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Los extraordinarios acontecimientos climáticos de 2022-24

Una improbable erupción volcánica submarina, el inusual año más cálido jamás registrado y el colapso del vórtice polar tras tres episodios de calentamiento estratosférico súbito han sido acontecimientos realmente extraordinarios. Aplicando el principio de la navaja de Ockham, sugiere que estos tres acontecimientos sin precedentes en un corto periodo de tiempo de poco más de dos años están probablemente relacionados con una única causa, en lugar de con múltiples causas separadas. Esta rara convergencia representa una oportunidad única de aprendizaje tanto para los climatólogos como para los aficionados al clima, ya que ofrece una visión de un acontecimiento climático que podría no repetirse en cientos o incluso miles de años.

1. Enero de 2022, el volcán improbable


Nunca antes habíamos sido testigos de una erupción volcánica submarina con un penacho capaz de alcanzar la estratosfera y depositar una gran cantidad de agua vaporizada. Este acontecimiento extraordinario se produjo en enero de 2022 con la erupción del volcán Hunga Tonga. Las condiciones para que se produzca un evento de este tipo son poco frecuentes: el volcán debe ser lo suficientemente profundo como para impulsar suficiente agua con el penacho, pero no demasiado profundo como para impedir que alcance la estratosfera. La mayoría de los volcanes submarinos no producen penachos, lo que hace que la erupción de Hunga Tonga sea aún más sorprendente.

El volcán Hunga Tonga tenía la profundidad idónea de 150 metros el día anterior a la erupción. Además, la erupción en sí debe ser excepcionalmente potente para que el vapor de agua se eleve a la estratosfera. La erupción del Hunga Tonga de enero de 2022 fue la más potente en 30 años, desde la erupción del Monte Pinatubo en 1991.
 
Figura 1. La erupción del Hunga Tonga desde el espacio.
Figura 1. La erupción del Hunga Tonga desde el espacio.

¿Cuáles son las probabilidades de que se produzca un acontecimiento semejante? Yo diría que bastante escasas. Los volcanes submarinos activos a la profundidad adecuada son raros, y la probabilidad de que uno entre en erupción con tal intensidad es relativamente baja. Puede que estemos ante un acontecimiento que se produce una vez cada varios siglos, o tal vez incluso una vez cada milenio. Sin duda, fue un acontecimiento excepcionalmente raro.

Si nos fijamos en el clima en términos de patrones meteorológicos de 30 años, no hay pruebas sustanciales de que las erupciones volcánicas tengan un impacto significativo. Mientras que las erupciones más potentes, como la del Tambora en 1815, pueden influir fuertemente en la meteorología hemisférica durante algunos años, nuestras observaciones de erupciones como las del Agung (1963), El Chichón (1982) y el Pinatubo (1991) sugieren que sus efectos se disipan en 3-4 años.

La idea de que la Pequeña Edad de Hielo (PEH) fue causada por el aumento de la actividad volcánica es muy popular. Sin embargo, los datos sugieren lo contrario. La actividad volcánica durante la PEH no fue inusualmente alta, sino más bien inferior a la media del Holoceno. Incluso en la segunda mitad del siglo XX, la actividad volcánica fue superior al 80% de la PEH. El principal factor de forzamiento climático inusual durante la PEH fue una actividad solar excepcionalmente baja.

Las erupciones volcánicas que penetran en la estratosfera desencadenan importantes cambios radiativos, químicos y dinámicos, en los que el azufre desempeña un papel fundamental. El dióxido de azufre (SO2) volcánico se oxida, combina y agrega formando aerosoles de sulfato. Estos aerosoles dispersan la radiación de onda corta entrante, lo que provoca una reducción de la insolación superficial y el consiguiente enfriamiento de la superficie. También absorben la radiación infrarroja entrante y saliente, contribuyendo al calentamiento de la estratosfera.

Sin embargo, el efecto de la erupción del Hunga Tonga es todo lo contrario. El vapor de agua es un potente gas de efecto invernadero, por lo que el repentino aumento del 10% del vapor de agua estratosférico en un solo día aumentó la opacidad estratosférica a la radiación infrarroja saliente. A diferencia de la troposfera inferior, donde el efecto invernadero está esencialmente saturado, la estratosfera, muy por encima de la altitud media de emisión de la Tierra (unos 6 km), experimenta un efecto mucho más pronunciado por la adición de vapor de agua. Además, el mayor contenido de vapor de agua estratosférico aumenta las emisiones infrarrojas, lo que enfría la estratosfera considerablemente.

Figura 2. Vapor de agua estratosférico en ppm por latitud a lo largo del tiempo a 31,6 hPa de altitud. Se observa claramente la evolución del vapor de agua de Hunga Tonga desde su inyección tropical hacia los polos.
Figura 2. Vapor de agua estratosférico en ppm por latitud a lo largo del tiempo a 31,6 hPa de altitud. Se observa claramente la evolución del vapor de agua de Hunga Tonga desde su inyección tropical hacia los polos.

La improbable erupción volcánica inversa de Hunga Tonga enfría la estratosfera al tiempo que calienta la superficie. Sin embargo, este efecto disminuirá gradualmente con el tiempo a medida que el exceso de vapor de agua salga de la estratosfera en los próximos 2-4 años. La figura 2 ilustra el movimiento del agua volcánica desde las regiones tropicales, por donde entra el aire deshidratado de la troposfera, hasta las latitudes medias y altas, por donde el vapor de agua de la erupción saldrá gradualmente de la estratosfera en los próximos años.

Surge la pregunta: ¿por qué se tardó más de un año en detectar los efectos de los cambios estratosféricos en la temperatura de la superficie tras la explosión? Normalmente, se espera que los efectos radiativos sean instantáneos una vez que el vapor de agua o los aerosoles de sulfato se sitúan en la estratosfera. Sin embargo, nuestra comprensión de cómo los volcanes afectan al clima sigue siendo incompleta, y los modelos climáticos tienen dificultades para reproducir con precisión estos fenómenos.

