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Seguimiento y reacciones a las elecciones USA

22 respuestas
Seguimiento y reacciones a las elecciones USA
Seguimiento y reacciones a las elecciones USA
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#1

Seguimiento y reacciones a las elecciones USA

Hola amigos,
 realmente creeis que la volatilidad por las elecciones usa estea justificada o es un efecto mediatico para que los pequeños vendamos todo ahora por panico y las manos fuertes se forren con la subida?

#2

Re: Seguimiento y reacciones a las elecciones USA

Hola monlix, la verdad que en mi opinión la volatilidad es un tema bastante inherente a cualquier movimiento político importante, y los sistemas de información y los medios de comunicación alimentan esa situación porque resulta muy rentable. Desde luego en momentos así es cuando las manos fuertes se frotan las manos porque lo queramos o no, cuentan con mucha más información que el resto. 

Ahora mismo esta en juego el Estado de Florida, que podría ser determinante ya que si lo gana Trump, la ventaja que tiene Clinton se reduciría mucho. 

Te dejo un post muy interesante para todos aquellos que quieran saber más exactamente sobre que efectos esta teniendo en los mercados y cuales puede tener en función de que candidato gane:

¿Está descontando el mercado la victoria de Trump? ¿Sabes qué sectores pueden hacerlo mejor?

Un saludo.

#3

Re: Seguimiento y reacciones a las elecciones USA

Gracias :-)

#4

Re: Seguimiento y reacciones a las elecciones USA

Sin meterme en políticas, yo conozco poco del señor Trump, pero por lo que nos llega, esta bastante contaminada la información.
no es buen@s contra mal@s esto
ambos tendrán sus virtudes y sus defectos
S2

#5

Re: Seguimiento y reacciones a las elecciones USA

Buenos días,
Ohio manda :o

#6

Re: Seguimiento y reacciones a las elecciones USA

volatilidad a tope

#7

Re: Seguimiento y reacciones a las elecciones USA

y si Trump lo que quiere es conseguir una América mas fuerte, porque pensais en caídas en sus índices

#8

“El impacto de las elecciones en los mercados en cinco gráficos”

Análisis de Capital Group

“El impacto de las elecciones en los mercados en cinco gráficos”
¿En qué medida influyen las elecciones en el mercado de valores y las rentabilidades de las carteras de inversión? ¿Deberían tener importancia alguna los inversores a largo plazo? Los inversores y los profesionales financieros se plantean estas cuestiones, ya que el 3 de noviembre, fecha de los próximos comicios en EE.UU., está cada vez más cerca. Para tratar de hallar respuestas, hemos analizado datos recopilados durante más de 85 años y hemos identificado 5 efectos que tienen las elecciones en los mercados y en el comportamiento de los inversores.
Para envidia de los mejores sondeos electorales, existe una sencilla métrica del mercado de valores que ha logrado predecir el ganador de 20 de las 23 elecciones presidenciales celebradas desde 1936 en EE.UU. Cuando el índice S&P 500 muestra una tendencia al alza durante los tres meses previos a la jornada electoral, el partido del presidente en funciones suele ganar. Si los mercados muestran una tendencia bajista durante ese periodo, es la oposición la que suele alzarse con la victoria.
¿Y esto por qué ocurre? Este fenómeno se debe a que la renta variable acusa la incertidumbre, incluso aquella que genera el horizonte electoral, y su precio aumenta.
Por el contrario, en épocas en las que el mercado y la economía gozan de estabilidad, no hay tantos motivos para exigir un cambio de líderes políticos. En esos años, puede que los precios del mercado no se vean afectados por la incertidumbre, de forma que las acciones suelen tender al alza y seguir afianzando las posibilidades de reelección del partido del presidente.
No obstante, cuando el panorama político y económico presenta más dificultades, es más probable que gane la oposición. El mercado anticipa la incertidumbre que rodea los resultados electorales y los posibles cambios legislativos, lo que puede derivar en un aumento de la volatilidad.
¿Qué implica esto en 2020? A fecha del 15 de septiembre, el índice S&P 500 se situaba por encima del 3% desde el 3 de agosto (3 meses antes de la jornada electoral) y había subido al 5% en lo que va de año. En circunstancias normales, esta situación habría favorecido al presidente en el cargo; pero el inestable panorama económico actual no se asemeja a nada conocido. Desde 1912, solo en una ocasión se ha reelegido al presidente con la previsión de una recesión en un plazo de dos años tras las elecciones. Aunque esta tendencia resulta interesante, los inversores no deberían basarse en ella para medir el pulso del mercado. Desde un punto de vista histórico, independientemente de que el ocupante de la Casa Blanca gane o pierda las elecciones, la volatilidad suele ser pasajera y dar paso rápidamente al alza de los mercados.
Una de las cuestiones que más preocupan a los inversores en el ciclo electoral en curso es la posibilidad de que los demócratas se alcen con una victoria aplastante que los lleve a ocupar la Casa Blanca y a hacerse con el control del Congreso. Muchos opinan que la denominada «ola azul» tumbará políticas como la desregularización o conllevará la derogación de la ley de recortes fiscales y empleo (Tax Cuts and Jobs Act) de 2017. Si bien es cierto que el cambio de partido en el Gobierno suele implicar la aplicación de su propia agenda política, considerar que esto puede derivar en una bajada considerable del precio de las acciones puede que sea un enfoque excesivamente simplista dadas las complejidades de los mercados.
La historia revela que las acciones han prosperado fuera cual fuera la composición del Congreso. En 42 de los años transcurridos desde 1933 hasta la elaboración de este análisis, el mismo partido controlaba la Casa Blanca y ambas cámaras del Congreso. En esos periodos, los mercados cosecharon resultados que, de media, alcanzaban los dos dígitos. Estos rendimientos son casi idénticos a la media de los beneficios obtenidos en los años en los que el Congreso se encontraba dividido entre los principales partidos. Tradicionalmente, se ha dado una situación «menos favorable» para el mercado cuando la oposición controlaba el Congreso; pero incluso en ese caso los rendimientos gozaban de una media estable del 7,4%.
¿Qué implica esto en 2020? Casi con toda probabilidad, los resultados electorales de este año supondrán la victoria de la «ola azul» bajo la forma de un Gobierno homogéneo, o bien la división del Congreso, ya sea con Trump o con Biden a la cabeza. Aunque las votaciones dividan a los votantes, los inversores deben sentirse aliviados ante el hecho de que, históricamente, la renta variable ha cosechado un buen rendimiento en ambos casos.
 
