Re: Detenido el ex presidente de la CEOE
Gerardo Díaz Ferrán no quiere descuidar su imagen durante su estancia en prisión y ha solicitado una serie de extras, algunos de lujo para acicalarse. Debe ser que confía en que su confinamiento dure poco porque el expresidente de la patronal española y fundador del Grupo Marsans, ha solicitado a la Dirección de la cárcel madrileña de Soto del Real estar bien surtido de gomina así como una maquinilla de afeitar profesional.
Todo por un valor muy superior a los 80 euros semanales de los que pueden llegar a disponer los presos siempre y cuando sus familiares y/o amigos decidan y puedan recargar la tarjeta interna.
Según desvela D. Fernández en 20minutos, las peticiones de Díaz Ferrán, además, requieren del visto bueno de Prisiones ya que la maquinilla -valorada en 183 euros- no se encuentra disponible en el economato del centro penitenciario, que tiene maquinillas más asequibles.
Esta dedicación a su imagen contrasta con la actitud del preso durante sus primeros días de encarcelamiento por los delitos de alzamiento de bienes, blanqueo de capitales e insolvencia punible.
[Te puede interesar: Asesores fantasma: 2.500 euros al mes sin ir a trabajar]
Según relatan fuentes penitenciarias, Ferrán lo pasó mal al llegar a Soto del Real aunque ahora "come bien [tiene tres comidas diarias] y ha mejorado un poco su apariencia, aunque se queja de que su compañero de celda no le deja dormir bien".
Pero eso no será un problema porque Ferrán conoce muy bien a su compañero de fatigas, ya que comparte celda con Iván Losada, director general de Marsans y detenido en la misma operación policial.
Quien no lo está pasando tan bien es el conocido como 'liquidador'. Ángel de Cabo fue el 'socio' de Díaz Ferrán y los Ruiz Mateos en sus respectivos desmantelamientos empresariales y permanece desde su ingreso en prisión en la enfermería.
Al parecer De Cabo sufre ansiedad y se queja de problemas respiratorios. Y parece que será así por mucho tiempo ya que al 'liquidador' se le ha impuesto la fianza más alta de la historia en España. 50 millones de euros que difícilmente se podrán abonar sin dar explicaciones incómodas.