Un fondo de pensiones es similar a un fondo de inversión. En este se depositan los ahorros de aquellos que contratan un plan de pensiones. Del mismo modo, este fondo gestiona el patrimonio, invirtiéndolo con la intención de generar rendimientos para los futuros pensionistas.
Un fondo de pensiones, como un
fondo de inversión, capta dinero mediante la distribución y la comercialización de productos, o, concretamente, de planes de pensiones. Todo el dinero aportado por aquellos que han contratado un
plan de pensiones se encuentra depositado en un fondo de pensiones.
Como ocurre en un fondo de inversión, el capital depositado en este fondo está gestionado por un
banco, una
gestora, o cualquier entidad financiera autorizada, quien invierte el capital en
activos como la
bolsa de valores, en deuda, así como en otros. De esta manera, se persigue que, con el paso del tiempo y en el momento que llegue la jubilación de los contratantes, estos activos otorguen
rendimientos que compensen el tiempo ahorrado y el riesgo asumido de cara a nuestra jubilación.
En esencia, hablamos de la estructura creada para canalizar la relación, dar soporte y gestionar el
patrimonio de aquellos que han contratado un plan de pensiones. En este fondo, el capital está gestionado, es decir, se invierte con el fin de generar rendimientos que sumarán al capital a recibir cuando llegue la jubilación, además de combatir la
inflación que, como bien sabemos, deprecia nuestro
ahorro en tanto en cuanto se encarece el costo de vida.
Diferencia entre fondo de pensiones y plan de pensiones
Como decía anteriormente, no podemos hablar de fondo de pensiones si no hablamos de planes de pensiones, de la misma manera que ocurre a la inversa. Pues es preciso señalar que hablamos de dos conceptos que se necesitan mutuamente, pues van de la mano.
Para entenderlo bien, imaginemos que somos veinte (20) amigos que están interesados en contratar un plan de pensiones, o imaginemos que estamos interesados solo nosotros a nivel particular.
Cuando firmemos la contratación con el banco o la sociedad gestora, el capital que vayamos desembolsando periódicamente irá al fondo de pensiones. La sociedad gestora o la entidad financiera con la que hayamos suscrito el contrato, posteriormente, gestionará el capital de los ahorradores, concentrado en este fondo de pensiones, y lo invertirá en activos que puedan otorgar una
rentabilidad de cara al futuro.
Por tanto, son dos conceptos que, por separado, no tendrían sentido. Como decía anteriormente, un plan de pensiones es el producto que comercializa la entidad financiera y el fondo de pensiones, la estructura mediante la que se canaliza la relación, se da soporte y se gestiona el patrimonio de los futuros pensionistas.
La rentabilidad de los fondos de pensiones
Los planes de pensiones, como sabemos, han perdido atractivo con el nacimiento de otros productos financieros que ofrecen una mayor rentabilidad e, incluso, ventajas fiscales añadidas. Con todo, sigue siendo un producto muy
demandado por numerosos ahorradores que quieren contar con una buena jubilación, o como poco no reducir su calidad de vida.
De la misma manera, debemos señalar que no hablamos de una altísima rentabilidad, pero tampoco debemos olvidar que la rentabilidad viene determinada por el tipo de plan escogido. Si escogemos un plan de pensiones de
renta fija, puede que la rentabilidad sea ridícula, pero si contratamos uno de
renta variable, nos movemos en rentabilidades que superan el 7% y el 8%.
Como puede apreciarse, todo depende mucho del producto que contratemos y de nuestro perfil como inversor. Pues, como digo, hablamos de uno de los productos más utilizados por los ahorradores para garantizar una cobertura de cara a la jubilación y, de no hacerse rico, no perder su calidad de vida cuando llegue el momento de descansar.