Aunque la política polarice y pueda evocar emociones intensas, los inversores deben hacer oídos sordos y centrarse en el largo plazo. Esta recomendación se debe a que, desde un punto de vista histórico, las elecciones no han marcado ninguna diferencia en cuanto a los beneficios de las inversiones a largo plazo.
En lo relativo al mercado de acciones, que uno u otro partido ocupe el poder tampoco ha supuesto una gran diferencia. En los últimos 85 años, EE.UU. ha tenido 7 presidentes republicanos y 7 demócratas, y la tendencia del mercado ha sido siempre generalmente alcista. Por eso, más que preocuparse por los resultados electorales, los inversores deben centrarse en mantener la inversión.
¿Qué implica esto en 2020? Hay quien afirma que las elecciones de 2020 son las más importantes de esta era. Aunque, a decir verdad, esto se dicho ya de otros comicios en el pasado y se dirá nuevamente en el futuro. Si bien este año está siendo único en innumerables sentidos, los datos de ciclos electorales anteriores revelan que otras campañas tampoco han estado exentas de controversias ni incertidumbres. Y, en todos y cada uno de esos casos, el mercado se ha mostrado firme. Mantener un enfoque a largo plazo podría garantizar una posición fructífera en el futuro e independiente de los resultados de los comicios.
Es muy difícil ser inmune a los mensajes negativos que inundan la actualidad electoral, así que es natural que la retórica de las campañas políticas haga aflorar las emociones. Es cierto que los datos indican que las elecciones han influido de forma patente en el comportamiento de los inversores, pero es importante que no se dejen llevar por el pesimismo y abandonen sus planes de inversión a largo plazo.
Los inversores estadounidenses han incorporado un volumen mucho mayor de activos de renta fija (que siempre han sido uno de los vehículos de inversión de menor riesgo) a los fondos del mercado monetario durante los años electorales. Por el contrario, los fondos de renta variable han experimentado las mayores entradas de capitales netos en el año inmediatamente posterior al de las elecciones.
Este fenómeno sugiere que los inversores pretenden minimizar el riesgo durante los años electorales y que esperan a que remita la incertidumbre por completo antes de reconsiderar activos de mayor riesgo, como los de renta variable. No obstante, la sincronización con el mercado no suele ser la estrategia que mayores beneficios reporta. Además, puede perjudicar enormemente los rendimientos de las carteras.
¿Qué implica esto en 2020? Esta tendencia se ha acelerado en 2020. Hasta el 31 de julio, los flujos netos de capital del mercado monetario aumentaron en 546.000 millones de USD, mientras que los flujos netos de los fondos de renta variable disminuyeron en 36.000 millones de USD. Naturalmente, la recesión derivada de la pandemia es lo que ha propiciado la aversión al riesgo de los inversores, no las elecciones. Aun así, los fondos de renta variable experimentaron sus mayores salidas de capital mensuales en julio, lo que indica que los inversores adoptaron una posición conservadora en previsión de las elecciones.
¿Cuál ha sido la mejor estrategia de inversión en los años electorales? Desde luego no ha sido mantenerse al margen.
Para ratificar esta idea, hemos analizado los diferentes enfoques de tres inversores hipotéticos. A continuación, hemos calculado el valor total que habría acumulado cada cartera tras un periodo de participación de 4 años en cada uno de los 22 últimos ciclos electorales.
El inversor que se mantuvo al margen obtuvo los peores resultados en 16 de los 22 ciclos y solo obtuvo los mejores resultados en 3 de ellos. Por su parte, el inversor que lo invirtió todo y el que realizó contribuciones mensuales durante estos ciclos electorales se encuentran en las primeras posiciones. Los balances de las carteras de estos últimos inversores se situaron en una media superior durante todo el periodo, y sus rendimientos superaron con más frecuencia a los del inversor que se aferró al efectivo durante más tiempo. Estos son los resultados relativos a periodos de inversión de cuatro años, pero la divergencia habría sido aún mayor en periodos más largos.
Mantenerse fiel a un plan razonable de inversión a largo plazo basado en objetivos individuales suele ser lo más recomendable. Da igual que la estrategia consista en mantener una inversión total durante todo el año o invertir mediante contribuciones periódicas, lo importante es que los inversores no deben modificar sus planes respecto al mercado debido al panorama político. Dado que esta es una práctica común en el entorno de inversión, la clave es no distraerse con el ruido pasajero y centrarse en los objetivos a largo plazo.
¿Qué implica esto en 2020? Es demasiado pronto para saber qué impacto tendrá la huida al efectivo de este año en los rendimientos a largo plazo de las carteras. No obstante, el índice S&P 500 ha experimentado un gran repunte hasta el 5% desde el mínimo de marzo, y las ventas de renta variable neta se han mantenido estables durante el año. Por esto, se puede afirmar con certeza que hay inversores que se han quedado al margen en previsión de las elecciones de noviembre y no se han beneficiado, al menos en parte, de la remontada de la renta variable.
#9

Análisis del debate electoral

Comentario de Stephanie Kelly, economista política de Aberdeen Standard Investments, con su visión tras el debate electoral en Estados Unidos ayer entre los dos candidatos a la presidencia.
 
Se ha derramado mucha tinta esta mañana sobre el díscolo primer debate presidencial de anoche, pero creo que no ha supuesto ningún cambio en particular para los inversores. Las expectativas y las encuestas sólo habrían cambiado por una pobre actuación de Biden, que hubiera amenazado su ventaja.
 