El transporte dentro de la estratosfera es rápido en dirección longitudinal, pero muy lento con respecto a la latitud y la altitud, con importantes variaciones estacionales. En la figura 2 podemos observar cómo el vapor de agua no llega al hemisferio norte hasta un año después de la erupción. Dependiendo de factores como la latitud de la erupción y la época del año, los efectos sobre el clima pueden variar mucho. La erupción del Tambora proporciona un precedente: se produjo en abril de 1815, pero sus efectos sobre la meteorología, que condujeron al "año sin verano", no se detectaron hasta junio de 1816, un lapso de 15 meses después de la erupción. Este precedente histórico subraya la posibilidad de que sucesos ocurridos más de un año después de una erupción puedan ser atribuidos a ella.

2. 2023, el año más caluroso registrado


A partir de junio de 2023, los últimos siete meses del año marcaron el periodo más cálido jamás registrado, superando significativamente los registros anteriores. Un acontecimiento así es bastante notable, dada la considerable variabilidad de temperaturas observada de un mes a otro. Pero, ¿hasta qué punto es improbable?

Utilizando el conjunto de datos HadCRUT5, descubrimos que ha habido 17 años que han batido el récord de temperatura desde 1870. La figura 3 muestra que, en 2023, el aumento de la temperatura con respecto al récord anterior fue el mayor en 153 años, con +0,17 °C. Este nivel de aumento respecto a los registros anteriores es notable, incluso para un año que se ha registrado como el más cálido de la historia.

Figura 3 Los años más cálidos en el conjunto de datos HadCRUT5 desde 1870 con el aumento de temperatura respecto al registro anterior. 2023 constituye el mayor salto.
Figura 3 Los años más cálidos en el conjunto de datos HadCRUT5 desde 1870 con el aumento de temperatura respecto al registro anterior. 2023 constituye el mayor salto.

En los años más cálidos, a menudo destacan varios meses como los más cálidos (Figura 4, barras azules). En 2023, hubo siete de esos meses, sólo por detrás de 2016 y empatando con 2015. Cabe destacar que estos siete meses más cálidos fueron consecutivos, de junio a diciembre. Las barras rojas de la Figura 4 ilustran el número de meses récord consecutivos de cada año récord. De la figura se desprende claramente que los años del conjunto de datos con cinco o más meses cálidos consecutivos coinciden con años muy intensos de El Niño: 1877-78, 1997-98 y 2015-2016.

Figura 4. En azul se muestra el número de meses récord en los años récord. En rojo se muestra el número de esos meses récord que fueron consecutivos.
Figura 4. En azul se muestra el número de meses récord en los años récord. En rojo se muestra el número de esos meses récord que fueron consecutivos.

Las estadísticas de temperatura reflejan que 2023 presentó condiciones similares a los años que en más de un siglo presentaron un fenómeno de El Niño más fuerte. Pero, ¿fue realmente así? Determinar si El Niño fue el catalizador del calentamiento récord de 2023 es todo un reto. Basarse únicamente en la temperatura de la superficie del océano Pacífico como criterio de El Niño conduciría a un razonamiento circular. Definimos El Niño en base al calentamiento y atribuimos el calentamiento a El Niño. Para escapar de este razonamiento circular debemos utilizar otro criterio para estudiar El Niño de 2023 que no sea la temperatura. El Niño es un fenómeno complejo en el que intervienen tanto la atmósfera como el océano. El Índice Multivariable ENSO (MEI v2) utiliza cinco variables (presión a nivel del mar, temperatura de la superficie del mar, vientos zonales de superficie, vientos meridionales de superficie y radiación de onda larga saliente) para crear una serie temporal de las condiciones de El Niño Oscilación del Sur (ENSO) desde 1979 hasta la actualidad.

Este índice, cuando se promedia a lo largo de todo el año, muestra que de todos los años récord desde 1980, sólo 1997-98 y 2015-16 fueron el resultado de un El Niño muy fuerte. 2023 fue en realidad un año de El Niño débil, a pesar de las elevadísimas temperaturas de la superficie del mar. El Niño no fue la causa del extraordinario calentamiento de 2023.

Figura 5. Valores medios anuales del Índice Multivariable ENSO para los años más cálidos registrados.
Figura 5. Valores medios anuales del Índice Multivariable ENSO para los años más cálidos registrados.

Podemos concluir que 2023 destacó como un año excepcionalmente cálido. Aunque rivalizó con años El Niño muy intensos en cuanto a la superación de récords de temperatura anteriores, en realidad no entró en esa categoría. Sorprendentemente, a pesar de la ausencia de un fuerte El Niño, consiguió establecer el récord de temperatura más alto con el mayor margen en el conjunto de datos que abarcan siglo y medio.

En un artículo titulado "Estado del clima - verano de 2023", Judith Curry mostró lo inusual que fue 2023 en términos del balance global de radiación en la parte superior de la atmósfera, los componentes del balance energético en superficie y los modos internos de variabilidad climática impulsados por los patrones de circulación atmosférica y oceánica.

La magnitud de las anomalías mostradas en 2023 en una amplia gama de variables no se había registrado nunca antes. Se trata de un acontecimiento climático sin precedentes en nuestros registros.

3. Enero-marzo de 2024, el colapso del vórtice polar


El vórtice polar es un patrón de viento circular que se desarrolla en planetas en rotación con atmósfera. Resulta de la conservación de la vorticidad potencial, una propiedad que depende de la fuerza de Coriolis y del gradiente de temperatura potencial. La temperatura potencial se refiere a la parte de la temperatura de un volumen (parcel) de aire que no se ve afectada por su energía potencial, y a menudo se define como la temperatura que tendría dicho volumen de aire si fuera llevado a la superficie (1.000 hPa).

