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Ya he comentado alguna vez que no soy muy amigo de usar las jergas económicas. Si bien se pueden usar para facilitar la comunicación, en realidad se está usando últimamente para confundir a la sociedad. Un ejemplo típico es la palabra sabio; Cuando se habla de sabios, la gente tiende a pensar que la definición es la que consta en la RAE, que viene a ser “dicho de una persona “Que tiene profundos conocimientos en una materia, ciencia o arte”. Sin embargo, cuando este término aparece en medios económicos, nos encontramos que en realidad se refiere a personas: “Que tienen especial habilidad para, mediante el uso abusivo de tonterías y absurdos, justificar todo tipo de medidas que agradan a los lobbys de turno”.  Por el mismo razonamiento los informes, no son documentos destinados a conocer y proponer, sino que son la carta a los reyes magos de los grupos de presión acompañados de las más esotéricas explicaciones.

Y esto es sencillísimo explicarlo en el informe de los expertos sobre la reforma fiscal presentada en estos días. Cuando pensaba este post, (después de leer el informe), tenía pensado decir que me parecía bien que cada cual se vendiese, se prostituyese e incluso tuviese una opinión con marcados rasgos de sociópata para conseguir ser designado como experto. Pero finalmente resulta que he pensado que no tiene ningún sentido manifestar el mínimo respeto por unos individuos que no lo han ganado y por tanto he decidido no decir que me parecen bien todas las opiniones, ni aquello de respeto lo que dicen.

Para explicar lo anterior, propongo que nos pongamos todos en la situación de querer ser expertos. Para esto, lo primero que tenemos que tener claro es “¿Qué recomendamos?”. Eso es lo más fácil, y lo voy a proponer de una forma sencilla, siempre desde el punto de vista de los impuestos:

¿Si hablamos de impuestos sobre las entidades financieras?. Que desaparezcan y por tanto tendremos que justificar un capítulo entero para justificar que no han de pagarse. Teniendo claro esto, pues luego sólo nos quedaría tirar de todos los tópicos de la reactivación del crédito y demás, (el comodín de siempre, que tampoco es que tengan demasiada imaginación), acompañada del “que malo que paguen”.

¿Si hablamos de impuestos sobre la energía?. Sabemos que hay impuestos que pagan las empresas, (el de la generación de la electricidad, canon hidráulicos…), y otros que pagan los ciudadanos como el de la electricidad. ¿Tengo que explicarle a alguien que se ha de proponer que todos los impuestos pasen al impuesto a la electricidad?. Sobre todo porque lo pagan los consumidores.

De hecho, lo más sencillo para entender el resultado final de toda la propuesta es tratar de entender los objetivos; Al final el objetivo es incrementar la recaudación respecto a la situación actual. Por tanto la reforma consiste en dos cosas; recaudar más y que cambien las personas que pagan. Por tanto, en cada impuesto que se pide elimine, lo que se está pidiendo que se incrementen los impuestos a otras personas en mayor cuantía para compensarlo. Es matemática pura. Eso sí, como buenos sabios, (y aquí justifico lo de las tonterías en mi definición previa), no hay más que usar la palabra progresividad en todos y cada uno de los puntos en que exista oportunidad, cuando es más que evidente en todos y cada uno de esos mismos puntos aparece una regresividad salvaje).

¿Qué hacemos con patrimonio?. Pues eliminarlo. ¿Sucesiones?. Pues eliminarlo; ¿y con las SICAV y Fondos de Inversión?. Pues la realidad es que un buen experto, lo que tiene que hacer con todo el tema de Sicavs es olvidarlo por completo, a ver si nadie se da cuenta que sólo aparecen en el pie de la página 241 donde se pide la eliminación de patrimonio como argumento de que las SICAV y Fondos de Inversión ya pagan en concepto de patrimonio. (siempre olvidando, como buenos vendedores de humo regalados a la banca, que tanto en las sicav como los fondos de inversión se paga por la renta obtenida, y muy poco comparado con cualquier otra renta, en lugar de sobre el patrimonio).

Con estos parámetros podemos definir sin problemas lo que debemos proponer para ser expertos; lo que determinados personajes quieren oír. Pero ahora bien;

¿Cómo debemos hacerlo?. Una vez tengamos claro lo que debemos recomendar, tenemos que pensar que palabras debemos usar para recomendar estas opciones; y para esto también existen trucos. El primero es el que nos enseña Soraya en la presentación del consejo de ministros; Usar siempre que se pueda lo de las “mejores prácticas internacionales”, que viene a ser coger lo que se va haciendo en cada uno de los países, buscando en todos lados el argumento que nos interesa, para construir algo parecido a un engendro de Frankestein. Pasamos de diferencias de sueldos, de situaciones y de derechos  y vamos cogiendo.

