El 8 de junio de 2010, las organizaciones sindicales han convocado lo que se viene a llamar la primera huelga contra Zapatero. ¡y ha sido un completo fracaso!. Y ahora lo que nos queda es entender que ha pasado, porque si malo es fracasar, peor es seguir empecinados en un “sostenella y no enmendalla” totalmente absurdo.
Ahora empezaremos con los análisis para justificar el fracaso de la convocatoria, y tendremos a cada agente haciendo sus apuestas por el motivo que ha provocado que la huelga no fuese secundada.
Unos dirán que fue porque los empleados públicos saben que el recorte salarial es un hecho consumado, pedido y ofrecido a todos los mercados en un contexto que todos conocemos. En este sentido es fácil entender que cada uno de los funcionarios tenía poco que ganar en la huelga. ¿Qué se pedía?. ¿Una anulación del recorte?. Pues la verdad es que aquí, nadie sabe muy bien qué es lo que se pedía y realmente a una huelga se va para conseguir algo.
No se entiende que el 12 de mayo se anuncien unas medidas sin precedentes y se convoque una huelga para casi un mes después cuando todo está decidido, consolidado e incluso asumido.
Por supuesto, este argumento se une al del impacto en las cuentas de estas personas de la huelga unido al del propio recorte y el escaso margen. En este sentido, el sacrificio de no cobrar un día es mayor cuanto menos sea el sueldo y cuanto mayores sean los gastos.
Otros argumentos van en relación al papel de los sindicatos convocantes a lo largo de los últimos años e incluso ahora mismo. No se entiende que el mismo día de la huelga Cándido Méndez, se descuelgue con unas declaraciones defendiendo que ZP no es un cadáver político. Desde luego, no es muy apropiado defender a la persona contra la que se supone que se está haciendo una huelga. Yo creo que un “no comento”, puede ser hasta light, pero defenderlo, traslada una imagen surrealista. ¡Y teniendo en cuenta el pasado peor!. Por tanto es desde luego comprensible que los trabajadores en general y los del sector público en particular, no tengan la mínima confianza en estos.
Alguien hilará más fino y caerá en la cuenta de que una huelga de un día, no serviría para nada, (aunque fuese un éxito). Porque realmente lo que se consigue es un día de retraso en algunas cosas. Nada más. ¿Existe algún tipo de estrategia para conseguir unos objetivos que no se conocen?. O dicho de otra forma, y suponiendo que la huelga hubiese sido un éxito y del 100%, ¿Qué habría pasado?. Desde luego, cada una de las personas que tiene que tomar la decisión, realmente sabe que la respuesta es nada.
Otras personas hablarán de la responsabilidad de los funcionarios que asumen como necesario el recorte y como bueno para la sociedad, y en consecuencia, ¿Cómo manifestarse contra esto?. Desde luego, no estoy de acuerdo con tal afirmación pero estoy seguro que existen algunos casos que lo asumen.
Por supuesto, otras interpretaciones tienen relación con la situación de los parados y es hasta normal que un funcionario sienta un poco de pudor manifestándose por una reducción importante del sueldo, cuando se ven auténticos dramas todos los días.
En fin, cada una de las personas que no ha acudido a la huelga habrá tenido en cuenta estas razones o incluso otras diferentes, y no tiene demasiado sentido tratar de decir cuál de las razones es la que más ha pesado. La reflexión que debemos hacer es que no ha sido una la razón que ha supuesto que la convocatoria haya sido un fiasco. Y la realidad creo que es sencilla.
¡No estaban claras las razones para ir a la huelga!. Y las había y muchas, pero increíblemente nadie las ha contado.
Por supuesto, que el recorte a los empleados públicos está consumado, pero sin embargo, en el panorama está ahora la patronal pidiendo bajadas de sueldos y abaratamiento del despido, (ahora llamado aligeramiento de los costes de las empresas), y una larga lista de medidas más que podemos entender como un ataque masivo a todas y cada una de las medidas del estado de bienestar. Por supuesto, es difícil encontrar una nota discordante en todo este concierto acerca de las medidas a tomar, y de hecho nadie se pregunta ni tan siquiera si la reforma laboral va en el sentido correcto. ¡Se trata de reducir el coste de despido, los sueldos, las pensiones!, y la única discusión es sobre el grado o sobre lo que sería aceptable.
Pues el colectivo de funcionarios, (ni tan siquiera todos los empleados públicos), es el único que hoy se puede permitir algo parecido a una huelga. Realmente este colectivo podría funcionar como último dique para parar unas medidas que son completamente absurdas. Realmente, esto es algo que no se ha dicho en cada momento. Ahora mismo toca retratarse, y aunque la bajada de sueldo sea inevitable, toca defender algo superior y pedir las mejoras para todos.
Claro que es difícil entender que esto no se haya planteado mediante una huelga general, que es lo que tocaba. Es cierto que los sindicatos están negociando aún la dichosa reforma laboral, negociación que la verdad es que suena a un despropósito absoluto. Pero no entiendo porque una huelga interfiere con una negociación. Es algo que no soy capaz de entender, ya que la huelga es el último medio para negociar. ¿No están las negociaciones en una situación extrema desde el punto de vista del trabajador?.
Pero es que además tenemos ya la fecha para la reforma laboral por decreto, y ¿va a pasar lo mismo que con los funcionarios?. Una huelga es para reivindicar, para conseguir o por lo menos para no perder aún más. Pero ¿tiene sentido una huelga para fastidiar?. ¿Cuánto pagaría Vd por fastidiar a alguien?. Esto no tiene sentido ninguno, y si van a esperar a que la reforma esté en el BOE la realidad es que va a ser otro fracaso.