En el hemisferio norte, hacia el final del verano, el Ártico experimenta un brusco descenso de la temperatura al acortarse los días. Para mantener la vorticidad potencial, la velocidad del viento alrededor de las regiones polares se intensifica en dirección oeste-este. La formación del vórtice polar en la estratosfera se produce cuando los vientos predominantes del este cambian a vientos del oeste. Este cambio es evidente en la velocidad zonal del viento, que pasa de negativa a positiva en torno a septiembre (véase la figura 6). Finalmente, el vórtice se disipa hacia abril.

Los vientos del vórtice polar estratosférico pueden alcanzar los 180 km/h y constituyen una barrera formidable para el transporte de calor desde los trópicos. Como resultado, la atmósfera y la superficie en el interior del vórtice se vuelven muy frías y secas, lo que reduce la pérdida de energía para el planeta, ya que las superficies frías irradian menos.

En la atmósfera, como en cualquier fluido, se producen ondas, las mayores de las cuales son las ondas planetarias. Estas ondas planetarias se originan en la troposfera como consecuencia de las grandes cadenas montañosas y de las diferencias de temperatura entre los océanos y la tierra. Son más frecuentes y pronunciadas durante el invierno en el hemisferio norte. En condiciones favorables, estas ondas se desplazan rápidamente, de forma similar a los tsunamis, chocando contra el vórtice polar e impartiendo un impulso angular hacia el este. Como resultado, los vientos que forman el vórtice polar reducen su velocidad, debilitándolo y permitiendo la entrada de aire más cálido, que empuja el aire frío hacia el exterior. Este intercambio provoca condiciones invernales más frías en las latitudes medias.

Cuando los vientos reducen su velocidad lo suficiente como para invertir su dirección, el vórtice polar se rompe en dos o tres vórtices desplazados más pequeños. El aire estratosférico que entra en la zona anteriormente ocupada por el vórtice desciende, calentándose significativamente en el proceso. Este fenómeno, conocido como calentamiento estratosférico súbito (SSW, por sus siglas en inglés), puede elevar las temperaturas de la estratosfera polar hasta 40 °C en cuestión de días. Los SSW son relativamente frecuentes en el hemisferio norte y suelen producirse una vez cada dos años. Suelen provocar condiciones invernales más duras en determinadas regiones, especialmente en el este de Norteamérica y el este de Eurasia, en las semanas siguientes.

Los años de El Niño suelen favorecer los fenómenos de SSW y las rupturas del vórtice polar. Esto podría deberse al aumento de los contrastes de temperatura oceánica durante El Niño, que generan ondas planetarias de mayor amplitud. Ocasionalmente, aproximadamente una vez cada 10-20 años, se producen dos eventos de SSW en el mismo invierno. Sin embargo, el período prolongado de este invierno (de noviembre a marzo) marca la primera vez desde que comenzaron los registros en la década de 1950 que se han observado tres eventos SSW. La ruptura del vórtice polar se produjo en enero, febrero y marzo, como muestra la figura 6 del seguimiento de SSW de la NOAA. En cada ocasión, la línea roja que representa la velocidad del viento del oeste descendió hasta la línea cero. En esta época del año, es posible que el vórtice polar estratosférico no vuelva a formarse.

Figura 6. Los vientos zonales estratosféricos de poniente (positivos) en 60°N (línea roja) alcanzaron la línea de velocidad cero tres veces este año, lo que indica un calentamiento repentino de la estratosfera y la ruptura del vórtice polar en cada ocasión.
Figura 6. Los vientos zonales estratosféricos de poniente (positivos) en 60°N (línea roja) alcanzaron la línea de velocidad cero tres veces este año, lo que indica un calentamiento repentino de la estratosfera y la ruptura del vórtice polar en cada ocasión.

Según Adam Scaife, de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, este fenómeno no sólo no tiene precedentes, sino que podría producirse una vez cada 250 años. Esta conclusión se desprende de un reciente estudio estadístico de los episodios de SSW realizado mediante un sistema de previsión estacional dentro de un modelo climático. Sin embargo, es importante tener en cuenta una advertencia: los modelos climáticos siguen teniendo dificultades para representar con precisión la estratosfera y no logran reproducir el fenómeno observado de que los años de La Niña también aumentan la probabilidad de que se produzcan episodios de SSW.

El impacto de los tres episodios de SSW de este invierno no es especialmente dramático. Aunque los patrones meteorológicos normales pueden cambiar, dando lugar a temperaturas y precipitaciones inusuales en algunas zonas, los efectos son temporales. En España podemos estarles agradecidos, porque es la muy probable causa de las inusualmente abundantes lluvias de este invierno que han hecho subir el agua de los embalses un 4% en dos semanas, situándonos en una situación más favorable que los dos años anteriores y tan solo un 4,8% por debajo de la media de diez años. Estamos asistiendo a uno de los inviernos más lluviosos en el registro.

Figura 7. Agua embalsada en España a 11 de marzo de 2024.
Figura 7. Agua embalsada en España a 11 de marzo de 2024.


La situación en Cataluña ha experimentado una notable mejoría, mientras que Andalucía y Murcia continúan muy faltas de agua. En el resto de España la situación es normal para la época o muy positiva. La estación más lluviosa en España es la primavera, por lo que albergo esperanzas de que la precipitación de este año sea superior a la media, terminando con la sequía.

Sin embargo, estos fenómenos sí afectan a las temperaturas del Ártico y, por tanto, a la cantidad de energía que sale del planeta. El debilitamiento del vórtice polar, como se muestra en la figura 6, se traduce en un aumento del transporte de calor hacia el Ártico este invierno, lo que provoca un aumento de las temperaturas en la región.