Y a su vez usamos frases rimbombantes de traca, como por ejemplo “los criterios de imposición óptima, según los cuales deberían gravarse más los bienes de demanda más rígida”, usado para el tabaco. Esto (ya explicado en su día), es una solemne tontería destinada a engañar con supuesta elegancia. La palabra óptima hablando de la imposición es algo que no tiene demasiado sentido cuando se usa en términos absolutos. De hecho, la palabra óptima, nunca es absoluto, ya que lo óptimo siempre depende de la situación, circunstancias y sobre todo del objetivo. Lo que está claro es que en los bienes inelásticos la recaudación es máxima, porque al ser la demanda rígida, los consumidores no pueden escapar. Por lo tanto, si se plantea la imposición en estos bienes, resulta que se entiende que lo óptimo es que los consumidores paguen y no escapen. Lo cual queda, por cierto, muy claro en el mismo capítulo dedicado al del tabaco. El problema que plantean para tocar el impuesto del tabaco es que resulta que puede ocurrir que se hayan pasado de frenada y se reduzca el consumo de tabaco, (cuando usan el argumento de que mejor no fumar).

Importante es siempre tener en cuenta que hay que olvidar los beneficiarios directos de las propuestas y justificar que el que asume el coste es el beneficiado. Nunca los beneficiarios de pagar a las constructoras serán estas, ni los beneficiarios de reducir las cotizaciones serán los que pagan las cotizaciones…. Los beneficiarios de que paguemos un importe superior por todo y no tengamos derecho a nadie seremos nosotros. Esto es importante, porque puestos a vender el país para nuestra gloría tendremos que usar siempre el buenismo que es el que determina la calidad de nuestro panfleto y en definitiva la nuestra como experto.

Por tanto, con comparaciones internacionales, cuadros de aquí y allá; y unas cuantas frases rimbombantes ya podemos construir nuestro panfleto de vendehumos, (quiero decir informe de experto).

Ha de tenerse cuidado también en lo de siempre; olvidar lo que no interesa (dado que se va a discutir sobre el informe y dado que hay discusiones que no convienen…) y justificar con garbo las cosas. De esta forma se habla de la imputación de la vivienda familiar como renta en el IRPF. Pensemos en un pequeño detalle que ilustra el funcionamiento de los expertos. Resulta que tenemos unos agentes económicos que compran la vivienda para cubrir una necesidad, mientras tenemos unos agentes económicos que tienen viviendas para generar un beneficio, (o evitar una pérdida). Curiosamente los casos en los que se plantea un impuesto a las viviendas vacías en los bancos son satanizados últimamente, mientras se plantea que se presuma que las personas tienen una renta por una necesidad básica.

Ahora bien, antes mencionaba unos cuantos rasgos sociopáticos; y para esto me gustaría que se leyese en la parte 334 aquello referido a la tasa por utilización de infraestructuras. Esto no es más que la petición de las constructoras, (por si no quedaba claro el lobby agraciado en este punto), que ya había contado. Pues aunque ven un par de problemillas, deciden recomendarlo. Los dos problemillas son que es caro de mantenimiento, (o sea que se recauda pero se paga, aunque esto a las concesionarias no les importa porque son las que cobran, aunque socialmente sea un desastre para la competitividad que tanto supuestamente importa), y que se incrementan los accidentes como ha ocurrido en Portugal. Pues a esto me refiero con sociópata. Y lo peor es que lo mencionan.

También se deja ver con lo referido al IVA; a pesar de ser regresivo totalmente; en el propio informe se habla de que la propuesta, (que es pasar los bienes básicos a los tipos altos), tendrá una especial incidencia en las capas bajas que han de ser compensadas de alguna forma. Está claro que la compensación es la famosa bajada del IRPF; pero claro. Dado que las personas con rentas bajas no pagan IRPF, o pagan una cantidad muy pequeña, ¿Cómo se les compensa la subida espectacular de todos los productos básicos (¿recordamos lo que significaba la tontería de la tributación óptima?), además de la de que los impuestos de la electricidad pasen a los consumidores, de pagar por las infraestructuras...?.

Por supuesto, hay algunos casos en los que esto de los problemas del IVA (o de los impuestos indirectos); estamos hablando de casos como turismo, o automoción. Por lo tanto, aunque nos vendan un poco de neutralidad, en realidad lo que estamos aquí es ante lo de siempre. ¿Que si tocamos un grupo de interés con poder…!

Ahora que también hay otra forma de hacer un buen informe de expertos que tendrá un gran éxito: no hay más que coger todas las tonterías que van haciendo las asociaciones de turno y copiar y pegar en un montón de folios. Tanto poder tenga, tantos folios y esfuerzo conseguirá; dado que la sociedad en general de poder anda justito, sólo tendrá que observar atónito, como una serie de sociópatas iletrados nos colocan todo un montón de páginas absurdas, para acabar destrozando lo que quede del país.

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  1. #1
    17/03/14 17:05

    Estoy totalmente de acuerdo con tu interpretación del informe de expertos sobre la propuesta de reforma fiscal que le han hecho llegar al Gobierno. ¿Quién denomina a esas personas expertos?¿Quién ha decidido que sean ellos los que realicen la propuesta sobre la reforma fiscal?

    Un hecho más de que los gobernantes no dirigen el país, sino que son los grupos de poder y los lobbys los que "campan a sus anchas".

    Me hace gracia cuando nosotros mismos nos queremos colocar entre las mejores potencias del mundo...,si hacen lo que quieren.

    La conclusión:la clase trabajadora acabará pagando lo que imponga el Gobierno y los que más poder y dinero tienen, serán los que menos impuestos paguen.


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