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Versos sueltos

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Versos sueltos
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Versos sueltos
Página
629 / 638
#5025

Re: Versos sueltos

Va a empezar a ser mi escritora favorita, ya lo anuncio... 

 

 

 

   TERAPIA DEL LIBRO

Leo a Santa Teresa
y rezo al poner la mesa.
Leo a Miguel de Cervantes
y me quedo como antes.
Leo a Jorge Manrique
y hago coplas con mi psique.
Leo a San Juan de la Cruz
y es hermoso el ataúd.
Leo a Nietzshe y leo a Kafka
y la razón se me casca.

Leo y leo y León Felipe!!!
ser poeta es un flipe.
Leo ensayo, leo novela,
me paso la noche en vela.
Leo poesía, teatro,
crece mi alma en un rato.

Leer es una terapia,
los que no leen están ciegos
y sordos como una tapia.

autógrafo
Belén Reyes

 

 

 

PODRÍA decir lo mismo, no tan bien dicho, pero pienso exactamente lo mismo...

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!
 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#5026

Re: Versos sueltos

.

 

AFIRMACIONES PARA LA AUTOESTIMA

Soy una tía cojonuda.
Cuando hablan los otros
me quedo muda.
Soy una tía inteligente.
Diez días y diez noches
suman veinte.
Soy una tía alucinante,
me gusta ver el culo
a quien va delante.
Soy una tía generosa,
que doy lo que no tengo
y aún me sobra.
Soy una tía super-guapa,
cuando salgo a la calle
tiembla el mapa.
Soy una tía impresionante.
Si llegaste al final...
Atrévete a olvidarme.

autógrafo
Belén Reyes

 

 

 

Me tengo que ir...

 

Lástima porque seguiría leyéndola noche y día y suman veinte...

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#5027

Re: Versos sueltos

-

  NOSTALGIA DEL PRIMER AMOR

Tu soledad de nieve reclinada, 
virginal y sencilla, en mi memoria, 
como agua fiel de fatigada noria 
viene a regar mi voz enamorada.

¡Cómo recrea el alma sosegada 
la penumbra y dulzor de aquella historia 
con resplandores de tardía gloria 
entre abejas y frutos constelada!

¡Oh, delicada llama, ardor primero 
velado en llanto y celestial mirada, 
par del trino, la fuente y la azucena!

Mírame combatido y prisionero 
volver a tu ilusión breve y tronchada 
como un temblor en la desierta arena.

autógrafo
Dionisio Ridruejo

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#5028

Re: Versos sueltos

.

  4

Al individuo con sus correas ásperas
con su boca tapiada
con su triste inmunidad
aléjalo de mí.

Hemos nacido para soles más limpios.

Y no dejes de escribir
tu fiebre por las paredes.

autógrafo
Jorge Riechmann

 

 

 

He nacido para un sol limpísimo. Sucios fuera. Y para siempre.

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#5029

Re: Versos sueltos

-

   A ITÁLICA

Éstas ya, de la edad, canas ruinas,
que aparecen en puntas desiguales,
fueron anfiteatro, y son seńales
apenas de sus fábricas divinas.

¡Oh, a cuán mísero fin, tiempo, destinas
obras que nos parecen inmortales!
Y temo, y no presumo, que mis males
así a igual fenecer los encaminas.

A este barro, que llama endureciera,
y blanco polvo humedecido atara,
¡cuánto admiró y pisó número humano!

Y ya el fausto y la pompa lisonjera
de pesadumbre tan ilustre y rara
cubre yerba, y silencio y horror vano.

autógrafo

Francisco de Rioja

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#5030

Re: Versos sueltos

Tengo sus obras completas en unos libros preciosos que me dejó mi madre...

 

 

  LA VUELTA DESEADA
  ROMANCE PRIMERO

Entre aquellos olivares
que Torreblanca domina,
Y ciñen de un lado y otro
El camino de Sevilla, 

Por un atajo atraviesa,
Para llegar más de prisa,
Una carretela verde
Con una gran baca encima; 

Toda cubierta de barro,
Tableros, muelles y viga,
De barro seco y reciente
Y de tierras muy distintas. 

Cuatro andaluces caballos
Que en torno lodo salpican,
En humo y sudor envueltos,
De ella presurosos tiran; 

Y del postillón las voces
Con que los nombra y anima,
Del látigo los chasquidos
Que los acosan y hostigan, 

El son de los cascabeles,
Y el de las ruedas que giran
Rápidas, tras sí dejando
Dos huellas no interrumpidas, 

Forman estruendo confuso,
Y que viene posta avisan
A los carros y arrieros,
Que hacia un lado se desvían. 

Dentro de la carretela
Un hombre aun joven, camina,
Que revuelve a todos lados
La desencajada vista. 

Es Vargas: alegre torna
De su patria a las delicias,
Después de vagar seis años
Emigrado en otros climas. 