La figura 8 ilustra esta tendencia, con una línea naranja que representa las temperaturas del Ártico en 2023 según el Instituto Meteorológico Danés, y una línea verde que representa las temperaturas de este año. La temperatura del Ártico ha llegado a estar 20°C por encima de la media. Dado que el efecto invernadero es más débil durante el invierno ártico debido a la escasez de vapor de agua en la atmósfera, el resultado es que se escapa más energía del planeta debido al debilitamiento del vórtice. Esto sirve para mitigar el calentamiento inusual observado en la segunda mitad de 2023, que contribuyó a que fuera el año más cálido registrado.

Figura 8. Temperatura de la superficie del Ártico para el año 2023 (naranja) y 2024 (verde), comparada con la media de 1958-2002 (azul).
Figura 8. Temperatura de la superficie del Ártico para el año 2023 (naranja) y 2024 (verde), comparada con la media de 1958-2002 (azul).

A pesar del calor adicional transportado al Ártico, que ha provocado un aumento de las temperaturas, no se ha producido la correspondiente disminución de la extensión del hielo marino ártico. De hecho, la extensión del hielo marino de este invierno supera la media de 2010-2020. Parece que, contrariamente a los temores generalizados de su desaparición, el hielo del Ártico sigue siendo resistente y estable.

Figura 9. Extensión del hielo marino del Ártico en 2024 comparada con las medias decenales de 2001-10 y 2011-20 del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo (NSIDC).
Figura 9. Extensión del hielo marino del Ártico en 2024 comparada con las medias decenales de 2001-10 y 2011-20 del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo (NSIDC).

4. ¿Qué podemos esperar en un futuro próximo?


La aplicación de la navaja de Ockham sugiere que los tres acontecimientos sin precedentes están probablemente relacionados. La inusual erupción volcánica es la causa probable del calentamiento extraordinario, que a su vez condujo a la aparición de los acontecimientos de SSW sin precedentes. Nuestro conocimiento de los efectos de estos fenómenos respalda esta interpretación.

Los datos históricos sobre los años más cálidos indican una alta probabilidad de que 2024 vuelva a batir el récord de temperatura, de forma similar a lo ocurrido en 1877-78, 1980-81, 1997-98 y 2015-16. Sin embargo, si hemos identificado correctamente la causa del calentamiento como la erupción de Hunga Tonga, podemos esperar que a medida que el exceso de vapor de agua salga de la estratosfera, inducirá un efecto de enfriamiento en la superficie, reduciendo potencialmente las temperaturas durante los próximos 3-4 años. Estudios como el de Solomon et al. (2010) ya han demostrado el impacto negativo sobre el calentamiento global de la deshidratación estratosférica. Deberíamos asistir a la reversión de todo el calentamiento provocado por el volcán Hunga Tonga.

Además, otros factores que afectan a las temperaturas, como el descenso de la actividad solar tras el máximo del Ciclo Solar 25 y el desplazamiento de la Oscilación Multidecenal del Atlántico hacia su fase fría, podrían contribuir a una gran pausa en el calentamiento global. Tomando como punto de referencia la temperatura de 2023-24, podríamos incluso asistir a un cierto enfriamiento en los próximos años. Son tiempos interesantes en términos de dinámica climática.
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  1. en respuesta a Lazarus Long 2020
    -
    #20
    14/03/24 18:56
    CACLIAC= Cambio Climático Antropoceno (o Actual??

    Estoy de acuerdo en las causas del consenso. Sin consumo de fuentes de información alternativas (medios, blogs, conversaciones...) es imposible "salirse" de la visión hegemónica. Afirmar lo contrario, que una mente "pura y libre" puede concebir aquello que no recibe es idealismo filosófico; es afirmar que algo salga de la nada (lo mismo vale para el ideal meritocrático o la autodeterminación) y violar el determinismo.

    Dicho esto, lo qué yo observo en aquellos con quienes converso (siempre en diálogo de dos personas, que posibilita más matices y menos cerrazón por presión de grupo) sobre el tema es lo siguiente:
    1- Un rechazo inicial con argumentos como el: "qué sabrás tú, si no eres científico" o "claro, tú eres el listo que lo sabe: cuñado".
    2- Una vez dados ciertos argumentos, respuestas manufacturadas que se repiten sin atender a mis argumentos.
    3- Entonces, cuando escuchan, empiezan a hilar y ver que hay plausibilidad en lo qué afirmo.
    4- A mayor profundidad, se cansan y dejan de escuchar. Pasan a otro tema o se te quedan mirando, pensando cosas como: "¿y por qué carajo este se pone a disentir sobre esto?" o "le gusta llevar la contraria y darse ínfulas".
    5- La próxima vez que surge el tema, parece que han olvidado la conversación anterior, y así ad infinitum

    Yo me di cuenta de esto con el COVID, y ahí emprendí un estudio sobre otras ocasiones del pasado y los mecanismos psicológicos y sociológicos por los cuales esto sucede. La repetición del mismo tema hasta el hartazgo hace inútiles nuestros intentos; es como barrer un espacio abierto, por cada barrida hay mil ocasiones en las que el polvo y el viento vuelven a ensuciar. A esto se le suma la demonización con consignas simplistas como la del negocianismo, que consiguen asociar el escepticismo meramente argumentativo y epistémico sobre un tópico concreto con posturas dogmáticas que no se basan en argumentos y datos. Básicamente, lo qué hacen es enfrentar un hombre de paja del tamaño de una catedral que sirve para no refutar los argumentos con sustento. Finalmente, lo aversivo de discrepar respecto de la presión de grupo hace que aquellos con dudas se callen, o no discrepen en público. Esto lleva a binarismos simplistas y hace que ciertos escépticos sanos se radicalicen al no ser escuchados, lo qué a su vez da pábulo a asociar aun más el escepticismo racional con posicionamientos ideológicos o infundados. 

