El aval es un mecanismo de respaldo que busca asegurar el cumplimiento de una obligación, principalmente financiera o comercial. Esto, a través de una propiedad o activo, o de un compromiso por parte de un tercero ajeno a la operación.
Es decir, por un lado, el aval es aquel bien que pasa a ser propiedad del acreedor en caso el avalado incumpla con su obligación. Esta puede ser, por ejemplo, la devolución de un
préstamo.
Por otro lado, el aval también puede ser una tercera persona (natural o jurídica) que se compromete a asumir la obligación contraída por el avalado si este elude los deberes asumidos.
También se conoce como aval a aquel contrato por el cual el avalado adquiere el respaldo del avalista.
Partes involucradas en un aval
Son tres las partes involucradas en un aval y algunas ya las mencionamos:
-
Avalado: Es aquella persona o empresa que se respalda en el aval para asegurar el cumplimiento de su obligación.
-
Beneficiado: Es aquel que reclama el aval (o a la persona que asume de aval) en caso el avalado falle en su compromiso.
-
Avalista: Si el aval es una persona natural o jurídica, este será denominado avalista. Es decir, se trata del garante del avalado, quien será evaluado por el potencial beneficiado. Esto, con el fin de verificar que se trata de un individuo o compañía con capacidad de pago o solvencia.
Características de un aval
Podemos destacar las siguientes características de un aval:
- Puede asumir un compromiso total o parcial respecto a la obligación del avalado.
- Suele utilizarse en diversos ámbitos, no solo para deudas bancarias, sino también para compromisos comerciales, como explicaremos más adelante.
- Es un contrato accesorio al principal que, en el caso de una deuda bancaria, por ejemplo, sería el financiamiento.
- Tiene como propósito reducir el riesgo de la operación. Es decir, el beneficiado obtiene una mayor seguridad de que, por ejemplo, el crédito otorgado será devuelto.
- Es importante presentar un aval, particularmente, en el caso de operaciones de altos montos, por ejemplo, préstamos hipotecarios. De otro modo, el tipo de interés que cargaría la entidad financiera sería muy alto o simplemente sería imposible el otorgamiento del financiamiento (por el gran riesgo que implica).
Tipos de aval
Existen principalmente los siguientes tipos de aval:
-
Aval financiero: Es aquel que respalda una operación financiera. Es el tipo de aval al que nos hemos estado refiriendo en la mayor parte del presente artículo. Vale aclarar que el acreedor puede ser no solo una entidad financiera privada, sino la Administración pública.
-
Aval técnico: Es aquel que respalda la capacidad del avalado de cumplir con obligaciones no monetarias que, por ejemplo, se asumen en los contratos para desarrollo de obras públicas (Ejemplo de obligación: Culminar un proyecto de construcción en un tiempo determinado). Si el compromiso se incumple, el avalista paga una indemnización (no ejecuta la obligación del avalado en su lugar).
-
Aval comercial: Es aquel por el cual se garantiza que se cumplirá con el pago respectivo a un contrato mercantil. Puede aplicarse, incluso, a un acuerdo de suministro periódico de una mercancía.
*El aval comercial y el aval financiero, en algunas fuentes, se consideran subcategorías de un mismo tipo de aval: el aval económico.