yo ya había advertido de que no iba a estar por la tarde", y punto, otra vez.

Le da ya tan igual, que si Pablo Motos le propone salir a la calle Alcalá de Madrid e irse a un bar a tomarse una cerveza,Mariano Rajoy no sólo es que acepte, es que llega al bar, se sienta y dice, sin cortarse un pelo, me voy a tomar una cerveza como la que me tomé en la moción de censura.Ahora vas y vuelve.


Porque, aunque la entrevista dio para mucho, mucho más que ir al bar con Pablo Motos y hablar de fútbol, hay dos cosas que se nota todavía le duelen a Mariano Rajoy. Una es la moción de censura que le hizo Pedro Sánchez -porque paraMariano Rajoy quien se la hizo fue Sánchez- y otra todo lo que se dijo de aquella larga comida.

Lo primero lo dejó bien claro durante la entrevista al asegurar que hasta que no volvió Pedro Sánchez como secretario general del PSOE nadie del PSOE se había planteado hacerle una moción de censura. "Al volver Pedro Sánchez lo que el PSOE no quiso hacer, que era pactar con Bildu, ERC, se hizo y salió adelante". Lo pudo decir más alto, pero no más claro.

Lo segundo, fue aquella comida. Creo que desde que está de tourné por todos los medios de comunicación presentando su libro le han hecho la misma pregunta una y otra vez. "Tú estabas en un restaurante...", y Rajoy responde siempre lo mismo, que él estuvo en el debate de la moción de censura por la mañana, pero que por la tarde no tenía sentido estar porque era el turno del que se presentaba como candidato.

Y como no tenía que estar, pues que mejor que irse a un restaurante y disfrutar, porque sí, disfrutó, y olé sus... sí, sus cojones. "Lo único que recuerdo es que me lo pase muy bien. Pero es que hay gente que no le gusta que te lo pases bien. A mí me gusta ver a la gente feliz. Si eres positivo puedes hasta con las cosas más duras. Reír es muy importante". Sí, Mariano Rajoy anoche sí se divirtió en El Hormiguero.


No era la primera vez que estaba, ya estuvo en las últimas elecciones en las que se presentó como candidato a la presidencia; sí, las que ganó; sí, las que trajeron la moción de censura. Y también se divirtió, porque en aquella época -y no hace tanto como puede parecer-, los políticos iban a El Hormiguero y se lo pasaban bien. Ahora de eso sólo quedan recuerdos.

Así que Mariano Rajoy regresaba a El Hormiguero, pero ya no es el Mariano Rajoy, líder del PP, ni el Mariano Rajoy, candidato a la presidencia del Gobierno, ni el Mariano Rajoy, presidente de España. Ahora es, o al menos eso quiere, sersimplemente Rajoy. Suena a película nominada a cinco Goyas.

Pero es que es verdad. Simplemente Rajoy. El Mariano Rajoyque ya no está sometido a la presión de ser el presidente del Gobierno -"si eres ministro puedes descolgar el teléfono y llamar al presidente, pero el presidente sólo tiene una opción que es mirar al cielo"-, ni de los críticos, ni de "gente muy mala", ni de nada, sólo la de haber tenido "el honor" de ser presidente de España y promocionar tu libro, que, por cierto, y para el que le duela, ha escrito a mano con bolígrafo por si alguien viene a pedirle explicaciones sobre la autoría del mismo.

A Rajoy se le echa de menos porque aunque manteniendo la rivalidad y la batalla que mantienen siempre los políticos, pertenece a esa vieja escuela en la que sabe hasta dónde tirar de la manta sin descubrir lo que no debe ser descubierto. Lo que viene siendo los secretos de alcoba de la política. Minucias, porque nada de lo que no quiso contar anoche en El Hormiguero es de lo que muchos llamaríamos chicha, pero sí es lo suficiente para saber que con Rajoy hay límites que no se pueden cruzar.

Por ejemplo, en un momento de la entrevista, Pablo Motos le dijo que eligiera entre Felipe González y José María Aznar.A estas alturas, qué más le hubiera dado elegir entre uno y otro, pues no. "Paso palabra", le respondió a Motos,después de advertirle que él no había ido a El Hormigueropara abrir ningún melón. Ni melón, ni sandía, ni melocotones.

Tampoco quiso desvelar "las malas personas" que tras las elecciones de 2015 quisieron apartarle del trono del PP y ofrecieron a cuatro ministros sustituirle. "En 2015 es cierto que yo era partidario de una coalición a la alemana. El PSOE no quiso y hubo que repetir elecciones, pero por el medio hubo mucho chisgarabís de gente que se piensa que esto es... y esto es política. Y el PP no podía perder la función de gobernar. Fue gente muy mala, pero no voy a decir quién",y hasta aquí quiso leer. ¡Ay, si estuviera la Ruperta!

