Posición larga

Una posición larga, también conocida como "long position" en inglés, es una estrategia de inversión en la que un inversor compra un activo financiero, como acciones, bonos, materias primas o divisas, con la expectativa de que su precio aumente en el futuro. En otras palabras, el inversor adquiere el activo con la intención de mantenerlo a largo plazo y beneficiarse de una apreciación en su valor.

La terminología financiera puede resultar un tanto enigmática para los que se adentran por primera vez en el mundo de las inversiones. Un ejemplo de ello es la frase "posición larga", un concepto que, aunque puede sonar complicado, es realmente sencillo de entender y fundamental para cualquier inversor.

Cuando hablamos de una "posición larga", estamos refiriéndonos a la compra de un activo financiero, como una acción, con la expectativa de que su precio aumentará con el tiempo. Este término tiene su origen en el argot bursátil y se utiliza para describir la situación de un inversor que decide comprar y mantener un activo en su cartera de valores.

La posición larga es, en realidad, la estrategia de inversión más común y tradicional. Es la que adoptamos cuando compramos una casa esperando que su valor suba, o cuando adquirimos acciones de una empresa porque confiamos en su crecimiento y esperamos que, con el tiempo, nos den beneficios ya sea a través de su revalorización o del pago de dividendos.

Es interesante saber que la idea de "largo" no se refiere a un periodo de tiempo determinado. Aunque es cierto que esta estrategia de inversión a menudo se asocia con el mantenimiento del activo durante un periodo medio o largo plazo, lo cierto es que una posición larga puede mantenerse durante el tiempo que el inversor estime oportuno, incluso a corto plazo.

Por otro lado, es importante destacar que una posición larga siempre implica un cierto nivel de riesgo. Cuando compramos un activo, asumimos el riesgo de que su valor pueda disminuir. Si eso sucede, y vendemos el activo, incurriríamos en una pérdida. Por eso, es crucial tener una estrategia clara y un buen conocimiento del mercado antes de tomar una posición larga.

Por último, un aspecto curioso sobre el término "posición larga" es que, aunque puede parecer que se refiere a una estrategia propia de un inversor de perfil moderado o conservador, esto no siempre es así. Algunos inversores pueden utilizar apalancamiento para ampliar su posición larga, es decir, pueden pedir prestado dinero para comprar más de un activo de lo que podrían permitirse con sus propios fondos. Esto puede ampliar las ganancias si el precio del activo sube, pero también amplía las pérdidas potenciales si el precio del activo cae, por lo que supone un riesgo adicional.

El término "posición larga" o el dicho "ir largo" son expresiones que provienen del inglés "long position" o "going long", respectivamente. Este vocabulario bursátil se originó en los antiguos mercados de bienes y commodities donde la mercancía se apilaba en pilas largas o cortas.

Una "pila larga" indicaba que había un exceso de mercancía, lo que normalmente era un signo de que se esperaba vender esa mercancía en el futuro cuando el precio aumentara. Por otro lado, una "pila corta" indicaba que la mercancía se había vendido o se esperaba vender pronto, a menudo con la esperanza de recomprarla más barata en el futuro.

Por tanto, el término "ir largo" o "posición larga" en el contexto de las inversiones proviene de esta práctica y se utiliza para describir la acción de comprar un activo con la expectativa de que su precio aumentará en el futuro. Es una forma de expresar que se tiene una visión positiva o alcista sobre el futuro rendimiento de ese activo.

Abrir una posición larga en bolsa es un proceso bastante sencillo y directo, aunque siempre es recomendable contar con una sólida comprensión de los mercados financieros y de las implicaciones de dicha acción. Aquí te explico los pasos generales que normalmente se siguen para abrir una posición larga en bolsa.

Primero, es importante tener una cuenta de corretaje, que es una cuenta que te permite comprar y vender acciones y otros instrumentos financieros en los mercados financieros. Cada plataforma de corretaje tiene un proceso específico para abrir una cuenta, pero en general, se te pedirá que proporciones información personal y que aceptes los términos y condiciones de la plataforma.