    Es más, se consigue que aquellos que discrepamos evitemos la carga aversiva de hacer el esfuerzo de explicar lo mismo una y otra vez, con paciencia, optando al final por dejar de hacerlo. Especialmente, esto sucede en grupos. 
    Yo, al ser bastante solitario, suelo tener estas conversaciones en un diálogo a dos, de forma muy ocasional, pero cuando se da la ocasión machaco con argumentos. Aun así, aún no me he encontrado a nadie que tras seguir los pasos que mencione, a la siguiente charla no vuelva al punto 1. Cómo mucho, conocen mi postura y no discuten; pero se siguen tragando el CACLIAC. 

  2. #19
    14/03/24 18:43
     "A partir de junio de 2023, los últimos siete meses del año marcaron el periodo más cálido jamás registrado, superando significativamente los registros anteriores."

    Entiendo que confías en los registros. ¿No te parecen ciertos o significativos los estudios que muestran un sesgo hacía el calentamiento de los termómetros oficiales?  Lo hacen por cambios en las condiciones del entorno (De fresco campus a ardiente aparcamiento) o por qué los nuevos termómetros producen ese sesgo. ¿Se puede confiar en los registros o los aceptamos para no romper la baraja? 


  3. en respuesta a Juanma1949
    -
    Top 100
    #18
    14/03/24 18:40
    La figura 23 de mi libro explica el transporte estratosférico:

    Figura 23. La circulación de Brewer-Dobson. Se trata de la circulación atmosférica meridional que tiene lugar en la estratosfera por encima de la tropopausa (línea gruesa gris). La mayor parte de la circulación se produce hacia el polo en invierno.
    Figura 23. La circulación de Brewer-Dobson. Se trata de la circulación atmosférica meridional que tiene lugar en la estratosfera por encima de la tropopausa (línea gruesa gris). La mayor parte de la circulación se produce hacia el polo en invierno.

    La circulación bascula hacia el polo que está en invierno. Por ello, cuando se produce la erupción al sur del ecuador, la circulación está empezando a bascular hacia el polo sur, y no se dirige hacia el polo norte hasta que no llega el siguiente invierno. La zona tropical queda pronto libre de agua porque es por donde asciende el aire de la troposfera que es deshidratado antes de entrar y es el más seco de la estratosfera. El agua de la estratosfera no proviene de la troposfera, sino que se produce por oxidación del metano (CH4 + 2 O2 = CO2 + 2 H2O) causado por la radiación solar de alta energía en la estratosfera superior (50-80 km) y va cayendo hacia la troposfera. La estratosfera está más húmeda cuanto más arriba, aunque no tras el Hunga Tonga, que ha alterado el gradiente normal. Como muestra esta figura, todo lo que es transportado cambia de hemisferio por encima del nivel que muestra la figura 2 del artículo. 30 hPa equivalen a unos 20 km de altura dependiendo donde. Se usa presión en vez de altura porque su relación no es constante y varía mucho entre el ecuador y los polos y para estudiar la atmósfera la presión es mucho más útil que la altitud.

    Esto ayuda a entender por qué tanto la erupción de Tambora en abril de 1815, como la de Hunga Tonga en enero de 2022, no produjeron su efecto máximo hasta el verano del año siguiente.
  4. en respuesta a Knownuthing
    -
    #17
    14/03/24 18:36
    Creo que solo es posible discutir con gente que tenga muchos conocimientos y que no padezca de "odium climaticum" (https://es.wikipedia.org/wiki/Odium_theologicum) que es ese odio que a veces se toleran a sí mismos los mansos y los pacíficos. Yo he conseguido despertar el interés de gente explicándole la teoría del portero de invierno pero aman demasiado a los osos polares para perseverar!

    ¡¡Knownuthing, pecador. Ayúdame!!
    ¡¡Knownuthing, pecador. Ayúdame!!


  5. en respuesta a Calda
    -
    #16
    14/03/24 18:21
    Debo tener mala suerte pero yo no he convencido a nadie que fuera un bien pensante. La argumentación que yo utilizo más es la histórica: "En el pasado ha habido otros calentamientos. Uno cada mil años (Minoico, Romano, Medieval). El actual es uno de ellos." 

    Lo hago así ya al ser profesor de latín tengo un mínimo, no mucho pero algo, de autoridad histórica. Solo se puede convencer a alguien si te reconoce "auctoritas" si no, ya puedes tener todas las razones del mundo que chocarás contra sus ignorancias y prejuicios. Y es que si algo he visto en los treinta años que dudo del CACLIAC (Adivina que significa el acrónimo) es la creciente ignorancia de los bien pensantes sobre el clima. No saben casi nada del clima salvo lo más básico: 
    1) Nos estamos cargando el planeta.
    2) La culpa es nuestra. 
    3) Pero nosotros somos buenos pues reciclamos y tenemos buenos sentimientos.
    4) Los empresarios son los culpables.
    La ignorancia en una situación de consenso es lógica. Si todo tu entorno cree lo mismo y se nutre de las mismas fuentes de información es normal no pulir los argumentos y conformarse con lo más básico. Por poner solo un ejemplo, probablemente pocos de nosotros (salvo Knownuthing!) sabría demostrar el geocentrismo del sistema solar, por ejemplo. 
    Con frecuencia me he encontrado en conversaciones en bucle y que terminan preguntándome que quien soy yo para discutir al 97% de los científicos. Eso en el mejor de los casos. Con frecuencia las conversaciones terminan en silencio mientras los demás se miran de reojo. 
    Algo pasa en el mundo que no entiendo bien pero los creyentes en el CACLIAC tienen una visión terriblemente distorsionada del "negacionismo". Si buscáis en Google "argumentos contra el negacionismo" o "los mitos negacionistas refutados" encontraréis una multitud de entradas. Pero pocas, o ninguna, hacen justicia a los escépticos. La Inquisición conocía perfectamente a los herejes. Los quemaba pero los reconocía. Los refutadores de lo que llaman "negacionismo" luchan contra unos fantoches ridículos absolutamente inexistentes. No sé si tenéis experiencias tan frustrantes como las mías o son mejores. 
  6. #15
    14/03/24 17:34
    Know, gracias por este articulo tan oportuno y explicativo.

