Aquí va una reflexión sobre un tema que va a tener un impacto relevante en el mercado inmobiliario.
El Trabajo remoto
Las empresas han adaptado sus plantillas al trabajo remoto (me incluyo en este grupo). Cuando termine la pandemia, el trabajo remoto se mantendrá y seguirá creciendo porque los empresarios se están dando cuenta de que les beneficia! Va a favor de la flexibilidad de horarios, conciliación y productividad... y se ahorran en alquiler de oficinas! En mi compañía, sin ir más lejos, el CEO era reticente al trabajo remoto y adivinen... ¡ahora plantea (para después de la pandemia) semanas de 3 días en oficina y 2 en casa! Viendo la buena adaptación que está teniendo, y en contra de lo que comentaba @egoli más arriba, yo estimo que de aquí a 5-10 años se podrá trabajar en cualquier punto del globo sin preocuparte de la estabilidad porque la oferta de trabajo remoto será más que de sobra para no depender de ninguna gran urbe.
¿En qué afecta esto al precio? A parte de lo obvio, aquí va una experiencia personal... ya que hasta hace sólo 3 meses estaba buscando piso a menos de 30 minutos en transporte publico del centro de Barcelona porque tenía que ir 5 días a la semana a la oficina. Si sólo tengo que acudir 3 días (con posibilidad de reducirlo en función de mis necesidades y las de la empresa), mi radio de búsqueda tenderá a crecer para buscar algo más nuevo/amplio/cómodo por el mismo/menor precio. Es el caso de otro trabajador que acaba de reservar un piso: hasta hace meses buscaba en Poblenou (donde vive de alquiler desde hace 4 años, precios de compra rondan 300-400K) pero finalmente decide mudarse a Vilanova por 180K. ¿Motivo? El horario flexible y la posibilidad de trabajo remoto...
No es para nada el único caso en mi empresa, sino el último. Hace menos de un mes otro compañero cambió de empleo eligiendo una oportunidad 100% remota: ¡cobra sueldo de BCN centro en la periferia de Cádiz! Se dio cuenta que en su tierra, pagando lo mismo de alquiler que en BCN tenía una casa adosada en lugar de un estudio viejo y frío... ese ya no vuelve. El 22@ de Barcelona es un desierto.
Yo mismo iba a comprar y ahora ciertamente no lo veo... después de haber vivido en Madrid y Barcelona por trabajo, ahora veo claro que nada me va a volver a atar a las grandes ciudades.
Resumen: Esta modalidad de trabajo es imparable y la pandemia no ha hecho más que acelerarla a pasos de gigante... Los trabajadores han conseguido algo muy valioso que van a seguir demandando y las empresas están estudiando cómo encajarlo para seguir siendo atractivas.