Lo de hace 10 años es debido a complejas razones políticas, entre otras. Control del IPC, pero también proteccionismo de mercado en favor de unas pocas grandes compañías preexistentes.
Lo primero, hay que tener en cuenta que en el sistema eléctrico coexisten dos modelos de retribución a empresas: el más clásico de coste+margen, y el de precio final, fijo o con variación.
El primero es el reconocido a las grandes compañías que prestan el servicio "estructural", las grandes inversiones en centrales y redes, y sometidos a regulación, para que el sistema sea suficiente y estable. Dado un "coste", siempre se les añade-reconoce un margen (topado). La perversión es que ellas son arte y parte del montaje, y dado un "coste" por un lado (el de comercialización final a tarifa), no se pondera con el "beneficio" que signfica ese mismo "coste" por el otro (el de las centrales generadoras que venden por encima de su propio coste).
Al resto de agentes, básicamente pequeños generadores en régimen especial, en principio se les impuso el modelo de precio final (fijo total, o variable según precio de mercado mayorista+prima). Este modelo impulsa optimizaciones en la gestión, como seguidores solares, aumento de placas manteniendo el límite del inversor, agrupación de parques para compartir linias de evacuación, ... Con lo que el margen inicial estimado, casi nulo, llega a ser significativo. Y claro, se les ha quitado el caramelo de la boca.
Con el modelo de "déficit" garantizado por el Estado, salen ganando aquellas compañías con fuerte músculo financiero (hoy puedo vender barato, ya que ad calendas graecas ya cobraré la diferenca, con intereses), favorece las empresas con instalaciones en producción ya amortizadas, y proporciona beneficios muy suculentos a los generadores con muy bajos costes de generación (gran hidraulica y nuclear), que se embolsan la diferencia entre su coste real y el precio efectivo de venta como beneficio extraordinario.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!