Para mí es algo fundamental; primero para saber si aplica la estrategia que persigue de modo adecuado (value investing), y segundo para saber si implementa una buena gestión (selección de títulos, ponderación, ajustes, uso de liquidez, control de riesgos...). En función de ello, será el inversor, en última instancia, quien decida cuándo, cómo y en qué ponderación lo adecúa a su cartera.
La rentabilidad en un breve período de tiempo puede ser fruto del talento del gestor o de la aleatoriedad del momento de creación de su cartera. Si la creó hace un año, y a finales del 2021 se produce cierta rotación hacia el value, automáticamente juega con ventaja frente a sus competidores, que arrastran carteras ya construidas.
Si el gestor tiene talento y lo plasma en sus fondos, sólo el tiempo lo dirá, y esto se sabrá siempre a posteriori. Mover un capital importante a una incógnita que está teniendo rendimientos muy positivos en el último año entraña un riesgo mayor del que se pueda intuir. Ojalá mantenga el ritmo y en un futuro hablemos de un referente mundial...
Utilizando un símil deportivo para que se entienda mejor, es como en la NBA cuando los prospectos universitarios despuntan en la NCAA y en base a ello los ojeadores estiman su potencial. Un jugador tal vez haya hecho una eliminatoria extraordinaria o un puñado de partidos a nivel estelar. ¿Eso lo convierte en un gran jugador para la NBA?
En unos años, cuando las franquicias lo seleccionen en base a su proyección estimada, podrá resultar un jugador competente, una estrella en ciernes, o estar de paso por la competición y acabar jugando en una liga menor.
Se podría valorar seleccionarle (entrar en su fondo), y cuando pasen unos años de competición y rodaje (al menos, 3-5 años, tal vez), valorar si renovarle con salario estrella, jugador de rol o, directamente, no renovarle. Seguiría habiendo riesgo, pero ya habría un desempeño detrás con el que poder valorar mejor el conjunto.
Pero ponerle un cheque en blanco (mover cartera) a un "jugador universitario"... es de managers arriesgados, por muy bueno que parezca, cuando hay jugadores en la liga con mayor bagaje y experiencia que han demostrado consistencia a lo largo de los años.
Al final, lo de si un gestor es alto, guapo, autocrítico o religioso..., son datos completamente extra-financieros que no deberían sustentar ninguna decisión de índole puramente financiera. Casi es peor el trato hacia el inversor, eso sí podría ser motivo de mosqueo mayor.