Tiene como objetivo proporcionar una rentabilidad total a largo plazo invirtiendo en una cartera de bonos con una duración media de entre 6 meses y 3 años. Invierte (normalmente un mínimo de 70% de su patrimonio neto) en renta fija y otros valores similares emitidos o garantizados por gobiernos, agencias gubernamentales y organismos supranacionales de los mercados desarrollados y emergentes o por empresas que llevan a cabo la mayor parte de su negocio en mercados desarrollados o emergentes. No invertirá más del 10% de su patrimonio neto en valores emitidos o garantizados por un mismo emisor soberano con una calificación crediticia por debajo de grado de inversión.