Descubre las diferencias clave entre la renta variable y la renta fija, y aprende cómo elegir la mejor opción según tus objetivos financieros y perfil de riesgo. ¡Encuentra la estrategia de inversión que mejor se adapta a ti!
La elección entre renta fija y renta variable es una de las decisiones más importantes que enfrentan los inversores al diseñar sus carteras. Ambos tipos de inversión ofrecen características y beneficios distintos, lo que los hace adecuados para diferentes perfiles de riesgo y objetivos financieros.
En este artículo, exploraremos en detalle qué es la renta fija y la renta variable, y cómo se diferencian entre sí en términos de rentabilidad, riesgo y flexibilidad.
Renta variable vs renta fija A lo largo del texto, también abordaremos los riesgos asociados con cada tipo de inversión, analizando las fluctuaciones del mercado, la seguridad del capital, y cómo estos factores pueden influir en la toma de decisiones de inversión.
Para comenzar, nos enfocaremos en la renta variable, explorando sus características, ventajas y desventajas en comparación con la renta fija.
¿Qué es la inversión en renta variable?
La renta variable engloba aquellas inversiones en mercados financieros donde el rendimiento no está garantizado y existe la posibilidad de perder parte o la totalidad del capital invertido. A diferencia de la renta fija, el retorno no es predecible, ya que depende de múltiples factores externos.
La rentabilidad de la renta variable está influida por diversos elementos, como los resultados empresariales, la evolución de los tipos de interés, las decisiones de los bancos centrales, así como acontecimientos geopolíticos o macroeconómicos (conflictos bélicos, catástrofes naturales, políticas gubernamentales, etc.).
Precisamente por ese nivel de riesgo, la renta variable ofrece un mayor potencial de rentabilidad en comparación con otros tipos de inversión más conservadores.
Existen diferentes formas de invertir en renta variable:
Se compran participaciones de una compañía con el objetivo de que su precio se eleve y poder más adelante venderlas, ganando la diferencia. En caso de venderlas a un precio inferior al de compra, perdemos dinero.
2. Divisas
El mercado de divisas(o Forex) es el mercado financiero más grande y líquido del mundo. Permanece abierto las 24 horas del día, desde la noche del domingo hasta la noche del viernes, lo que permite operar en cualquier momento de la semana.
Se trata de un mercado apalancado, lo que significa que puedes operar con más capital del que realmente posees. Por ejemplo, un apalancamiento de 1:60 te permite invertir como si tuvieras 60.000 euros con solo 1.000 euros de margen.
Una de sus grandes ventajas es la posibilidad de operar tanto al alza como a la baja, lo que te permite aprovechar cualquier tendencia del mercado.
3. Materias primas
Las materias primas (como el oro, el petróleo, el trigo o el gas natural) son activos fundamentales en los mercados financieros. Su precio está influido por factores como el clima, las plagas, las tensiones geopolíticas o los cambios en la demanda global, especialmente en sectores como la industria y la alimentación.
Una de las ventajas de invertir en materias primas es que puedes operar tanto al alza como a la baja, aprovechando cualquier movimiento del mercado. Además, muchos productos relacionados con materias primas permiten el uso de apalancamiento, lo que multiplica el potencial de rentabilidad (aunque también el riesgo).
4. Índices bursátiles
Un índice bursátil es como un termómetro que mide cómo van las acciones de un grupo de empresas en la bolsa. Al juntar varias acciones, el índice te muestra si el mercado en general está subiendo o bajando, lo que lo convierte en una referencia rápida para entender cómo van las cosas en un momento dado.
¿Cómo se invierte en índices bursátiles? Se pueden usar para inversiones especulativas a corto plazo o para proteger una cartera de acciones. Por ejemplo, si tienes acciones en el Ibex 35, puedes ponerte corto en el índice. Si tus acciones bajan, ganas con la posición corta y compensas las pérdidas.
Este tipo de inversión suele incluir apalancamiento, lo que aumenta tanto el riesgo como las posibles ganancias. Algunos ejemplos de los principales índices bursátiles son:
S&P 500: Mide cómo les va a 500 de las empresas más grandes en Estados Unidos.
IBEX 35: Sigue el rendimiento de 35 empresas importantes de España.
Nikkei 225: Agrupa 225 de las principales empresas en Japón.
¿Qué es la inversión en renta fija?