Antiguos amigos halla
En cuantos objetos mira,
y en árboles, tapias, lindes,
Dulces memorias antiguas: 

Lo pasado y lo presente
Anudando va, y delira
Entre esperanzas risueñas
Y entre ya pasadas dichas.

        * * * 

Trastornos, persecuciones,
Desventuras, injusticias,
En sus más floridos años
Lo arrancaron de Sevilla, 

Abandonando riquezas,
Honores, nombre y familia,
Y dejándose allí el alma
En el pecho de Jacinta. 

Jacinta, encanto y adorno
De toda la Andalucía;
Y por sus luengas pestañas,
Por su apacible sonrisa, 

Por los graciosos hoyuelos
Que avaloran sus mejillas,
Por su cuerpo primoroso
Y por sus formas divinas, 

Por su gracia y su talento
Y su modestia expresiva,
El hechizo de los hombres,
De las mujeres la envidia. 

Diez y seis años contaba
Cuando Vargas ¡alta dicha!
Logró conmover su pecho
Y agitar su alma sencilla; 

Al par que el amable joven
Ardió en la pasión más viva,
Al mirar a una doncella
Tan inocente y tan linda. 

En sus puros corazones
Creció desde la hora misma,
Y el trato y correspondencia
Acrecentó en pocos días, 

Un primer amor de aquellos
Que las estrella combinan,
Amor que de dos personas
El destino fija. 

En los lazos de himeneo
A unirse dichosos iban,
Con el aplauso felice
De sus contentas familias, 

Cuando se alzó tronadora
La borrasca embravecida,
Que ¡infelices! confundiólos
Del infortunio en la sima.

        * * * 

Seis años ¡oh cuan eternos!
Vargas por tierras distintas
Huyó infelice, luchando
Del Destino con las iras, 

Sin encontrar de consuelo
Ni de esperanza mezquina,
Un solo sueño de noche,
Un solo rayo de día. 

Las extranjeras beldades
Estatuas le parecían;
Las ciudades opulentas
Que el orbe orgulloso admira. 

Desiertos… ¡Ay! pero puede
Feliz llamarse en sus cuitas,
Venturoso en su destierro,
Fortunado en sus desdichas. 

Creció el amor con la ausencia
En el pecho de Jacinta,
Que la distancia y el tiempo
Al que es verdadero afirman. 

De cuando en cuando se cruzan
Papeles que lo acreditan,
Cartas trazadas con llanto,
Cartas con el alma escritas.

autógrafo

Duque de Rivas

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#5031

Re: Versos sueltos

-

 LA VUELTA DESEADA
  ROMANCE SEGUNDO

Todo el mundo es mudable,
Ni el bien ni el mal son eternos:
La apacible primavera
Sigue al riguroso invierno. 

A la obscura noche el día,
Y a la borrasca, que al cielo
Empañó con densas nubes
Y asustó con rudos truenos, 

La calma serena y pura.
Así suelen a los tiempos
De desventuras y llantos,
Seguir de paz y consuelo. 

Del Rhin en la orilla helada,
Abrumado de sí mesmo,
Vargas proscripto gemía,
Su fortuna maldiciendo, 

Cuando noticias recibe
De que la patria le ha abierto
Lar, puertas... Júzgalo absorto
Ilusión de su deseo; 

Mas Jacinta se lo escribe,
Y cuanto ella dice, es cierto.
Otra carta …de la madre
De Jacinta … que al momento, 

Vuele a Sevilla, le ruega,
En donde dará Himeneo,
El día de su llegada,
A tan constante amor premio.

        * * * 

No la paloma, que presa
Llora en doloroso encierro,
Si acaso un resquicio mira,
Tiende apresurado el vuelo 

Hacia el palomar y nido,
En donde vió el sol primero;
Ni el torrente, a quien contuvo
El malecón interpuesto, 

En cuanto lo encuentra roto,
Se arroja a su antiguo lecho,
Y por él se precipita
Hacia la mar, que es su centro, 

Tan veloces como Vargas;
Corre, sin tomar resuello,
A Sevilla: los instantes,
Son Para él siglos eternos. 

Montes, llanuras, ciudades,
Ríos, Estados diversos
Atrás deja, y los caballos
De tardos acusa y lentos. 

Ya salva las altas cumbres
Del nevado Pirineo,
Y entra en España; ya escucha
La lengua de sus abuelos 

¿Qué importa? Ni un solo instante
Retarda su raudo vuelo.
Halla a cada paso amigos,
Halla intereses y deudos: 

No se para, corre, corre,
Que tiene en Sevilla puesto
Su afán, y hasta que descubra
La Giralda no hay sosiego.

        * * * 

Apenas ha quince días,
Que en las márgenes del Reno
De su Jacinta la carta
Leyó, juzgándolo sueño; 

Y los caños de Carmona
Ve a su siniestra creciendo,
Y a¡ frente la antigua puerta,
Para él la puerta del cielo. 