Eso no sucedió - fue un debate desordenado y agresivo con insultos y un lenguaje que desafía las normas, pero Biden no parece haber salido particularmente mal parado y se las arregló para asestar unos cuantos golpes a Trump, que estaba en una posición particularmente ardiente. En todo caso, lo que me sorprendió al ver algunas partes fue que Trump casi le compró tiempo a Biden cuando tuvo problemas para encontrar palabras (una debilidad clave de Biden) porque estaba muy ansioso por hablar por encima de él. Así que mucho ruido, pero ninguna señal real para los inversores.

El estilo particularmente agresivo de Trump anoche podría funcionar entre algunos segmentos de su base electoral, pero sus menos comprometidos votantes de 2016, como los independientes y las mujeres de los suburbios, podrían no estar tan entusiasmados. Las encuestas iniciales post-debate han mostrado a Biden como el ganador, pero será interesante obtener una reacción más amplia de los grupos demográficos.
#10

Análisis Vontobel sobre las elecciones USA

Análisis de Sandrine Perret, Senior Economist de Vontobel Wealth Management
Estos son los puntos más destacados:
  • Se espera una alta volatilidad del mercado hasta el resultado de las elecciones en los Estados Unidos
  • Falta de compromiso fiscal debido a la negociación con la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader
  • El reemplazo de Ginsburg corre el riesgo de hacer mella en la actividad económica en el cuarto trimester
  • Un " Arrastre Democrata" tendría el impacto más negativo en los activos de riesgo pero beneficiaría a las empresas de servicios públicos y de energía removable
  • Un triunfo de Trump desencadenaría un rally de alivio en la renta variable y beneficiaría aún más a las grandes empresas de tecnología, salud y servicios de comunicación.
 

Se espera una alta volatilidad hasta los resultados de las elecciones en EE.UU.
Desde la desafortunada intervención de Richard Nixon contra John F. Kennedy en 1960, los debates televisivos han sido una parte vital de las campañas presidenciales de Estados Unidos. En este contexto, el debate de ayer no fue una excepción y representó el primer espectáculo público desde que Donald Trump y Joe Biden lanzaron sus respectivas campañas. Cuando sólo faltan poco más de cuatro semanas para el gran día, ambos partidos estaban presionados para dar lo mejor de sí mismos.
La crisis económica de la COVID-19 seguirá dominando los debates
Como suele ocurrir con la política, las elecciones de EE.UU. tendrán un impacto limitado en la economía del país a corto plazo, ya que la agenda del ganador suele tardar meses, si no años, en ponerse en práctica. Además, sabemos que las políticas y decisiones finales de un gobierno raramente se acercan al programa de la campaña. Dicho esto, las elecciones de 2020 se están celebrando en tiempos sin precedentes, ya que somos testigos de una combinación de una pandemia mundial, una de las recesiones más profundas de la historia moderna y protestas sociales y raciales internas. El reciente fallecimiento de la Jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg inició una batalla política para reemplazarla antes de los comicios. Está consumiendo un tiempo precioso en el Senado, lejos de acordar un nuevo y muy necesario paquete fiscal, retrasando las prestaciones de desempleo adicionales para millones de ciudadanos en condiciones precarias. Aquí la incertidumbre política está teniendo un impacto directo en la recuperación de la crisis de COVID-19 y, en nuestra opinión, la falta de compromiso fiscal hará mella en la actividad del cuarto trimestre.

Los escenarios más extremos tendrán serán los que más impacten en el mercado

A diferencia de lo que ocurre en la economía,  los mercados son mucho más rápidos en digerir los cambios políticos. Si bien existen múltiples escenarios posibles, creemos que los inversores deberían centrarse en los tres más extremos, ya que es probable que éstos generen el impacto positivo o negativo más pronunciado en los mercados.

Consideramos que el hecho de que Joe Biden gobierne desde el Despacho Oval y que los demócratas se aseguren las dos cámaras del Congreso con él es lo que impactaría a la renta variable de forma más negativa en el corto plazo. Este "barrido demócrata", actualmente el escenario más probable, le daría a Biden el poder legislativo para aumentar los impuestos y la regulación de las empresas, lo que probablemente afectaría negativamente a sectores como las grandes empresas de tecnología, financieras y de salud. Su plan de invertir en grandes infraestructuras ecológicas y energía limpia probablemente beneficiaría a las empresas de servicios públicos, mientras que su objetivo de abordar el cambio climático y fortalecer la reglamentación ambiental reorientaría la inversión de los sectores orientados a los combustibles fósiles hacia las tecnologías de energía renovable. En cuanto a los bonos del tesoro, un déficit fiscal cada vez más profundo con Biden impulsaría su rendimiento, aunque creemos que el temor a cambios inmediatos de política y el cambio en los flujos desde la renta variable a la deuda limitaría los movimientos bruscos en las rentabilidades. Además, la potencia de fuego de la Reserva Federal domina la trayectoria de los rendimientos.
¿Qué pasa si Biden gana pero se enfrenta a un Congreso dividido? La mayor parte de su agenda legislativa no sería implementable. Aquí el sentimiento del mercado es probable que torne a posturas neutrales o ligeramente positivas, ya que las continuas peleas políticas en el Congreso equilibrarían una postura más suave en el comercio exterior y la cooperación internacional que surja de la Casa Blanca.

El último desenlace implica que Trump se asegure cuatro años más en la Casa Blanca con un Congreso dividido y la continuación de las políticas actuales, algo que beneficiaría a la renta variable. Los activos de riesgo probablemente gozarían de un repunte de alivio dada la esperada continuación del actual régimen fiscal y las leves regulaciones domésticas. Las grandes compañías de tecnología, las empresas de salud y los servicios de comunicación podrían ser los ganadores (todos los sectores que particularmente disfrutaron de las políticas anteriores de Donald Trump). En el lado negativo, la dura retórica de Trump sobre la política exterior y las posiciones anti-comerciales seguirán siendo claves para el mercado y un riesgo global durante su segundo mandato. En 20019 hemos visto cómo el anuncio de los aranceles comerciales ha cambiado radicalmente el sentimiento negativo. Los nuevos tendrían aparentemente el mismo impacto.

