Hace unos días publiqué un vídeo en YouTube en el que, entre otras cosas, mencionaba la nefasta costumbre de algunos psicólogos y coachers de animar a sus clientes a salir de su zona de confort.
Aquí el vídeo mencionado: El Curso de Subastas que te llevará a la Libertad Financiera
A partir del minuto 1' 36'' relato lo que me pasó durante un viaje a África en el que me salí de mi zona de confort y casi palmo.
De verdad que es un tremendo error salir de nuestra zona de confort. Cuando actuamos dentro de ella estamos motivados, nos sentimos seguros y dominamos el escenario, pudiendo hacer frente a cualquier situación anómala que se presente. Sin embargo, cuando nos salimos de la zona, nos sentimos como pez fuera del agua y si se presenta una situación anómala entramos en pánico y comenzamos a hacer las tonterías que nos conducen al desastre sin remedio.
Lo que yo recomiendo es trabajar para ampliar nuestra zona de confort.
Por ejemplo, entre los escaladores se dice mucho esto de salir de la zona de confort para evolucionar más rápido. Pero es un concepto falso. A ningún escalador con dos dedos de frente se le ocurre pasar de hacer bloques de cuatro metros de altura a escalar en Yosemite. Lo que sí hacemos es entrenar y escalar en nuestros límites para que cada día estos sean más amplios. Dicho de otra manera: ampliamos nuestra zona de confort.
El caso es que unos días después de publicado el youtube mencionado me llegó una consultoría alucinante que cuento en este otro vídeo que acabo de publicar en YouTube:
¿Qué os parece esta adjudicataria que estaba dispuesta a perder un buen montón de dinero porque tenía dudas de si se cancelarían dos embargos posteriores de juzgados de lo social?
Increíble, ¿verdad?
Además hay algo que olvidé contar en el vídeo. La adjudicataria también había ido a hablar con el secretario judicial del juzgado de lo social de uno de los embargos posteriores para explicarle que se había adjudicado esa propiedad por una hipoteca previa y que por favor le confirmase si ese juzgado insistiría en cobrarle a ella la deuda del anterior propietario. Y alucinantemente el L.A.J. semianalfabeto le dijo que esos embargos no se cancelarían nunca y que el juzgado le reclamaría a ella el pago de esa deuda.
¿Ser puede ser más ignorante y cretino?
Conclusión, queridos amigos y lectores que aún me soportáis con santa paciencia: el negocio de las subastas judiciales está siendo visitado por turistas completamente ignorantes de las normas que lo rigen, novatos que se tiran a la piscina sin saber nadar y sin flotador, inversores de pacotilla que como lo ignoran todo nos desplazan de la adjudicación y si triunfan en sus inversiones es por chiripa.
Creedme, se están dando unas leches de órdago y perdiendo su dinero a espuertas. Lo se porque muchos de ellos, cuando sienten que no hay suelo bajo sus pies, contratan mi consultoría Hello Tristán y para cuando me cuentan sus cuitas ya éstas no suelen tener solución. Están perdiendo mucho dinero y, como yo soy muy mala persona, lo cierto es que me alegro.
En otras actividades no lo se, pero al menos en este negocio de las subastas sí existe una vía fantástica para formarse y ampliar la zona de confort de los novatos. La desarrollé hace tres años y se trata de un curso online de subastas: Triunfa con las Subastas, el súper curso online que te llevará a la Libertad Financiera.
Quien no quiera correr riesgos que se rasque el bolsillo.