¿Cómo es posible que recomienden comprar acciones de una empresa que ha perdido dinero en 2012, 2013, 2014 y el primer semestre de 2015 (está por ver si en el segundo semestre de 2015 también) y es prácticamente insolvente? Bueno, hay que saber ver más allá de los simples balances, tener visión de futuro… Claro, ¿pero no deberíamos dejar eso para los inversores profesionales y no para el accionista de a pie? ¿No resulta extraño que se pida dinero al pequeño inversor para que
salde las deudas de una máquina de perder dinero? ¿No suenan ecos de Bankia? Recordemos que Bankia recurrió a los pequeños ahorradores porque no había suficientes inversores profesionales dispuestos a arriesgar en la entidad.
A decir verdad, la empresa no tiene dinero para pagar los 3.906.000 € que se embolsaron sus administradores y directivos en 2014 (según los estados financieros del primer semestre de 2015). En cierto sentido, esa cantidad la pagarán los buenos samaritanos que acudan a la ampliación.
Pero veamos cómo se crea la ilusión de que la ampliación “es buena para el accionista“.
La ilusión
Primero se parte de un
precio de referencia, que suele ser la cotización de la acción al cierre del día anterior al del inicio de la ampliación. Esta empezó el 12 de febrero. El día anterior, la acción de FCC cerró a 6,545 €. Este es el precio de referencia.
En segundo lugar, hay que ver cuál es la
proporción de la ampliación, es decir cuántas acciones nuevas se crean en relación a las que ya existen, que pasan a llamarse “antiguas“. En el caso que nos ocupa, la proporción es 5 x 11 (
5 acciones nuevas por cada 11 antiguas). Dicho de otro modo, por cada 11 acciones existentes la empresa va emitir 5 acciones nuevas.
El tercer elemento es el
precio de emisión de las acciones nuevas. En este caso es de 6 €. O sea, la empresa ofrece acciones que antes de la ampliación valían 6,545 € por solo 6 €. El descuento, por tanto, es del 8,33%.
Esto implica que un accionista que tenga 11 acciones, podrá suscribir 5 acciones nuevas por 6 € cada una. Al pagarlas a ese precio, ganará la diferencia entre el precio de mercado y el precio pagado. Esta semana las acciones han cerrado a 6,42 €, de modo que el accionista que ya haya suscrito acciones nuevas habrá obtenido una plusvalía de 0,42 € por cada acción nueva, una ganancia del 7%.
Pura ilusión.
Cómo funciona el truco
El primer minuto del primer día de la ampliación,
el precio de la acción se ajusta en función del nuevo número de acciones que habrá en circulación una vez haya concluido la ampliación. Este precio se determina de acuerdo con la
siguiente ecuación:
Lo que el accionista tenía antes de la ampliación = Lo que tendrá después de la ampliación
O sea que el beneficio que obtendrá será igual a cero. Está
determinado de antemano.
En este caso concreto, un accionista que tuviera 11 acciones antes de la ampliación, tenía 11 x 6,545 € = 71,995 € (recordemos que el precio antes de la ampliación era de 6,545 €).
Lo que tendrá después serán 16 acciones (11 acciones que tenía más las 5 nuevas que suscribe) a un precio que todavía no sabemos, a lo que hay que restar lo que paga por esas 5 acciones nuevas, o sea 30 € (6 € por cada acción).
Así, la ecuación queda del siguiente modo:
11 x 6,545 € = (11 + 5) x Nuevo Precio – (5 x 6 €)
71,995 € = 16 x Nuevo Precio – 30 €
De aquí resulta que el
Nuevo Precio es de 6,3747 €.
Si restamos el precio de antes de la ampliación (6,545 €) y el Nuevo Precio (6,3747 €), nos da 0,1703 €. Una
pequeña pérdida provocada por el efecto dilución que supone el hecho de que haya más acciones en circulación, lo cual implica que los beneficios futuros de la empresa tendrán que repartirse entre más acciones.
Si yo tenía 11 acciones y suscribo 5 nuevas, con las 5 acciones nuevas gano, efectivamente. Lo que
gano, de modo inmediato, es la diferencia entre el Nuevo Precio y el precio que he pagado, o sea 0,3747 € por acción.
Con las 5 acciones habré ganado 1,8735 €.
Con cada acción antigua habré perdido un poquito, solo 0,1703 €, que es la diferencia entre el precio que había antes de la ampliación el Nuevo Precio. Pero
si multiplico ese poquito por 11, me da justo 1,8733 €.
En definitiva,
lo que el mago me da por un lado me lo quita por otro.
El derecho a ser compensado
Este poquito (los 0,1703 €) es también el
valor teórico del derecho de suscripción. En otras palabras, la pérdida de valor de la acción como consecuencia del incremento del número de acciones en circulación. Así, el derecho de suscripción es realidad el
derecho a ser compensado por el efecto dilución provocado por el aumento de acciones del capital social.
Si no quiero suscribir acciones, me quedaré con 11 acciones pero que valdrán menos que antes debido al efecto dilución. Si antes de la ampliación tenía 71,995 €, después mis 11 acciones valdrán 11 x Nuevo Precio = 11 x 6,3747 € = 70,1217 €. Habré perdido 1,8733 €. Para resarcirme de esa pérdida, puedo vender 11 derechos (un derecho por acción). O sea, venderé cada derecho por 1,8733 dividido por 11, que también da 0,1703 €.
Conclusión
La cuestión es que el resultado es el mismo sea cual sea el descuento ofrecido por la empresa. Si FCC hubiera ofrecido las acciones a 5 € podría haber anunciado la ampliación como algo fenomenal para el accionista, como han hecho otras muchas compañías. Y a 4 €, a 3 €, a 1 €, el resultado siempre sería el mismo. A mayor descuento, mayor ganancia con las acciones nuevas y mayor pérdida con las acciones antiguas, pero el mismo saldo cero.
Otra cosa es lo que haga el precio de las acciones en el mercado. Si suben gracias a los recursos captados en la ampliación, bastará haber comprado acciones en el mercado para sacar provecho de esa subida. Es decir,
las acciones nuevas no dan ninguna ventaja sobre las antiguas.
En realidad,
lo mejor sería que la empresa ofreciera las acciones al mismo precio al que cotizan en el mercado. El resultado sería exactamente el mismo, una ganancia cero. Pero al menos no se estaría jugando con los accionistas.