Una vez que tienes una cuenta de corretaje, el siguiente paso es investigar y analizar las acciones o los instrumentos financieros en los que estás interesado. Esto puede implicar analizar las finanzas de la empresa, su posición en el mercado, su estrategia de crecimiento y otros factores que pueden influir en el precio de sus acciones. También es aconsejable tener una estrategia de inversión clara y un buen conocimiento del riesgo que estás dispuesto a asumir.

Después de realizar tu análisis, llega el momento de abrir la posición larga. Para hacerlo, seleccionas la acción que quieres comprar, indicas la cantidad de acciones que deseas adquirir y das la orden de compra en tu plataforma de corretaje. Es importante señalar que existen diferentes tipos de órdenes de compra que puedes utilizar, dependiendo de tus objetivos y de las condiciones del mercado.

Finalmente, una vez que has comprado las acciones, la posición larga está oficialmente abierta. A partir de este momento, tu objetivo es vender las acciones en un momento futuro cuando su precio haya subido, con el fin de obtener un beneficio.

En los mercados financieros, la posición larga es la más común y se podría decir que es la estrategia dominante. La razón de esto es bastante sencilla de entender.

En general, los inversores y los mercados tienden a ser optimistas sobre el crecimiento económico a largo plazo. Cuando compras una acción o un otro activo financiero con la intención de mantenerla durante un período de tiempo antes de venderla, estás apostando a que el precio del activo va a aumentar. Esto es, en esencia, lo que significa tener una posición larga. Estás optimista sobre el futuro de ese activo y esperas que su valor suba.

Además, la posición larga es una estrategia de inversión más sencilla y directa. Simplemente compras un activo a un precio determinado y esperas que su valor aumente. No requiere de operaciones más complejas ni de mecanismos financieros más sofisticados como los que se utilizan en las posiciones cortas, donde el inversor apuesta a la baja del valor de un activo.

Esto no quiere decir que todos los inversores sean siempre optimistas o que siempre abran posiciones largas. Hay momentos en los que los inversores pueden ser pesimistas acerca de un activo o un mercado y pueden optar por abrir posiciones cortas. Sin embargo, históricamente y a largo plazo, el optimismo tiende a prevalecer, lo que hace que la posición larga sea la estrategia más común en los mercados financieros.

Y, finalmente, para que podamos visualizar todo lo que hemos comentado hasta ahora, nos vendría bien un ejemplo práctico.

Supongamos que Laura es una inversora que ha estado siguiendo de cerca la compañía tecnológica ficticia "TechFuture". Después de un análisis exhaustivo, ha llegado a la conclusión de que las perspectivas de crecimiento de la compañía son sólidas. La empresa ha lanzado recientemente un producto innovador que Laura cree que tendrá una gran demanda y que incrementará los ingresos de la compañía en el futuro.

Con esta convicción, Laura decide abrir una posición larga en las acciones de "TechFuture". Las acciones de la empresa se cotizan actualmente a 10 euros, por lo que Laura compra 100 acciones, invirtiendo un total de 1000 euros. Con esta operación, Laura está apostando por el crecimiento de "TechFuture", con la esperanza de que las acciones aumenten de precio a largo plazo.

Pasado un tiempo, supongamos que las predicciones de Laura se cumplen y la acción de "TechFuture" sube a 15 euros. Laura decide vender sus 100 acciones y recibe 1500 euros, obteniendo un beneficio de 500 euros (sin tener en cuenta posibles comisiones). Esto es lo que significa tener una posición larga: Laura compró acciones esperando que subieran de precio, y cuando lo hicieron, vendió las acciones obteniendo una ganancia.

Por supuesto, es importante recordar que, al igual que Laura pudo obtener beneficios, también existía la posibilidad de que las acciones bajaran de precio y que, por lo tanto, Laura perdiera parte de su inversión. Eso es lo que hace que invertir en bolsa sea un ejercicio de análisis, evaluación de riesgos y, en última instancia, de toma de decisiones informadas.