Como se demostró en la carrera de 2016, cuanto mayor fuera la incertidumbre sobre los resultados de las elecciones, mayor sería la reacción del mercado por la victoria de cualquiera de los candidatos y las políticas esperadas. Una clara ventaja en los sondeos de opinión para un escenario específico hasta la noche de las elecciones probablemente haría que los analistas políticos y, por tanto, el mercado valoraran el resultado de forma justa. Pero cinco semanas es mucho tiempo en una campaña electoral, más aún en el contexto de una pandemia mundial y la votación por correo que puede retrasar los resultados. Hasta que sepamos con certeza el resultado permanecerá la  volatilidad.

This is the personal opinion of the author and does not necessarily reflect the opinion of Vontobel Wealth Management.
#11

El cambio político en EE.UU.: ¿radical o gradual? Análisis de Capital Group

El cambio político en EE.UU.: ¿radical o gradual?
A pocas semanas de las decisivas elecciones de EE.UU., hay algo que cada vez está más claro: se avecinan profundos cambios políticos, sea quien sea el candidato presidencial que se haga con la victoria.

Algunas cuestiones críticas, como la desigualdad económica y el incremento de los costes de la atención sanitaria, han llegado a un punto álgido que exige que tanto demócratas como republicanos ofrezcan soluciones que habrían sido políticamente indefendibles tan solo unos años atrás. A mi juicio, lo imprescindible es preguntarse a qué velocidad se producirán estos cambios políticos, si se darán de forma radical o gradual y cómo afectarán a la economía y los mercados estadounidenses.

Con esto en mente, no hace mucho que un equipo de investigación multidisciplinar de Capital Group ha analizado exhaustivamente estas cuestiones. Entre sus conclusiones iniciales se encuentran las siguientes:

• En el manido conflicto entre propiedad y trabajo, la balanza política parece inclinarse hacia el trabajo, si bien es posible que esta tendencia no sea tan pronunciada como los inversores prevén. Aunque el brote de COVID-19 ha puesto de relieve el acentuado desequilibrio social, existen numerosas corrientes que pueden frenar esta tendencia y que probablemente lo hagan.

• Algunas cuestiones clave, como la asequibilidad de la asistencia sanitaria, el aumento de los salarios y la necesidad de abordar el deterioro de las infraestructuras nacionales, no solo atañen a la izquierda estadounidense. Es más que probable que la derecha también aborde estos temas, aunque lo hará mediante herramientas políticas totalmente diferentes.

• Ambos partidos han pasado el Rubicón del conservadurismo fiscal durante los meses de pandemia. Independientemente del partido que ostente el poder, es casi seguro que el gasto deficitario continuará creciendo. No obstante, el partido de la oposición podría optar por una vuelta a la restricción presupuestaria después de las elecciones del 3 de noviembre.

Tres áreas de acuerdo

Recuperación económica tras la pandemia de coronavirus. Si no se controla la COVID-19 y no se encuentra una vacuna que pueda acabar con la pandemia, la agenda legislativa para 2021 se centrará en la recuperación económica. En función de cómo evolucione la pandemia, es posible que se propongan nuevos proyectos de ley para estimular la economía, así como medidas fiscales y monetarias a tal efecto. Las características políticas se han desdibujado hasta tal punto que, en abril, un senador de Partido Republicano propuso que el Gobierno federal cubriese hasta el 80 % de los sueldos de todos aquellos empleados de negocios estadounidenses que se hubiesen visto afectados por los confinamientos impuestos por cada estado. Es posible que sigamos escuchando enfoques poco convencionales si se produce una nueva ola de COVID-19 el año que viene.
Tensiones comerciales entre EE.UU. y China. Aunque una gran parte de la opinión popular considera que el presidente Trump inició el conflicto, las tensiones comerciales entre EE.UU. y China no van a desaparecer por arte de magia si Biden llega al poder. En Washington existe un consenso bipartidista cada vez más extendido que ve las tensas relaciones entre EE.UU. y China como una realidad a largo plazo, que influirá en las decisiones comerciales y de política exterior durante muchos años. Un área de acuerdo común es la necesidad de establecer más medidas de protección de la propiedad intelectual, por lo que es probable que represente una de las principales prioridades tanto en un Gobierno demócrata como republicano.
Normativas sobre la tecnología. Ambos partidos han expresado su frustración acerca de las grandes compañías tecnológicas, lo que aumenta la posibilidad de que se tomen acciones antimonopolistas, se introduzcan normativas más estrictas y se lleve a cabo un seguimiento más minucioso en las áreas de protección de la privacidad y omisión de puntos de vista políticos. Es más probable que un Gobierno progresista esté más predispuesto a poner fin a lo que se ve como varios monopolios tecnológicos, pero hay quienes creen que este movimiento podría provenir de ambos lados de la esfera política.
Cuatro áreas de desacuerdo
Política fiscal. La fiscalidad es sin duda alguna el mayor punto de desencuentro. Mientras que los demócratas proponen un aumento de los impuestos sobre las rentas más elevadas y las compañías más acaudaladas, así como una subida del impuesto sobre las plusvalías, los republicanos defienden una reducción de los impuestos más pronunciada en consonancia con la ley Tax Cuts and Jobs Act de 2017. Asimismo, las fuerzas políticas progresistas apoyan una subida del salario mínimo federal, mientras que es posible que los conservadores se inclinen por limitar la migración laboral de trabajadores peor pagados a fin de mejorar los salarios de los empleados.
Educación. Los intentos por solucionar la desigualdad en el campo de la educación son sumamente partidistas, por lo que es probable que observemos políticas totalmente opuestas en función de si la Administración cae en manos de los demócratas o los republicanos. Un Gobierno conservador favorecería las iniciativas a favor de elección de centro escolar y reduciría la influencia de los sindicatos de profesores. A su vez, un Gobierno progresista probablemente promovería el aumento de la inversión en las escuelas públicas, el desarrollo de la educación infantil y ayudas para paliar la deuda estudiantil.
Inmigración. La política migratoria, una de las cuestiones más partidistas, experimentaría un cambio importante si los demócratas controlan la Casa Blanca y el Senado. De ser ese el caso, el proceso para la obtención de la ciudadanía podría simplificarse para los 11 millones de inmigrantes sin documentación que se estima que viven en los EE.UU., además de robustecer la protección para los solicitantes de asilo. Si la Administración sigue en manos de los republicanos, es probable que continúen incrementando la seguridad fronteriza y que traten de limitar la migración laboral de trabajadores peor pagados.
Tribunal Supremo. El fallecimiento de la jueza del Tribunal Supremo Ruth Bader Ginsburg ha puesto sobre la mesa una nueva circunstancia que podría cambiar significativamente la dinámica de las elecciones. El nombramiento del nuevo miembro del Tribunal Supremo será una cuestión definitoria a medida que se acercan las últimas semanas del periodo electoral de 2020.
 Implicaciones para la inversión