    El grafico que muestra la cantidad de vapor de agua atribuible al H.T.me parece muy didáctico para ver el tiempo que tardó en llegar a la estratosfera del Hemisferio Norte. Practicamente un año ¿no?. 
    Una pregunta: ¿se podría  interpretar en ese gráfico que el transporte inicial del vapor de agua se produjo fundamentalmente el primer año hacia el Polo Sur (parece que no llegó a pasar entonces el ecuador) y que en los meses siguientes el vapor de agua encontró el camino para llegar al Polo Norte, aunque parecería que no sería a través de latitudes ecuatoriales a esa altura pues no parece haber una huella clara de agua allí . 
    Si esto hubiera sido así ¿ como y por donde crees que habría podido llegar la  masa de vapor de agua a zonas mas septentrionales?



  7. en respuesta a Calda
    -
    Top 100
    #14
    14/03/24 14:25
    No sé que dirán los demás, pero a mí me resulta difícil saber qué argumento/s convencería/n a alguien de mente abierta con pocos conocimientos del tema:

    -Que desconocemos mucho más de lo que sabemos del clima por lo que los modelos son incompletos y no pueden ser fiables, y además sabemos que contienen multitud de errores.

    -Que no existe ninguna evidencia de que el CO2 sea responsable del calentamiento de los últimos 200 años y de existir nos la habrían dicho.

    -Que gran parte de los cambios climáticos del pasado no pueden deberse a cambios en el CO2, y ello incluye los últimos 10.000 años, durante los cuales el clima ha cambiado muchísimo, con periodos cálidos y pequeñas edades de hielo.

    -Que el cambio climático natural no debido al CO2 no puede haber dejado de actuar porque emitamos CO2, pero según el IPCC y los modelos el cambio climático de los últimos 200 años se debe esencialmente a actividades humanas, lo cual es poco creíble.

    -Que muchos cambios climáticos del pasado están ligados a cambios en la actividad del sol, y el sol ha estado inusualmente activo durante los últimos 65 años del siglo XX, como reconoce incluso el IPCC.

    -Que desconocemos como afectan los cambios solares al clima, por lo que no podemos descartarlo como causa de buena parte del calentamiento. Sabemos que tiene la capacidad de afectar al clima puesto que incluso es capaz de cambiar la velocidad de rotación del planeta.

    -Que el efecto invernadero es irregular, como una manta que cubre los trópicos y latitudes medias pero deja al descubierto los polos (la cabeza y los pies) por lo que los cambios de temperatura en el Ártico pueden hacer cambiar el clima al hacer perder o conservar el calor de la Tierra. Dichos cambios no dependen del CO2 sino de la cantidad de calor que la atmósfera y el océano transportan al Ártico, y muestran una relación inversa con la actividad solar a lo largo de miles de años.

    -Que en ciencia el consenso indica falta de pruebas, dado que cuando las hay no hace falta consenso, y que a lo largo de la historia cada vez que alguien revolucionó la ciencia fue demostrando que el consenso anterior estaba equivocado, lo que demuestra lo poco fiables que son.

    -Que la respuesta a la causa del cambio climático fue elegida antes de iniciar su estudio, porque el IPCC se creó en 1988 "para comprender la base científica del riesgo de cambio climático inducido por el hombre" por lo que dio por hecho dicho cambio, y la razón de su existencia es encontrar que el riesgo existe. Elegir la respuesta de partida pervierte el método científico haciendo extremadamente probable el llegar a conclusiones erróneas. El interés económico es incompatible con la objetividad científica.
    https://archive.ipcc.ch/pdf/ipcc-principles/ipcc-principles.pdf
  8. en respuesta a Knownuthing
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    #13
    14/03/24 13:24
    Aún no llegue a esa parte, era una idea que se me había ocurrido reflexionando sobre El Niño como mecanismo de enfriamiento que produce un calentamiento. Justo hoy leí el capítulo sobre "la Pausa", uno de los que muestra mejor nuestra supina ignorancia sobre el clima, su complejidad y las múltiples piezas del puzle que aún no sabemos cómo encajar del todo; las cuales tiran a la basura muchos climatólogos en vez de reconocer que no saben encajarlas. 

    Una pregunta más para todos: ¿si tuvierais que explicar a alguien lego (y crédulo, aunque no sea su culpa) en el tema por qué la hipótesis del Co2 es incorrecta y por qué el cambio natural es más plausible, qué ejemplos o aspectos remarcaríais? 
    Yo he estado pensando en ello leyendo el libro de Javier, y creo que el Holoceno y los eventos climáticos abruptos coincidentes con los ciclos solares de Bray (2500 años) y de Eddy (1000 años) junto al Óptimo Climático del Holoceno y las no coincidencias del Co2, junto a los óptimos y mínimos milenarios en el Holoceno reciente (Romano, Medieval, Pequeña Edad de Hielo...). También el sesgo de confirmación que elige las correlaciones del Pleistoceno, pero no las del Eoceno (la bajada abrupta del Oligoceno y Mioceno durante 15MA). Y por último, las distinciones entre horno extremo y nevera extrema, junto a las "medias" de tipo invernadero. 