Cualquiera mujer que mira
En mantilla y de paseo,
Que es Jacinta que le espera,
Juzga, y le palpita el pecho. 

Al llegar se desengaña
Y en otra que ve más lejos
Jacinta fuera de casa
Está, sí, sale a su encuentro. 

Era en punto mediodía:
Entra por fin, Y Molestos
Los guardas el carruaje
Detienen corto momento. 

Los maldice y les da oro,
Por que le detengan menos:
"Corre", al potillón le grita,
Y torna a marchar de nuevo. 

Por las retorcidas calles
Echa pestes y reniegos
A cada lenta carreta.
A cada corro interpuesto, 

Que a templar el paso obliga
De los caballos ligeros,
Y anheloso a verse llega
De la ciudad en el centro. 

Oye de fúnebres cantos
El triste son desde lejos,
Se aproxima, y por la calle
Que va a tomar, un entierro 

Pasa. Con hachas de cera,
Pobres, vestidos de negro,
Van de dos en dos; los siguen
Las cofradías; a lento 

Paso un féretro se acerca,
De un blanco paño cubierto,
Con una palma, y corona
De blancas flores... ¡Agüero 

Terrible! que es de doncella
Principal y de respeto
El funeral le parece
Hierve taciturno el pueblo 

En derredor. Manda Vargas,
Turbado con tal encuentro,
Que tome por otra calle,
Al postillón. Revolviendo 

Este los caballos, torna
Por un callejón estrecho,
Y a la calle ansiada llega
Después de corto rodeo. 

Mucha gente en los balcones
Está, mostrando en sus gestos
Sorpresa de que en tal día
Llegue a la casa un viajero. 

Párase la carretela;
La puerta está abierta, yermos
El ancho portal y el patio;
Reina en la casa el silencio. 

De un salto Vargas se apea,
Corre a la escalera presto,
De ella por un lado y otro
De cera advierte un reguero 

Reciente. Veloz la sube,
Abre la mampara...¡Cielos!
Colgada está la antesala
Enreedor Con paños negros 

Enlutada una gran mesa
Mira colocada en medio,
Y en sus cuatro ángulos arden,
Sobre cuatro candeleros 

De plata, cándidas velas
Consumidas casi: el suelo
Cubren deshojadas flores,
Siemprevivas y romero. 

¡Dios!... ¡Pobre Vargas! Absorto,
Sin voz, sin alma, y en hielo
Convertido, ni respira.
Ojos cual los de un espectro 

Gira en derredor; se ahoga
Sin respiración su pecho.
Volviendo en sí un corto instante,
Oye llorar allá dentro; 

Cuando se abre lentamente
Una puerta, que al momento
Se cierra, y un sacerdote
Que por ella sale, lleno 

De lágrimas el semblante
(De dar en vano consuelo
Viene a una madre infelice),
Queda inmoble a Vargas viendo. 

Vargas lo mira, y no alienta;
Mas tras de breve silencio
Rompe al cabo, y le pregunta
Con un angustiado esfuerzo, 

«¿Dónde está?»... Quedóse helada
Su lengua. Fáltale aliento
Al turbado sacerdote,
Y con agitado aspecto 

Alza el rostro, y levantando
La diestra, señala al cielo.
Vargas le comprende; arroja
Un alarido de infierno; 

Huye veloz, la escalera
Baja delirante, ciego,
Nada ve, corre cual loco
Por las calles, y muy presto 

Desaparece. En Sevilla
La noticia cunde luego
De su llegada: le buscan
Sus amigos y sus deudos. 

Todo, todo en vano: algunos
Dan señas de que le vieron
Junto a la Torre del Oro,
Cuando el sol ya estaba puesto.

        * * * 

En un remanso, que forma
El Guadalquivir, no lejos
De Gelves, a las dos noches
Unos pescadores vieron, 

A la luz de escasa luna,
De un joven ahogado el cuerpo,
Vestido aun. Procuraron,
Compasivos, recogerlo; 

Pero al llegar con la barca,
Y al agitar con los remos
El agua, veloz corriente
Llevó el cadáver. Suspensos 

Siguiéronlo un corto rato
Con los ojos, y muy presto
Fué leve punto en las aguas,
Y de vista lo perdieron.

autógrafo

Duque de Rivas

 

 

Y no me canso de leerle...

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#5032

Re: Versos sueltos

-

Hay una brisa de inefable ruido,
que al bajar de la fresca serranía,
por anunciarme su llegada, envía
gratos perfumes de maizal florido.

Disuelta sobre el llano estremecido,
cual un extraño espíritu, me espía;
y aunque mis ojos no la ven, podría
reconocerla entre el palmar mi oído.

Como un suspiro de la selva ausente,
por disipar mis íntimas congojas,
despeinando mi sien, besa mi frente;

y a su blanda caricia femenina,
tiembla de placidez, como las hojas,
mi ser en la frescura matutina.

autógrafo

José Eustasio Rivera

 

 

Y queda diluído, va quedando...

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.