Yo por fundamentales veo una temeridad invertir en oro ahora.
Venimos de una corrección importante y de pincharse una burbuja como valor refugio porque se daba por sentado que las intervenciones en USA no darían resultado y por los profetas del regreso del patrón-oro el advenimiento del apocalipsis alimentó el miedo y al oro como valor refugio.
El único resultado de negar la evidencia ha sido que el oro, que se le considera realmente una opción, cuando hay realmente y no ficticiamente,riesgo de INFLACION, ahora que el riesgo es de DEFLACION, sea muy temerario.
Solo es una opción supongo para los que se perdieron el rally y equivocaron en pensar que la intervención en USA sería imposible o se dispararía la inflación y ahora que se confirma que la economía USA se recupera, parece que ahora la apocalipsis consiste en vaticinar que el desastre vendrá por la retirada, cuando desde su propia teoría económica, si se reduce la oferta monetaria, la única afectada sería mayor deflación, no menor.
Aún en el caso de que la economía USA o mundial descarrilara, el éxito de las intervenciones va a ser difícilmente rebatible, ni teoricamente, ni en los mercados.
Los "adoradores de becerros de oro" se podrán inventar teorias de conspiración varias las que quieran, pero podían aceptar simplemente que se equivocaron anunciando el apocalipsis de la economía mundial y de las Bolsas y el oro como valor refugio en la apocalipsis.
Los partidarios del apocalipsis que se equivocaron se renuevan, retomando el mensaje en la salida y se volverán a equivocar si en las Bolsas que han subido mucho, se corrige razonablemente como paso atrás, para volver a subir o simplemente se corrige con cualquier excusa con la magnificiencia que se le quiera dar cuando históricamente no es nada y hasta punto necesario descansar para renovar capital.
Solamente veo que las dudas a corto plazo sobre la economía USA o economía mundial o un agotamiento en las subidas bursátiles, podrían apoyar un leve repunte en el oro que se ha producido ya, mientras no cambia ninguna tendencia ni a medio, ni a largo plazo porque hay todavía atrapados muchos inversores de años anteriores deseosos de optar por otras inversiones, mientras en la Bolsas la tendencia de fondo es más fuerte de dos años para acá.
Las materias primas ya han tenido su momento de gloria reciente, dando por sentado guerras que no se han confirmado e hiperinflaciones que nadie ve, sino desaceleraciones, incluso de emergentes por una deprimente y todavía pujante política de falta de estímulos cuyo ejemplo más claro es Europa y cuya única esperanza es un cambio de mentalidad en el ejecutivo comunitario para acercarse a las políticas que apoyen el crecimiento como USA, Japón y Reino Unido y no una manía obsesivo-compulsiva por la inflación, que solo es temporal y coyuntural.
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Miedo a los salarios
Para algunos siempre es 1979, siempre están alerta frente al posible riesgo de una espiral inflacionaria
Hace cuatro años, algunos contemplamos con una mezcla de incredulidad y horror cómo el debate que mantenía la élite sobre la política económica se apartaba por completo del buen camino. En el transcurso de tan solo unos cuantos meses, la gente influyente de todo el mundo occidental se convenció a sí misma, y a los demás, de que los déficits presupuestarios eran una amenaza para la existencia, con lo que se impusieron sobre todas y cada una de las inquietudes relacionadas con el desempleo masivo. La consecuencia fue un giro hacia la austeridad fiscal que agravó y prolongó la crisis económica y que infligió un sufrimiento inmenso.
Y ahora está volviendo a pasar. De repente, parece que todas las personas serias se están diciendo unas a otras que, a pesar del elevado paro, apenas hay ninguna “holgura” en el mercado laboral —como pone de manifiesto la supuesta subida de los salarios— y que la Reserva Federal tiene que empezar a subir los tipos de interés muy pronto para evitar el riesgo de la inflación.
Para ser justos, quienes defienden la restricción monetaria son más reflexivos y menos abiertamente políticos que los arcontes de la austeridad que propiciaron el último cambio erróneo de rumbo político. Pero los consejos que están dando podrían ser igual de destructivos.
Pero, por alguna razón, hay un empecinamiento cada vez mayor en pedir que no esperemos, que nos preparemos para subir los tipos de interés ya mismo o, al menos, dentro de muy poco. ¿A qué se debe?
Yo diría que, en parte, la respuesta es que para algunas personas siempre es 1979. Es decir, siempre están alerta frente al posible riesgo de una espiral inflacionaria descontrolada y, de algún modo, no se han dado cuenta de que hace décadas que no sucede nada parecido. Puede que sea un problema generacional. Tal vez se deba a que una crisis como la de la década de 1970 encaja con sus ideas preconcebidas, pero la amenaza fantasma de la estanflación sigue teniendo una influencia desmesurada en el debate económico.
Una tasa de inflación demasiado baja amenaza con provocar una 'japonización'
Luego está el sadomonetarismo, la creencia, muy extendida en los círculos bancarios, de que infligir dolor es algo bueno en sí mismo. Hay ciertas personas e instituciones —por ejemplo, el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea— que siempre quieren que suban los tipos de interés. Sus razones cambian constantemente —es por el precio de las materias primas; no, es por la estabilidad financiera; no, es por los salarios— pero la política que recomiendan es siempre la misma.
Finalmente, aunque el actual debate monetario no es tan abiertamente político como el anterior debate fiscal, resulta difícil evitar la sospecha de que los intereses de clase tienen algo que ver. Un buen número de expertos parecen extrañamente molestos por la idea de que a los trabajadores se les suba el sueldo, especialmente cuando la rentabilidad de los bonos sigue siendo baja. Es casi como si se identificaran con la clase inversora y se sintieran incómodos con cualquier cosa que nos acerque al pleno empleo y, por tanto, dé a los trabajadores más poder para negociar.
http://economia.elpais.com/economia/2014/03/14/actualidad/1394817392_229775.html
Un saludo