A mí me parece que no hay buscarle tres pies al gato. La ministra tiene un sueldazo, ha ahorrado lo suyo y cuando la boten del Gobierno tendrá la existencia asegurada en algún Consejo de Administración o impartiendo seminarios. Entonces, ¿para que complicar la vida de una sexagenaria que se podría jubilar mañana mismo con el dinero que tiene? Lo importante para ella no es incrementar el patrimonio, sino conservar los excedentes que producen sus rentas.
Por otra parte, me alegro de que esta señora no haya declarado que tiene 1.000 euros en una cc y ya está, sería señal de que tenemos a una ministra corrupta o bien adicta a las drogas caras (o a los trajes regaladados, que Camps en su día declaró tener sólo 900 euros...). Por otro lado, hay que preguntarse si es moral que un político cobre los suficiente para manejar al final de su vida laboral una fortuna como esta. Quizás no sea moral pero sí recomendable para que no se preocupen por choricear en el erario público, visto lo visto.
Saludos.