Ni con la corrupción, lo justito y nada más, que ése sí que es un melón que no hay que abrir, ni aunque pregunten. "Es algo que ocurrió mucho tiempo antes de mi Gobierno y nadie de mi Gobierno estaba imputado. Y espero que no vuelva a ocurrir algo así". C'était fini, que Mariano fue a hablar de su libro.

Es que hasta cuando le dio cañita brava a Pedro Sánchez, y le dio mucha anoche, Mariano Rajoy no desprende ni la inquina, ni el odio, ni la animadversión que se desprende ahora entre unos y otros. Sí, se llama moderación, pero el guantazo te lo suelta igual y duele lo mismo o incluso más. Tanto, que no sólo culpó a Sánchez de la moción de censura que acabó con su vida política, sino que le recordó que para hacer una moción de censura hay que estar seguro de que se pueda gobernar, y Sánchez, según Rajoy, "no ha hecho nada", ni sacar unos Presupuestos, que "siguen los de Montoro".


¿Y por qué no dimitió? "Si hubiera dimitido Sánchez hubiera sido elegido presidente del Gobierno. Pedro Sánchez hubiera ganado las elecciones. Luego se inventó que si yo dimitía él retiraba la moción y entonces el Rey hubiera citado a todos los partidos y hubiera salido Sánchez sin la necesidad de mayoría absoluta. Y hubiera supuesto que el PP hubiera dejado sus funciones de Gobierno por un caso de corrupción en el que no habíamos sido condenados". Él lo tiene claro, igual hay otros muchos que no nos queda tan cristalino.

Y si tiene que decirle a Sánchez que hizo mal en tirar su colchón cuando llegó a La Moncloa, pues lo dice y se queda tan chimpún: "Le hubiera ido mejor con mi colchón porque se le hubieran pegado algunas buenas cualidades". Se nota, se siente que Rajoy no siente ningún aprecio por Sánchez. De hecho, de una entrevista afable, con sus momentazos, con sus risas, con sus chascarrillos, sólo tuvo tensión cuando Rajoyhablaba de Sánchez.


Si algo quedó claro anoche, además de que Rajoy va a un bar a tomarse una cerveza tan tranquilo, que ha escrito un libro y que se lo pasó bien en su comida 'de censura', es que Sánchezno es del agrado de Mariano, ni él ni lo que está haciendo. Ni siquiera al hablar del 155 o de la corrupción del PP Rajoy se puso tan tenso como cuando le tocaba hablar de Pedro Sánchez. No lo buscó, ni fue a por él sin venir a cuento, pero cuando Pablo Motos le preguntaba, Rajoy no callaba. Ya no hace falta callar.

"El Gobierno Frankestein me parece muy mala idea. Primero, porque desconozco lo que hace el PSOE ahí. Le va ser muy difícil explicar cómo va a formar un Gobierno con unos señores a los que expulsaron. Estoy muy preocupado y me gustaría que no saliera adelante. Creo que es malo para España (...) No se puede pactar lo que sea España con un partido que sólo le importa a una parte de España". ¿A que se le entiende a la perfección? Pues esto mismo es lo que llevan intentando explicar desde que empezaron las negociaciones PSOE-ERC y nadie lo ha dicho tan claro como lo dijo anoche Rajoy. Esa es la diferencia entre lo que tenemos y lo que tuvimos. No hace falta estar de acuerdo con él, ni estar cerca siquiera ideológicamente hablando, pero al César lo que es del César y de eso quedan pocos, una especie en extinción.


Esa especie que cuenta cómo fue su última noche en Moncloa, y parece que lo que cuenta es lo que cuenta es lo más normal del mundo. Esa especie que explica las medidas que se tomaron para que España no fuera rescatado por Europa, y aunque te puedan parecer lo más terrible del mundo, entiendes lo que te está contando. Esa especie que te habla del 155 y del 1-O y te acaba contando que en una reunión con Puigdemont le preguntó si él creía que podría aprobar un referéndum y éste le contestó: "Ya, si ya lo sé que no lo vas a hacer, pero es que tampoco puedes". Esa especie que pensando en la cobardía de Puigdemont no dice ni una sola vez la palabra cobarde, pero deja claro "que no tuvo coraje". Esa especie...

"Si se hace un referéndum en cualquier lugar de España y los demás no pueden opinar, lo que se está haciendo es privar del derecho de decidir de los españoles". Pa' que vuelvas.


Rajoy sigue siendo Rajoy, pero ahora es algo más Mariano. Sigue siendo el político que medía los tiempos a la perfección, el político que sabía hasta dónde llegar en cada momento, pero ahora es el registrador de la propiedad que no tiene reparo en reconocer sus buenas sobremesas, en irse a tomar una cerveza, en reconocer que lo pasó mal, muy mal siendo presidente, pero que fue todo "un honor". El Mariano que elige al alcalde, el Rajoy al que elige el vecino.