Renta variable. Los mercados de renta variable probablemente se seguirán beneficiando de un entorno de tipos de interés bajos en cualquiera de los posibles cuatro escenarios electorales: Trump gana las elecciones y el Senado permanece bajo control republicano; Trump gana las elecciones pero los demócratas se hacen con el Senado; Biden gana las elecciones y los demócratas toman el control del Senado; o Biden gana las elecciones pero los republicanos conservan el control del Senado. Las acciones orientadas al crecimiento son especialmente atractivas debido a los tipos a mínimos históricos. Sin embargo, esperamos que se produzcan periodos de extrema volatilidad debido a la incertidumbre económica, que en un principio animó a los bancos centrales a seguir políticas de tipo de interés cero y tipos negativos.
Renta fija. Es probable que los bonos del Tesoro estadounidense a diez años permanezcan en el rango del 0,5% al 1,5% en tres de los cuatro escenarios. Sin embargo, si Biden entra en la Casa Blanca y los demócratas se hacen con el Senado (el escenario conocido como «ola azul»), la situación sería diferente. Si este fuera el caso, los bonos podrían subir (del 1,5% al 2%), ya que la Administración demócrata tendría más facilidades para implementar su agenda política, lo que impulsaría a su vez el crecimiento de la economía estadounidense.
Repercusiones sectoriales. A grandes rasgos, entre los sectores y las compañías que pueden beneficiarse del importante cambio político que traería consigo la «ola azul» se encuentran a las compañías de seguros médicos, las compañías centradas en el medio ambiente (energía solar, eólica, eléctrica, etc.), las tiendas minoristas de descuentos y las pequeñas firmas tecnológicas. Por el contrario, un Gobierno conservador ofrecería un entorno relativamente más favorable para las compañías farmacéuticas, los fabricantes con sede en EE.UU. y el sector energético.
Dicho esto, es importante recordar que efectuar previsiones para los mercados en función de pronósticos electorales siempre resulta muy complejo. La historia ha demostrado que a los inversores a largo plazo les va mejor si mantienen sus inversiones incluso durante épocas de gran volatilidad política, ya que los mercados tienden a mantener su poder hasta en los periodos electorales más agitados.

#12

Claves últimas semanas elecciones

Aquí un análisis de Aberdeen sobre las claves de las últimas semanas

Claves para seguir la recta final de las elecciones en EE.UU.
A sólo dos semanas para las elecciones, destacamos la evolución de los sondeos para la presidencia y el senado del país. También hacemos referencia a las diferencias entre las elecciones de 2016 y 2020 y exploramos los riesgos actuales para el favorito Joe Biden. Una semana es mucho tiempo en la política y todavía nos quedan dos.

En estos momentos, la impresionante ventaja de Biden se mantiene e incluso ha aumentado ligeramente en la última semana. Ahora lidera por 11 puntos en las encuestas nacionales y está adelante en cada estado en nuestro rastreador por al menos 3 puntos.
 
Tabla 1: Monitor de las elecciones EE.UU.        
 
Fuente: Aberdeen Standard Investments, Fiverthirtyeight.com (a 19/10/2020),
 
Gráfico 1: La ventaja de Biden se extiende en las encuestas nacionales
 
 
 Source: Fiverthirtyeight.com (a 19/10/2020)
 
Mientras tanto, las elecciones al Senado siguen mostrando cifras prometedoras para los Demócratas y son consistentes  con nuestro escenario base que establece una victoria demócrata.
 
Creemos que en Carolina del Norte, a pesar de que el candidato demócrata se enfrentó a acusaciones de engaño, el escándalo no ha sido suficiente para inclinar la carrera a favor del candidato republicano hasta ahora. Mientras tanto, Georgia está ahora codificada en color amarillo para reflejar la incertidumbre de las elecciones especiales, en las que es probable que se celebre una segunda s vuelta en enero. 
 