    Digo esto porqué el transporte de calor es más complejo de explicar en una conversación con alguien no muy interesado, por no hablar de la complejidad atmosférica. Aunque el vórtice sea más visual y las ondas atmosféricas pueden ser comprendidas con analogías. 
  9. en respuesta a Euratom
    -
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    #12
    13/03/24 22:23
    Los movimientos todos...son inerciales...que para hacer numeros hagamos una constante no significa de que haya constancia de que sea constante sino que lo usamos co.o referente...todo es inerciau...todo esciclico...un abrazo...espero un 2025 con calorcete...hasta despues del verano....despues ve haciendote una bufanda de punto de arroz...mi pozo sabe mas del clima que todos los alarmistas del mundo juntos...ya son cuatro ciclos para cinco los que hace que lo conozco...con callos de niño se hizo y el saber de un sabio...los pinos de mi abiela donde tiene habitacion lo mas grande...y mi pequeña hija marian ...tambien saben mas que todos estos joios metemierdas que sin saberlo le hacen la jugada a cuatro tahures......hay procesionaria este año ...si...pero menos que el pasado...un abrazo....el mundo no es un fractal...pero si lo fractalizas lo comprendes.....antes le llamabamos algebra en toda su etimologia...
  10. en respuesta a Camilort
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    #11
    13/03/24 21:22
    Muchas gracias, no sé por qué a mis dedos les dio por poner 2020, repitiendo el cero en vez del 2. Cosas de escribir deprisa, y luego no ver las cosas al leerlo.

    El vórtice polar tiene circulación ciclónica, que significa que gira en la misma dirección que la rotación de la Tierra. En el hemisferio norte eso significa girar en el sentido contrario a las agujas del reloj, y en el sur en el sentido de las agujas del reloj. Esta diferencia se debe al efecto Coriolis, que ejerce su fuerza en el sentido de la rotación del planeta.

    Los vientos circulares fuertes que giran de la misma forma se denominan ciclones o borrascas, y crean zonas de baja presión en el interior, mientras que los que presentan circulación inversa (como el reloj en el hemisferio norte) se denominan anticiclones y crean zonas de alta presión en el interior. 
  11. #10
    13/03/24 21:15
    "podríamos incluso asistir a un cierto enfriamiento en los próximos años"

    Mientras no sea extremo me preocupa más bien poco.

    El frío es bastante más difícil de combatir que el calor.

    Buen artículo.

    Saludos
  12. en respuesta a aguadulce666
    -
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    #9
    13/03/24 21:05
    Te explicas muy bien, aguadulce. El clima es impredecible más allá de tendencias generales en base a los factores identificados. A la naturaleza le encanta sorprendernos y dejarnos por tontos. Desde principios del XXI tenemos una tasa de calentamiento menor que la que indican los modelos y esto sería muy evidente si no fuera porque la naturaleza decidió que en 2015-16 hubiera un superniño de los que solo había dos precedentes en 150 años, y que en 2022 estallara un volcán improbable. Todo ello para gran regocijo de los alarmistas climáticos mientras a los escépticos climáticos se nos quedaba cara de tontos con nuestra pausa interrumpida (hiatus interruptus).

    La ventaja es que la ciencia sí aprende de sus errores, aunque le cueste, y los buenos científicos cambian sus hipótesis cuando cambian los hechos, en vez de aferrarse a ellas. "sostenella y no enmendalla" no puede ser el lema de un científico. Cada vez que la naturaleza nos sorprende aprendemos algo y nos acercamos más a la verdad.
  13. en respuesta a ErickSpace369
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    #8
    13/03/24 20:53
    Interesante. Es más bien el efecto del resto de los planetas sobre la Tierra.

    Tras el descubrimiento de las glaciaciones hacia 1836 se discutió durante 140 años si el clima del planeta cambiaba por causas intrínsecas a la propia Tierra o por causas celestiales (astronómicas). La figura de referencia de la primera postura desde principios del s. XX era Svante Arrhenius, quien defendía los cambios en el CO2, mientras que Milutin Milanković fue la figura de referencia de la segunda postura desde 1920, quien defendía los cambios orbitales.

    Milanković iba perdiendo el debate, y el consenso apoyaba claramente a Arrhenius cuando en 1976 se descubrieron pruebas inequívocas de que las glaciaciones seguían con precisión los cambios orbitales. A pesar de ello, los defensores del CO2, siendo malos perdedores, usan los modelos para decir que aunque los cambios orbitales dan la señal, el CO2 es quien realmente cambia el clima.

    La idea de que el clima depende de lo que pasa en el cielo es incómoda para muchos científicos y es parte de la razón de que se rechace sin pruebas un papel más importante de los cambios de actividad solar.

    El artículo que comentas: "Deep-sea hiatus record reveals orbital pacing by 2.4 Myr eccentricity grand cycle", es una extensión de los ciclos orbitales (de Milanković), a frecuencias de periodo muy largo. En este caso analizan las frecuencias de las interrupciones (hiatos) en las series sedimentarias y observan entre otras frecuencias un ciclo de 2,4 millones de años que ellos atribuyen a un ciclo de similar periodo en la excentricidad, o grado de diferencia con una circunferencia, de la órbita elíptica de la Tierra alrededor del Sol. Este parámetro determina cuanto se acerca la Tierra al Sol en su perihelio anual.