La renta fija es una forma de inversión que consiste en adquirir activos emitidos por gobiernos, entidades públicas o empresas privadas con el objetivo de financiar sus actividades y necesidades de capital. A cambio, el emisor se compromete a devolver el capital invertido en una fecha determinada y a pagar intereses periódicos durante la vida del producto.
Una de las principales características de la renta fija es que tanto el tipo de interés como el plazo de vencimiento suelen conocerse desde el principio, lo que aporta mayor previsibilidad y estabilidad frente a otros activos más volátiles. No obstante, esta seguridad suele implicar una rentabilidad más moderada en comparación con la renta variable.
La inversión en renta fija puede clasificarse en dos grandes categorías:
Renta fija pública: bonos emitidos por Estados u organismos públicos.
Renta fija privada: instrumentos emitidos por empresas para financiar su actividad (bonos corporativos).
Veamos con más detalles cada una de ellas.
Renta fija pública
La renta fija pública incluye instrumentos emitidos por el Estado o por entidades del sector público para financiar sus necesidades presupuestarias. Entre los más conocidos están las Letras del Tesoro, los Bonos del Estado y las Obligaciones del Estado. Todos ellos comparten una característica común: el inversor presta dinero al Estado a cambio de una rentabilidad pactada, con la promesa de que el capital será devuelto en una fecha determinada.
Instrumentos emitidos por el Estado
Bonos del Estado
Los bonos son emitidos por el Estado con el objetivo de obtener financiación para cubrir el gasto público. Suelen tener un valor nominal de 1.000 euros y se emiten con plazos de vencimiento a 3 o 5 años.
La rentabilidad que ofrecen está directamente relacionada con el riesgo percibido por los inversores: cuanto más solvente es el país emisor, menor interés pagará. En cambio, si el riesgo es mayor, se exigirá una rentabilidad más alta.
Letras del Tesoro
Las Letras del Tesoro son instrumentos a corto plazo, con vencimientos a 3, 6, 12 o 18 meses. Su valor nominal también es de 1.000 euros y se emiten mediante subasta, en formato de anotaciones en cuenta. No pagan intereses periódicos, sino que se compran por debajo de su valor nominal y el beneficio se obtiene al vencimiento.
Obligaciones del Estado
Las Obligaciones son similares a los bonos, pero con plazos de vencimiento superiores a los 5 años. Mantienen un valor nominal estándar de 1.000 euros y pagan intereses periódicos. Son una opción habitual para quienes buscan una rentabilidad fija a largo plazo con el respaldo del Estado.
Renta fija privada
La renta fija privada está compuesta por instrumentos emitidos por empresas privadas con el objetivo de obtener financiación para sus operaciones, expansión o refinanciación de deuda. A cambio, las compañías se comprometen a devolver el capital invertido y a pagar intereses en los plazos establecidos.
Principales productos de renta fija corporativa
Pagarés de empresa: son títulos a muy corto plazo, con vencimientos que van desde 3 días hasta 25 meses. Suelen emitirse con descuentos sobre el valor nominal, y el rendimiento se obtiene al vencimiento.
Bonos y obligaciones corporativas: son instrumentos a medio y largo plazo, similares a los emitidos por el Estado, pero con mayor riesgo crediticio al depender de la solvencia de la empresa emisora. Cuanto mayor sea el riesgo, mayor suele ser la rentabilidad ofrecida.
Obligaciones convertibles: además de pagar intereses, ofrecen al inversor la posibilidad de convertir el bono en acciones de la empresa en una fecha determinada, lo que introduce una dimensión adicional de rentabilidad (y riesgo) si el valor de la acción evoluciona favorablemente.
Comparación renta fija y renta variable
Veamos inicialmente un resumen comparativo entre ambos tipos de renta:
Aspecto
Renta variable
Renta fija
Rentabilidad histórica
Alta. Rentabilidad real anualizada mundial (1900–2022): 5,3%. En EE.UU.: 6,7%. Últimos 100 años en EE.UU.: 6,6%.
Factores: resultados empresariales, tipos de interés, entorno macro, sucesos negativos, manipulación de mercado.
Riesgo crediticio (impago del emisor), riesgo de tipos de interés (afecta al valor si suben los tipos), menor riesgo que la renta variable si el emisor es solvente.