Por supuesto, la inutilidad de la huelga de un día, es trasladable tanto para el caso de la función pública, como para el resto de trabajadores. Esto lo vengo diciendo desde el rescate de la banca en mayo. Sólo hay una salida y no va a ser fácil. Pero desde luego, lo que no tiene sentido ninguno es que se proponga una huelga de un día para “dejar constancia del rechazo de la calle”. ¡Se trata de luchar por derechos y por mejorar!, y para eso no se puede esperar a perderlos.
El hecho de marear la perdiz, de no motivar, de no dar razones para ir y de todo esto, es entendido por mucha gente con los coloquiales términos de que los sindicatos están entregados al gobierno, y que realmente están colaborando de una forma alucinante en el proceso de “trágala” al que estamos sometidos los ciudadanos. Esto no tiene el mínimo sentido.
El caso es que ahora mismo hay un problema ya que existe un descontento general, que en unos casos es rabia y en la mayoría de los casos es simple y llanamente resignación. Y es cierto que los sindicatos han parado muy bien el descontento social, de tal forma que si nos damos cuenta se ha aprobado lo mismo que en Grecia y en España nadie ha dicho absolutamente nada.
El grave problema es que los sindicatos son los órganos que deben canalizar la representación de los trabajadores y evidentemente han quedado completamente superados y desprestigiados. Las consecuencias de la perdida de representatividad de estos entes, no creo que estén suficientemente valoradas y desde luego yo tengo un creciente temor a lo que pueda venir. ¿Qué va a pasar con la indignación de cada uno de nosotros si no tenemos un canal por el que canalizarla, (valga la redundancia)?.
Los sindicatos han actuado como un dique, y realmente ahora mismo, la situación está increíblemente tranquila, para un país con más de 4 millones de parados, en el que se va a abaratar el despido, con unas pensiones y unos sueldos ridículos y en peligro, entre otras lindezas. Pero este dique no puede aguantar indefinidamente y mañana o dentro de tres años, la situación va a estallar y las consecuencias pueden ser desastrosas.
Necesitamos los sindicatos, necesitamos recuperar un poco el control y la sociedad debe empezar a abandonar esta suerte de resignación. Pero hace tiempo que para eso tenía que pasar algo, y es algo que ayer se demuestra necesario.
No debemos preguntarnos el porque no acude la gente, sino ¿Por qué alguien que no sea un hooligan de los sindicatos habría ido a la manifestación?. Pues solo se me ocurre como razón, que las movilizaciones tienen que servir de contrapeso a las medidas que nos están cayendo encima; y que puede ser que más vale poco que nada. Pero desde luego a la vista de los resultados la solución está clara;
Los sindicatos son muy culpables de que hayamos llegado a una situación de extrema debilidad y donde los trabajadores han perdido poder adquisitivo y derechos de forma continua e implacable. Y eso ha sido por el fracaso de nuestros representantes. Cualquier medida, negociación o decisión a tomar para tratar de parar este degenere, no puede pasar por otro sitio que la dimisión de Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo.
¿Se podrá confiar en los sindicatos después de esta dimisión?. Pues los nuevos tendrán un papelón y mucho que demostrar, pero desde luego, en estas dos personas va a ser difícil que nadie vuelva a confiar a menos que sea de otro planeta o bien le interese.
En definitiva no es distinto al caso de Trichet, Zapatero, Rajoy…. Simple y llanamente, lo primero que debemos hacer es una buena limpieza. Y es así de simple: ¡Han fracasado!. ¡se dimite!.
Claro que esto es España y entonces lo que hacemos es negar la realidad y decir que la huelga ha sido secundada por un 75% de la gente o nos ponemos a discutir sobre si los servicios mínimos han sido apropiados o no. ¡Y eso es simplemente patético!. Creo que nos sobra bastante de demagogia, tonterías y slogans. Lo que necesitamos es alguien que organice el contrapeso necesario en un sistema capitalista, (todo el mundo olvida que funciona por el contrapeso de intereses que es inherente al sistema y es lo que propicia que todo funcione), y esté en posición de defender los derechos de los trabajadores.
Y luego plantear una huelga, como un instrumento de fuerza para conseguir salir de esta y no como un pataleo o algo que se monte para fastidiar. Lo triste es que esto nos va a llevar muchísimo tiempo, y va a ocasionar muchísimos dramas; pero debemos asumir que para que esta situación se recupere tienen que pasar una de las dos cosas: o los planteamientos actuales se derrumban o bien nos ponemos el mono y luchamos.
Por eso cuando en mayo se rescató a los bancos otra vez, tras el minicrash, y se disfrazó de rescate a Grecia, ya puse el post de ¡Europa entra a saco a rescatar a los de siempre!; donde en la primera parte exponía el grave caso de que habíamos rescatado a los bancos y no países como nos vendieron, y en la segunda parte, ya iba que esto iba a provocar graves ajustes sociales, y que solo veía como opción la huelga general e indefinida. Y por supuesto para recuperar las rentas del trabajo y por tanto los clientes.
¿Alguien imagina a Cándido Méndez y Toxo proponiendo algo parecido?, ¿A Zapatero que negocia con Rajoy, mientras habla con Díaz Ferrán? Y Trichet sigue sin ver tres en un burro en el BCE, con su política monetaria, ¿mientras que la fiscal nos la dictan los mercados?. Con estos mimbres, a veces me asombra que estemos. ¿Puede un sistema económico soportar esta combinación?