Tabla 2: Monitor de la carrera al Senado

Escaños en riesgo para los demócratas
Alabama: Se espera que el demócrata Jones pierda su escaño frente al candidato Tuberman, con una ventaja de 15 puntos en las últimas encuestas.
Escaños más orientados al lado demócrata
Michigan: El demócrata Gary Peters le gana al republicano John James por 6 puntos, aunque con una encuesta atípica. Vale la pena señalar que Michigan es un estado indeciso: si Biden gana el voto en Michigan, esperamos un senador demócrata.
Colorado: Señalar que Trump perdió en 2016. El conocido demócrata Hickenlooper va por delante del representante Gardner por 12 puntos en las últimas encuestas.
Escaños indecisos para los republicanos
Arizona: El demócrata Kelly vence al republicano McSally en las encuestas por 8-9 puntos.
Maine: Trump perdió Maine en 2020 y recientemente se confirmó que Sarah Gideon era la candidata preferida de los demócratas y está 5 puntos por delante de la republicana Susan Collins, aunque las encuestas son volátiles.
Montana: Steve Bullock (Gobernador Demócrata) entró en la carrera en el último minuto y se está beneficiando de la respuesta al coronavirus y de la alta popularidad general. Sin embargo, está compitiendo codo a codo con el republicano, Daines.
Carolina del Norte - Este es otro estado indeciso en las elecciones presidenciales. El demócrata Cunningham tiene una ventaja de 6 puntos sobre el republicano Tillis en las encuestas...
Escaños más orientados al lado republicano
Georgia: Dos escaños para la reelección. Cuando los dos asientos del Senado de un estado están en la papeleta al mismo tiempo, casi siempre van de la misma manera. La última vez que se  produjo una de estas situaciones fue en 1966.
Trump ganó a Georgia por 5 puntos en 2016. Esto fue un descenso desde la victoria de Romney por 8 puntos en 2012 y más aún desde los resultados anteriores. La participación de los votantes negros es clave ya que constituyen el 31% del electorado en Georgia.
Uno de los escaños es una elección especial y no hay primarias, por lo que cuatro candidatos estarán en la primera votación antes de la segunda vuelta, lo que hace que la votación sea difícil, pero el demócrata Warnock lidera el grupo por un amplio margen. El otro escaño, el republicano Perdue y el demócrata Ossoff están cabeza a cabeza con números bastante erráticos.
Iowa: El demócrata Greenfield aventaja en las últimas encuestas por 4 puntos al republicano Ernst.
Kansas: El republicano Roger Marshall y la demócrata Barbara Boiler han sido confirmados como los nominados en esta carrera. Boiler era republicana hasta que cambió de partido en 2018. Las encuestas tienen a los dos candidatos muy igualados con cifras muy volátiles de una encuesta a otra.
Carolina del Sur: Este estado ha estado en disputa en las últimas semanas. El republicano Lindsey Graham está defendiendo su puesto contra el demócrata Jaime Harrison que ha tenido un gran éxito en la recaudación de fondos. Las encuestas sugieren que están disputándose el escaño codo con codo, aunque Graham parece tener la ventaja.
 

- Estas tendencias son particularmente alentadoras para los demócratas, dadas las enormes cifras de votación temprana que estamos viendo este año. El seguimiento actual sugiere que más de 30 millones de estadounidenses ya han votado, con esta participación alrededor de 5 veces más alta de lo que se había visto hasta este momento en 2016. De hecho, esto representa alrededor del 22% del total de votos contados en esas elecciones. Esto podría reflejar un mayor entusiasmo, apuntando a una mayor participación en 2020, o a un efecto Covid, ya que más gente envía por correo las papeletas o vota temprano para evitar las multitudes. La participación temprana ha sido particularmente alta entre los demócratas (54%), con los republicanos situándose al 25%, aunque no tenemos datos en todos los estados.
 
- Por supuesto, una semana es mucho tiempo en política y nos quedan dos antes de la jornada electoral y con más del 75% del electorado aún por votar. Naturalmente, se están haciendo comparaciones con esta época hace cuatro años cuando se esperaba que Clinton ganara la Presidencia y finalmente, a pesar de ganar el voto nacional, perdió el Colegio Electoral. Creemos que hay tres diferencias importantes entre 2016 y 2020:

  1. Los candidatos - Creemos que Hilary Clinton tenía un peso inusualmente grande en las elecciones de 2016, incluyendo prejuicios relacionados con su género, su matrimonio con un anterior presidente demócrata y un profundo escepticismo entre los votantes sobre su transparencia. Una carta de último minuto del director del FBI Comey justo antes de las elecciones, utilizada efectivamente por la campaña de Trump, fue crucial para que sus encuestas bajaran y, en última instancia, su pérdida en las elecciones. Biden, por otra parte, tiene cierto bagaje político, pero no parece pesar tanto y los intentos de la campaña de Trump de etiquetarlo como corrupto han fracasado en gran medida.  Dicho esto, creemos que Biden es probablemente aún más vulnerable a los acontecimientos inesperados que Trump.
 
  1. El contexto - Cuando Trump se presentó a la presidencia en 2016, era un político relativamente desconocido, aunque una figura mediática muy notoria. En 2020, los votantes conocen bien al Presidente y han visto su enfoque político, en particular durante la reciente crisis del Covid-19. Más del 50% de los votantes de Biden citan "él no es Trump" como el principal factor para acudir a votar. Además, los niveles de certeza son altos por lo que el efecto de los votantes indecisos es probablemente pequeño.
 
  1. Las encuestas - Biden va ~4 puntos por encima del nivel en el que se encontraba Clinton en este momento en 2016, tras haber disfrutado de una campaña más estable durante el verano e incluso haber aumentado su ventaja en las últimas semanas. Esto también significa que tiene más espacio para perder el apoyo en las encuestas mientras mantiene una saludable ventaja. Las encuestas en 2016 batallaron para captar el impacto de la educación en el comportamiento de los votantes, que muchos encuestadores están ajustando ahora. Esto puede ser positivo para la exactitud de las encuestas, aunque no lo sabremos hasta que tengamos los resultados de las elecciones. Siempre existe el riesgo de que los encuestadores ajusten demasiado o demasiado poco su metodología o terminen librando la última batalla cuando la dinámica que impulsa las elecciones haya cambiado. También existe el riesgo de que los votantes de Trump estén escapando a los radares de los encuestadores tras un ciclo de noticias inusualmente malas para la Presidencia, lo que podría exagerar la ventaja de Biden. Afortunadamente para Biden, una ventaja de once puntos proporciona un buen colchón para el error de las encuestas.

- No debemos ser complacientes con el resultado a pesar de las diferencias con respecto a 2016 que parecen beneficiar a Biden. Las elecciones de Estados Unidos son inusualmente difíciles de predecir porque el resultado depende de la dinámica electoral en cincuenta estados, que puede variar enormemente en términos de reglas, normas, supresión de votantes, inscripciones y participación.

