El fin de semana me encuentro con una idea para solucionar la crisis por parte de otro de los expertos que por ahí circulan: “la alternativa es incrementar el nivel de ahorro del sector público y del sector privado para sanear balances y pagar deudas. Con este ahorro se podrían ir pagando los vencimientos de las deudas tanto privado como públicas”. Luego dirán que no tenemos personas con capacidad para llegar a conclusiones realmente innovadoras.
Sin embargo, a pesar de las apariencias, el maravilloso plan o alternativa que plantea este experto puede tener unos ligeros matices que nos lleven a considerar que estamos ante otro caso en el que hasta las perogrulladas no lo son.
Por ejemplo. Soy perfectamente consciente de que estamos en un momento en el que existe un grave problema de endeudamiento, pero ¿hay un problema con el ahorro?. Lo digo porque a veces hay que pensar un poco las cosas y entender una pequeña paradoja; el hecho de que haya un problema de endeudamiento, no significa que exista un problema de escaso ahorro; incluso pudiera ser el caso de que fuese completamente al contrario.
Para saber esto, podemos mirar varios datos o varias fuentes; Una de ellas, supongo que será el informe que sobre las condiciones financieras de las familias que realiza el Banco de España. El último es de 2010 y está referido a los datos anteriores a 2008; pero nos da una primera aproximación; las cuentas bancarias, (incluyendo depósitos), suponen a esa fecha el 50% del valor de los activos financieros en manos de las familias, por lo tanto, analizando este importe, tenemos una primera aproximación; ¿de verdad el problema ha sido que en España no se ha ahorrado?. Los datos de depósitos y cuentas que salen de las memorias del fondo de garantía de depósitos y los pib (del INE) de los ejercicios entre el 95 y el 2011 son los siguientes:
Y gráficamente lo podemos ver de la siguiente forma:
Y en porcentaje, nos encontraríamos con lo siguiente:
Parece un poco extraño que nos encontremos con que el problema sea de ahorro, cuando se puede ver perfectamente en los datos que el ahorro se ha incrementado mucho. Y aún teniendo en cuenta que el proceso de bancarización e innovación, nos ha llevado a que exista un volumen de fondos importante materializado en instrumentos de ahorro no incluidos en esta estadística, (valores, convertibles, participaciones preferentes,…). De hecho el volumen de ahorro y riqueza está en niveles muy cercanos al máximo, tanto en valores absolutos como en proporción al PIB, y por tanto, puede ser muy difícil entender que lo que ha ocurrido a partir de 2010, sea precisamente por falta de ahorro.
El problema no es el importe del ahorro, sino su distribución, de forma que los activos financieros, (y el ahorro incluso considerando la caída de las valoraciones de los activos) siguen el siguiente esquema, según la página 42 del mencionado informe del Banco de España (en 2008 y respecto a lo observado en 2005):
“el porcentaje de hogares con algún activo financiero es inferior y la reducción en este porcentaje es mayor en la mitad inferior de las distribuciones de renta y riqueza.
Para los hogares con algún tipo de activo financiero, el valor mediano de estos activos ha aumentado un 9,3%. Por grupos de hogares, el aumento más acusado se ha producido para los hogares cuyo cabeza de familia tiene entre 65 y 74 años”, que a su vez son los grupos con mayor riqueza y rentas.
Pero al mismo momento, mientras se incrementan los activos financieros y reales de un grupo determinado de personas, nos encontramos con que la deuda de otro grupo de personas se incrementa:
“Respecto a 2005, el porcentaje de hogares endeudados ha permanecido prácticamente inalterado (del 49,5% al 50,1%). Los mayores incrementos en el porcentaje de hogares endeudados se observan entre los hogares más jóvenes y los más mayores, entre los que no trabaja ningún miembro, así como entre los pertenecientes a la parte central de la distribución de la renta. En cuanto al volumen de deuda pendiente mediana, entre 2005 y el primer trimestre de 2009 aumenta un 7%.
Por niveles de renta, se observan aumentos apreciables en dicho valor para el 60% inferior de la distribución de la renta, y disminuciones para el 40% restante. Es también sustancial el incremento en la deuda mediana de los hogares endeudados donde no trabaja ningún miembro.”.
La conclusión parece por tanto muy clara; en este país hemos tenido una serie de colectivos que se endeudan y otra serie de colectivos que consiguen generar un ahorro importante. Y este matiz es muy importante, aunque parezca que a este experto no le importe. Por entendernos, imaginemos que tenemos un porcentaje acusado de población con un problema de cáncer; ¿lo vamos a solucionar tratando al grupo de población que no tiene tal problema?.
Es así de claro; incrementando el ahorro no se va a solucionar el problema de endeudamiento, porque el ahorrador no es el endeudado, de forma que no se van a pagar las deudas con el ahorro por razones más que obvias, de forma que la brillante idea de este experto por ahora flojea.
En todo caso, supongo que se podrá objetar: “pues que ahorren los endeudados”; ante la previsión de tal critica, lo primero que me gustaría es recordar aquella célebre frase de “que coman pasteles” ante el hecho de que el pueblo no podía comer pan.
Más allá de los tópicos sobre determinados aspectos, lo que tenemos que tener claro es que cuando tenemos tan marcados los colectivos en los que van sucediendo cosas, es muy obvio que hay que buscar distintivos en estos colectivos que lleven a las situaciones actuales.
Y en este caso, la realidad es muy sencilla; tanto la riqueza como el endeudamiento, (así constan varias veces en el informe), son variables stock derivados de una variable flujo que son las rentas, y los gastos. Es decir, la riqueza en positivo o el endeudamiento en negativo, no son más que las acumulaciones de las sucesivas rentas menos gastos a lo largo del tiempo. Teniendo en cuenta que precios y salarios son los orígenes de ambos, lo que tenemos es un desequilibrio en rentas ya que si los precios se disparan, (sobre todo de bienes básicos), mientras los salarios caen, (sobre todo los bajos), tendremos un efecto sobre la distribución de la renta salvaje, lo que a su vez producirá un efecto muy evidente sobre la distribución y valores de riqueza y endeudamiento, lo que a su vez provocará un efecto sobre la actividad económica, llegando por tanto a la situación fiscal de los países.
Y ahora pueden darle las vueltas que quieran, que mientras no se solucione el desequilibrio original, no hay solución. Por mucho que nos encontremos con propuestas para reducir los impuestos a las plusvalías, patrimonio y similares, que por alguna razón sugiere a este experto que ayudará a que la creciente cantidad de personas que no llegan a fin de mes por sueldos decrecientes, (o directamente porque están en el paro), no logran pagar precios crecientes, para que puedan conseguir ahorrar y por tanto salir de una situación complicada.
Pd. Ante la respuesta de Juan Ramón Rallo en su blog… Aquí está la contraréplica.