Hay días en que es difícil no asustarse de todo lo que está ocurriendo. Estamos asistiendo a tal bombardeo de noticias y medidas que a veces es imposible mantener la calma y entran los peores temores.
El problema no es que no estemos en una democracia, ni que sin saber muy bien nos hayamos encontrado en una posición en la que el mundo está dirigido por sociópatas. El problema es entender los límites.
El salvaje expolio a los ciudadanos, que en Europa tiene su máximo exponente en Grecia, es algo que asusta a cualquiera. En España tenemos cada día nuevas medidas que empeoran las condiciones de los trabajadores, sin que exista la mínima reacción y sin que nada parezca capaz de pararlo. Sin embargo, si nos salimos de Europa, y nos salimos de los planes de ajuste el tema asusta mucho más.
En repetidas ocasiones, los bancos centrales han expresado que van a hacer lo que sea necesario para evitar la deflación, lo cual marca las políticas monetarias que se desarrollan. Se buscaba que subiesen los precios de todos los bienes que se intercambian en mercados financieros y esto es lo que se ha conseguido. Nadie ve ningún problema hasta el momento en que no pueden subir más. Da un poco igual arruinar a medio mundo, llenar de penalidades a la sociedad y lo que sea necesario con tal de mantener un tinglado que se está desmontando.
Sin embargo, en lo que respecta al tema del petróleo, el límite lo han puesto demasiado alto con unas cuantas burradas bélicas que hacen que todas las personas que están sufriendo en Europa o Estados Unidos las consecuencias de unas decisiones absurdas deban considerarse afortunadas.
Primero fue la intervención de Irak, con una burda justificación en unas armas de destrucción masiva que aún están buscando ahora, pero que en realidad ha provocado que las compañías estadounidenses se hinchen a vender misiles, para luego que otras se forren con la reconstrucción y el acceso al petróleo barato, que además pueden vendernos más caro a todo el mundo ya que las tensiones hacen subir el petróleo.
Pero en los últimos años, me gustaría recordar que se han sucedido episodios con una regularidad pasmosa. Cuando el petróleo se comenzó a derrumbar en julio de 2008, surgieron los primeros rumores de las tensiones con IRAN. Como dichos rumores no funcionaban, nos hemos encontrado con una intervención en OSETIA en agosto de 2008; De esta forma, ni aunque se supiese nada de Osetia, ni de los motivos, ni tan siquiera como acabó aquella reyerta, nos hemos encontrado con una buena cantidad de informes que sugerían que las tensiones iban a provocar la subida del crudo. En 2008, todo se desmoronó, de tal forma que al final nos olvidamos de Osetia, e incluso no hubo tensiones relevantes en el mundo, (ni tan siquiera con Irán). Es difícil no relacionarlo con el hecho de que estando el petróleo barato y dado que la situación era tan dramática como para que lo de Osetia no tuviese la menor influencia en el precio del petróleo se dejaron estos planes para pasar a los planes de salvamento de una banca de inversión que caería un mes más tarde.
En el 2011, cuando el petróleo comenzaba a caer, tras haber fallado todas las tonterías para que subiese, (como la bajada o subida de los límites de velocidad, según el país para conseguir ahorrar), se improvisó una intervención en Libia, tras un muy breve período de tensión en que el precio del petróleo no se veía afectado.
Pues en 2012, parece que toca subir el petróleo, a cuenta de Irán. Para ello, tenemos todos los ingredientes de siempre. Tenemos que asumir que corremos un gran peligro porque el país está desarrollando una tecnología militar imponente; son dictadores y muy malvados. Al igual que Libia o tantos dictadores, (o no dictadores), es muy difícil entender que ha cambiado para que de repente todo el mundo se ponga de acuerdo en invadir a estos países; sobre todo porque no han cambiado. Irán es hoy lo mismo que era en 2008, lo mismo que en 2009 y lo mismo que en 2010. Sin embargo, hoy el sector financiero necesita un motivo, (se le llama técnicamente un fundamental), para un mercado de petróleo en el que existe una gran sobreoferta. Y el mejor motivo son las tensiones y las guerras.
¿Por qué estamos metidos otra vez en la misma historia?. Pues básicamente porque estamos en una situación en la que se necesita que suba el petróleo. Si sube con la tensión es posible que Irán no sea invadido, pero lo que debemos tener claro tras todos estos años es que si se relajan los precios del petróleo, nos encontraremos con una situación en la que acabaremos invariablemente diciendo: “¡éramos pocos y parió la abuela!”. Es completamente imposible que todas estas tensiones que surgen cuando la banca está en problemas y el precio del petróleo se hunde sean casualidad.
Hoy hemos tenido una lección que no podemos dejar pasar. Alguien en este engendro llamado Europa, ha llegado a la conclusión de que se ha de aprobar un embargo de petróleo iraní, lo cual perjudica seriamente a Europa, y que supone un incremento de precio en un mercado en el que debemos recordar que según manifiesta Repsol, está sobreabastecido, (aunque todo el mundo se encargue de que la sensación sea la contraria). Estoy seguro que mucha gente dirá que está a favor de los derechos humanos o contra el plan nuclear iraní; también estoy seguro que muchos dirán aquello de ¿Cómo vamos a comprar petróleo iraní?, ¿seremos tan incívicos de negarnos a pagar un poco más en la gasolinera con el objetivo de conseguir los derechos humanos para este pueblo?. Pero todos estos argumentos son pura demagogia que no hacen otra cosa que ocultar el hecho de que actualmente estamos comprando petróleo iraní, (¿no dicen esto los mismos estudios?). ¿Por qué se les acuerda ahora mismo los derechos humanos o el miedo al eje del mal?. Y por supuesto, ¿Qué ha pasado con los derechos humanos o con la población de los países que se han intervenido en el pasado?.
Es verdad que tengo miedo a lo que son capaces de hacer los países para defender los intereses de aquellos a los que les interesa un petróleo lo más alto posible para generar unos beneficios ingentes. Pueden y probablemente invadirán Irán. Tengo que reconocer que no tengo miedo a este conflicto en particular, principalmente porque no soy iraní, y por mucho que nos cuenten que son una potencia militar y toda la letanía de costumbre, la realidad es que tienen muy limitadas posibilidades de reacción.
Tengo miedo a nuestros dirigentes que no parecen tener límites, y a la demagogia, pero además de miedo, siento repulsión porque no se va a parar en nada para conseguir beneficios. Los que afirman estar preocupados por la seguridad nos van a meter en una guerra, en la que habrá lo que hay en todas las guerras: muerte, destrucción, miseria y dolor, que distan mucho de los derechos humanos que nos cuentan. Y los que no paguemos en sangre, pagaremos en sudor mientras de alguna forma debamos sentirnos afortunados. Aunque triste consuelo es para los ciudadanos europeos el hecho de que nadie tenga demasiado claro quien ha tomado las decisiones, que hayamos sido o no, nosotros, y tampoco el hecho de que haya personas que paguen más por estas decisiones.
Hay dos preguntas que últimamente suenan por todos lados, ¿subirá el petróleo?, ¿habrá intervención en Irak?. En mi opinión el petróleo tiene cada vez menos posibilidades de subir, ya que las gasolinas están en máximos históricos, (al igual que en 2008), pero en estos momentos las condiciones de los ciudadanos y economías en general son bastante peores que en aquellos momentos en que no se pudo soportar. Sin embargo se va a hacer lo posible por subir el precio lo máximo que se pueda usando todas las técnicas y tácticas que se les ocurran. Entre ellas la guerra, por lo que temo que si va a haber intervención en Irán. Tan sólo una debacle muy rápida puede evitarla.