- Sin embargo, en nuestra opinión, Biden cuenta con un 75% de posibilidades de ganar la Presidencia. Estaremos vigilando de cerca el riesgo de escándalo, los intentos de la campaña de Trump de desacreditar a Biden.
 
- Seguimos dando a Trump un 25% de posibilidades de reelección dentro de dos semanas, lo que refleja los altos niveles de incertidumbre discutidos anteriormente en torno a la dinámica de los estados individuales y la captación del apoyo de los votantes. Por ejemplo, los agentes republicanos apuntan a un fuerte registro de votantes republicanos en estados clave como Florida y Pennsylvania.
#13

Visión de Capital Group ante la incertidumbre de las elecciones

La incertidumbre asociada a las elecciones parece cada vez más cierta (Análisis de Capital Group)

¿Recuerdan el revuelo que se formó con el escrutinio de votos en las elecciones de Florida de 2000? Las elecciones presidenciales de EE. UU. en 2020 podrían convertir esa disputa en una mera anécdota. En un año en que aparentemente todo ha salido mal, es muy probable que la jornada electoral estadounidense añada más incertidumbre en una temporada ya de por sí extraordinariamente incierta.
«Mi dedicación a la política presidencial se remonta a la década de 1980 y debo decir que estas son las elecciones más atípicas que he visto en mi vida, y probablemente en la de todos los que están vivos ahora», afirma John Emerson, Vice Chairman de Capital Group International, Inc.SM y exembajador de EE.UU. en Alemania.
«Tenemos una pandemia, una crisis económica, disturbios civiles en las calles y, por si fuera poco, entra en escena súbitamente una disputa por el nombramiento de una jueza para el Tribunal Supremo».

Y a eso se añade otra capa más de incertidumbre: recientemente el presidente Trump declaró que él y su esposa, Melania, habían dado positivo en el test de COVID-19. Aunque aún no sabemos cómo podría afectar eso a la campaña, como mínimo, vuelve a colocar la pandemia en el punto de mira de la carrera presidencial.

Para situar esto en contexto, el U.S. Economic Policy Uncertainty Index (un índice que rastrea una combinación de medidas de incertidumbre económica, política y relativa a los medios de comunicación) ha alcanzado niveles sin precedentes en 2020. Puede que los inversores se estén preguntando: ¿Qué podría ser lo siguiente?

Los votos por correo podrían suscitar confusión en la jornada electoral


En vez de un recuento de votos que pasó al primer plano en las elecciones de 2000, los votos por correo podrían ser la clave en esta ocasión.

Debido en gran medida al brote de COVID-19, se espera que voten por correo una cifra récord de 80 millones de estadounidenses en estos comicios en vez de acudir a los colegios electorales en persona. Esto significa que los interventores oficiales de la votación procesarán más del doble de votos por correo de los que procesaron durante la última campaña presidencial en 2016.

A menos que surja una clara victoria del presidente Trump o del exvicepresidente Joe Biden, «el resultado de las elecciones presidenciales probablemente no se conozca en varios días o incluso semanas», afirma Emerson, mientras los estados gestionan el volumen insólito de votos por correo. «Este periodo de incertidumbre probablemente venga acompañado de altos niveles de volatilidad en los mercados», agrega.

Además, el número de demócratas que están solicitando el voto por correo es mucho mayor que el de republicanos, lo cual podría producir una situación donde los resultados de los comicios sean aparentemente favorables a estos últimos y luego, con los votos por correo, que tardan más en escrutarse, den un giro a favor de los demócratas. En cualquier caso, cabe esperar que surjan impugnaciones ante el tribunal.

Prevemos que el recuento continuará bastante días después de la fecha electoral


Algunos estados no comienzan el recuento de votos por correo hasta el día de las elecciones; algunos de ellos son estados bisagra claves donde podrían decidirse las elecciones presidenciales, entre ellos Michigan, Pensilvania y Wisconsin, mientras que otros, como Arizona y Florida, empiezan a escrutar votos por correo con dos o tres semanas de antelación a los comicios, respectivamente, a medida que se reciben las papeletas.

En los últimos meses el tema de la votación por correo se ha vuelto sumamente politizado. Sin embargo, dejando a un lado estos argumentos partidistas, lo cierto es que muchos estados nunca han manejado un volumen de votos por correo tan alto. En las mejores circunstancias, escrutar los votos sin retraso será un reto.

«Debemos ser pacientes», afirma Reagan Anderson, Senior Vice President del equipo de relaciones con gobiernos de Capital Group. «El hecho de que el recuento de votos lleve más tiempo no significa que haya fraude. Es posible que debamos esperar un tiempo para garantizar que obtenemos un recuento preciso, de modo que los estadounidenses puedan confiar en la validez de los resultados».

¿Intervendrá de nuevo el Tribunal Supremo de EE.UU.?


Las polémicas elecciones del año 2000 se decidieron finalmente 36 días después, cuando el Tribunal Supremo de EE.UU, en una votación 5 a 4, puso fin a las tareas de escrutinio en Florida. Un elemento clave de la decisión fue el estricto plazo límite: Según las leyes federales, cada estado debe determinar a sus votantes seis días antes de que se reúna el Colegio Electoral.

En aquella ocasión, el plazo límite era el 12 de diciembre de 2000, un objetivo imposible de cumplir si se permitía que continuara el escrutinio en Florida. El Tribunal dictó su resolución ese mismo día y el exvicepresidente Al Gore admitió la derrota al día siguiente. En los comicios más ajustados en la historia de EE.UU, el presidente George W. Bush ganó con 271 votos electorales, uno más de los que necesitaba.

¿Podría recurrirse de nuevo al Tribunal Supremo? Y ese plazo límite (este año el 8 de diciembre), ¿desempeñará un papel similar? Solo el tiempo lo dirá.

«En último término, considero importante no olvidarnos de que tendremos un resultado», recalca Emerson. «De ahí saldrá un presidente y tendremos un traspaso de poderes pacífico».