    Las variaciones de excentricidad se deben a la acción gravitatoria de la Luna y los planetas sobre la Tierra. Los planetas que más afectan por orden de importancia debido a su masa o su proximidad son Jupiter, Venus y Saturno. Los antiguos griegos no andaban desencaminados cuando pensaban que Júpiter controlaba el clima. El ciclo muy largo, de 2,4 millones de años se debe a la acción de Marte. Este planeta tiene menos importancia por su menor masa y ese ciclo no puede ser muy pronunciado. Además la excentricidad tiene una importancia climática menor, comparada con la importancia de la oblicuidad del eje y la precesión de los equinocios, por lo que hay que tener un poco de sano escepticismo hasta que haya pruebas más tangibles. La precaución proviene de que cuando analizas una serie temporal los ciclos, o más bien cuasi-periodicidades aparecen por todas partes, e identificar la causa es algo más que encontrar un ciclo de igual periodo. No obstante el artículo es interesante y está bien investigado. Es muy buena idea analizar las frecuencias de las discontinuidades sedimentarias. Puede dar mucho juego.
  14. #7
    13/03/24 20:33
    Gracias de nuevo Know, muy interesante la relación entre la erupción del Hunga-Tonga y el calentamiento reciente. Al final uno se vuelve un poco paranoico y creyente de las teorías conspirativas: ¿se ha aliado Gaia con el IPCC para confirmar sus alarmismos climáticos y la agenda 2030 de la ONU? Para cuando pasen los efectos del volcán igual ya tenemos agendas 2040 y 2050 en marcha 😰
    Una duda cuando mencionas los vientos polares que se intensifican de oeste a este supongo que en el otro hemisferio serán de este a oeste.
    Y un pequeño error tipográfico, la erupción del Honga-Tonga fue en el 2022.
    Gracias de nuevo, me encanta leer tus sesudos y bien argumentados artículos.
  15. #6
    13/03/24 20:13
    Know, yo lo que veo es que parece imposible predecir el clima mundial los poximos años, pues para ello tendríamos que predecir también los volcanes y la actividad solar. Es decir, yo puedo decir que en los próximos años el clima se va a enfriar, pero como haya otra erupción volcánica o una mancha solar, en este caso el clima sería otro. O sea, que es una cosa y la contraria. El artículo 2022 séptimo año más cálido queda atrás por el titular 2024 más probablemente más cálido aún que 2023. Pero si explota un volcán que inunde la atmósfera de cenizas varios años, el titular sería frio inesperado porque la ceniza no deja pasar los rayos del sol. No sé si me explico.
  16. Top 100
    #4
    13/03/24 15:37
    ...esto es lo de siempre admirable know.....siempre hay un volcan...siempre...y el sol...lo demas son arrimaascuas...jugadores de ventajas...trampas......en definitiva mentiras.....oye...y me sigue preo upando lo de los microplasticos...y bastante...que se encuentren estratos sedimentados en epocas donde no existia ni la rueda ...me preocupa...en fin...que ole tu...y tu casta.....un abrazo...
  17. en respuesta a Calda
    -
    Top 100
    #3
    13/03/24 15:33
    ..el camino...hacia el polo...holoide...es una propiedad fisica de los cuerpos en rotacion...se sabe desde hace 300 años...calda...no existe la posibilidad de un si condicional....es un si mayestico...un si con seis legiones de narices...es un hiporbole de si...es un ...si... coño......un abrazo.
  18. en respuesta a Calda
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    Top 100
    #2
    13/03/24 13:42
    Como presento en la figura 71 del libro:

    Figura 71. Los cambios en el transporte de calor modifican su distribución. a) Tendencias de la temperatura en superficie y en la troposfera inferior frente a la latitud para dos periodos. La línea continua negra corresponde a los datos de temperatura en superficie, mientras que las líneas discontinuas roja y naranja representan dos datos de satélite de la troposfera inferior.  El eje horizontal es proporcional al seno de la latitud para reflejar la relación área/latitud. b) Tendencias de la temperatura invernal en superficie para un periodo en el que la mayoría de los años tuvo una configuración de vórtice débil.
    Figura 71. Los cambios en el transporte de calor modifican su distribución. a) Tendencias de la temperatura en superficie y en la troposfera inferior frente a la latitud para dos periodos. La línea continua negra corresponde a los datos de temperatura en superficie, mientras que las líneas discontinuas roja y naranja representan dos datos de satélite de la troposfera inferior. El eje horizontal es proporcional al seno de la latitud para reflejar la relación área/latitud. b) Tendencias de la temperatura invernal en superficie para un periodo en el que la mayoría de los años tuvo una configuración de vórtice débil.


    Lo que muestran las observaciones es que cuando el vórtice está fuerte el calor se acumula algo en origen (trópicos) y entre 45-60°N en el límite del vórtice. Cuando el vórtice está débil el calor muestra algo de acumulación a 30-45°N y sobre todo en el Ártico, mostrando incluso enfriamiento en los trópicos y a 60°N. Básicamente, la gráfica de la derecha es la de la izquierda desplazada 30°. El efecto del vórtice sobre la temperatura del planeta a medio plazo es tremendo y casi nadie lo considera como un factor climático por la creencia errónea de que el transporte de calor no modifica la energía del planeta. ¿Cómo no iba a hacerlo si el efecto invernadero es tremendamente irregular sobre el planeta? Es como abrir la puerta del invernadero y permitir que salga el calor. Lo pierdes.
  19. #1
    13/03/24 12:46
    Es grato ver que, a medida que leo tu libro, entiendo (o creo entender) mejor tus artículos.

    Una pregunta, Know: ¿si el transporte de calor va hacía los polos, podemos decir que siempre que tiene lugar un debilitamiento del vórtice (o un mecanismo de enfriamiento como El Niño) se produce un calentamiento en las zonas por donde "transcurre" ese calor camino a los polos, antes del enfriamiento? Es decir, antes de que se pierda ese calor y nos enfriemos un poco, nos calentamos (en las latitudes por "donde pasa" ese calor) un poco por el transporte de calor. 

    Si esto es así, no me extraña que caigamos en errores epistémicos por el calentamiento que anticipa un enfriamiento. Es como el pico de cortisol que tiene lugar, más o menos, una hora antes de dormirnos, el cuál puede hacernos pensar que nos estamos activando y no tendrá lugar la relajación, cuando en el fondo es una señal de la posterior "relajación" por el funcionamiento de los mecanismos fisiológicos.