Para los inversores a largo plazo, conviene recordar que, si nos atenemos a la historia, la estructura del poder político en Washington D.C., no ha tenido un efecto muy claro en las rentabilidades de los mercados bursátiles. De 1933 a 2019, bajo gobiernos no unificados y divididos, la rentabilidad anual media del Standard & Poor’s 500 Composite Index ha oscilado en un amplio rango de aproximadamente 7% - 10%. Un Congreso dividido, como el que tenemos hoy, parece ser la opción favorita del mercado, al arrojar una rentabilidad del 10,4%.

Implicaciones para la inversión:


• Los inversores deberían prepararse para un repunte de la volatilidad del mercado a medida que se acerca el día de las elecciones.
• La paciencia es esencial, ya que el resultado de la carrera presidencial puede que tarde varios días o incluso semanas en conocerse.
• El mero volumen de votos por correo hace probablemente inevitable un retraso en los resultados.
• A pesar de la incertidumbre, los inversores deben recordar que las Bolsas se han movido al alza incluso en tiempos turbulentos.

#14

Análisis de las gestoras en la previa de las elecciones

Análisis Flossbach

Ya queda poco para las elecciones estadounidenses. Todo el mundo especula sobre cómo podría afectar su resultado a los mercados bursátiles, en otras palabras, quién sería el mejor presidente para Wall Street y para el resto de los mercados internacionales. Pero, ¿debería ser esto relevante desde la perspectiva de un inversor a largo plazo?
 
No ha pasado un día en las últimas semanas en que no se nos haya pedido valorar el duelo entre Donald Trump y Joe Biden; precisamente porque aquellos que nos preguntan consideran que el resultado podría tener un impacto enorme en los mercados en los próximos meses. Sin embargo, nuestra respuesta siempre ha sido sobria. Desde nuestro punto de vista, el resultado es irrelevante, al menos desde la perspectiva de quien invierte a largo plazo con la excepción explícita de los corredores de bolsa.
 
 
Esto se debe a que ni Trump ni Biden podrán cambiar nada en los principales impulsores de los mercados. No influirán en la política de los bancos centrales, que seguirá siendo expansiva durante mucho tiempo y posiblemente de forma permanente (debido a los elevados niveles de endeudamiento). Ni tampoco desaparecerán los estímulos fiscales dado el efecto del coronavirus en la economía de EE. UU. En última instancia, probablemente también continuará el conflicto con China con una crudeza similar, sin importar quién se siente en la Casa Blanca en el futuro. Joe Biden puede transmitir un tono mucho menos marcial y tuitear claramente menos, pero no se desviará de la doctrina del America First, que podría adoptar otro nombre. Por eso, las elecciones estadounidenses no son prioritarias dentro de nuestra agenda estratégica de inversión.
 
Sin embargo, seguimos de cerca el duelo televisivo, aunque el nivel, si se puede llamar así, fue casi insoportable y, es improbable que empeore en los próximos duelos.


#15

Re: Seguimiento y reacciones a las elecciones USA

Mona Mahajan, estratega de inversión de renta variable americana de Allianz Global Investors, explica cómo las elecciones presidenciales estadounidenses no han producido la ola azul anticipada y los mercados se han visto sacudidos por lo ajustada que parece ahora la carrera.
 
Principales conclusiones
• Los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años han experimentado una reversión de 10 puntos, lo que refleja una huida hacia la seguridad que también ha visto subir el dólar estadounidense y bajar los precios del oro.
• Las acciones cíclicas y de valor, que habían tenido un buen desempeño en los últimos días anticipando un mayor estímulo fiscal de una victoria demócrata, se han estabilizado, mientras que las acciones tecnológicas se han visto impulsadas por la posibilidad de un mejor entorno comercial y un régimen fiscal más bajo.
 
 
Transcripción del vídeo:
 
[00:00:01] Queríamos proporcionar una breve actualización de las elecciones presidenciales de EE. UU. de 2020.
 
[00:00:09] La carrera presidencial de Estados Unidos se ve mucho más ajustada que el escenario de la ola azul proyectada que realmente ha dominado los titulares en las últimas semanas. Joe Biden ahora tiene 209 votos electorales frente a los 112 de Donald Trump. Pero según nuestro equipo, todavía hay un camino hacia la victoria para Joe Biden. Es posible que debamos esperar hasta que se cuenten los votos, lo que puede llevar unos días, especialmente en estados como Pensilvania.
 
[00:00:34] Nuestro equipo ha notado que el punto débil del presidente Trump ha sido el votante de los suburbios, y colocan una probabilidad general de que Joe Biden gane todavía en el 60%.
 
[00:00:46] Desde la perspectiva del mercado, ciertamente hemos visto a los mercados un poco sacudidos por lo ajustado que parece esta carrera. En particular, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años de EE. UU., que alcanzó los 94 puntos básicos a principios de esta noche, ha bajado a 83 puntos básicos, una reversión de 10 u 11 puntos, y que refleja un poco de huida hacia la seguridad. Estamos viendo respuestas similares con el dólar subiendo y los precios del oro cayendo por debajo de los $ 1900, también una huida similar a las transacciones de seguridad.
 
[00:01:15] Ahora, desde la perspectiva de la renta variable,  los futuros de las acciones han subido, pero en particular, hemos visto que los futuros del Dow ahora están planos y el Nasdaq, que tiene mucha tecnología, ha subido un impresionante 3%.
 
[00:01:25] Esto es una reversión de lo que vimos en las últimas semanas y especialmente en los últimos dos días cuando las acciones cíclicas y de valor mostraban signos de liderazgo, tal vez con la expectativa de más estímulo fiscal y gasto en un escenario de onda azul (victoria demócrata). Ahora estamos viendo que las acciones de empresas de tecnología quizás se impulsen una vez más anticipándose a un mejor entorno empresarial y un régimen fiscal más bajo.
 
[00:01:47] Ciertamente estaremos observando en los días y semanas venideros cómo se decide finalmente la carrera presidencial y luego qué harán los mercados después de eso también. Ciertamente, os mantendremos informados.