Liquidez
Alta, especialmente en acciones grandes y con volumen (blue chips).
Baja en acciones pequeñas o poco negociadas (chicharros).
Generalmente alta en deuda pública.
La deuda privada puede ser menos líquida si el emisor tiene baja calificación o poca demanda.
Rentabilidad
La renta variable es el activo con un mejor rendimiento a largo plazo a lo largo de la historia.
Si cogemos desde 1900 a 2022, un amplio periodo de 122 años, tenemos que la renta variable mundial ha tenido un rendimiento anualizado del 5,3%, mucho más que el 2% de los bonos y el 0,7% de las letras.
Es decir, en 122 años la renta variable mundial ha tenido un rendimiento anualizado real (tras inflación) superior a los bonos (un 3,3% más) y a las letras (un 4,6% más).
Dentro de la renta variable mundial, en esos 122 años es la estadounidense la que mejor se ha comportado con una rentabilidad anualizada del 6,7%.
Si redondeamos y miramos los últimos 100 años, tenemos que la renta variable es la mejor inversión. La de Estados Unidos logró una rentabilidad anual real (después de inflación) del 6,6%. El resto de activos en ese mismo periodo tuvieron un comportamiento muy inferior (los bonos un 3,6%, las letras un 2,7% y el oro un 0,7%).
Rentabilidad diferentes activos
Riesgos
Ambas presentan algunos riesgos que es importante conocer antes de tomar una decisión, para que esta sea lo más acertada posible.
Riesgos asociados a la renta variable
La renta variable conlleva un riesgo, puesto que al invertir en ella podemos perder todo o una parte del capital invertido.
Esto es debido a que es un mercado que no ofrece un interés fijo y que se conoce previamente.
Al contrario, la rentabilidad potencial o la pérdida irá fluctuando con el paso del tiempo y en virtud de una serie de elementos, el precio de los activos de renta variable subirá o bajará.
Los principales catalizadores de la renta variable son:
Resultados de las empresas (ganancias, ingresos, etc): si salen mejor de lo esperado, las acciones de la compañía subirán, en caso contrario bajarán.
Tipos de interés: subidas de tipos de interés perjudica a la renta variable, concretamente a las acciones y a los índices, en cambio favorece a la divisa del país que lo suba.
Economía: si la economía va bien favorece a la renta variable, en caso contrario le perjudica.
Eventos negativos: guerras, tensiones geopolíticas, oferta y demanda, recesiones y crisis económicas, atentados terroristas, cambios de Gobiernos y sus políticas, desastres naturales (terremotos, tsunamis, maremotos, huracanes, inundaciones, sequías fuertes).
Manipulación de los mercados, falsa información, etc, por parte de inversores institucionales o manos fuertes para crear un determinado sentimiento entre los inversores que a ellos les favorezca.
Riesgos asociados a la renta fija
El riesgo crediticio de los bonos se refiere a la solvencia de la entidad emisora de los activos de renta fija de cara a poder cumplir sus obligaciones con los intereses (el pago de un interés periódico y devolver al vencimiento el capital inicial).
Cuanto mayor sea la calificación crediticia que al emisor le otorgue una agencia de calificación crediticia (agencias de rating), mayor seguridad tendrán los activos de renta fija que emitan.
La máxima nota es AAA
Si un país no puede cumplir con sus obligaciones con los acreedores se produce el impago total o parcial de la renta fija a su vencimiento. Calificaciones crediticias
En el caso de la renta fija privada emitida por empresas, el riesgo está relacionado con la solvencia y estabilidad de la compañía privadas.
Para que te hagas una idea te dejo una imagen de los paises y su rating crediticio Calificaciones crediticias mundo.
Otro riesgo son los tipos de interés. Si un inversor compró bonos con un cupón del 6% y en el ejercicio siguiente los tipos de interés suben, los emisores de nuevos bonos ofrecerán rentabilidades mayores, digamos un 7%.
Entonces si quiere vender su activo del 6% tendrás que hacerlo por debajo de su valor nominal, ya que habiendo nuevos bonos al 7% nadie se lo compraría.
Liquidez y accesibilidad
Por liquidezentendemos la “facilidad” de poder cerrar nuestra inversión y recuperar nuestro capital (en el caso de la renta fija) o la ganancia / pérdida acumulada (en el caso de la renta variable).
Un mercado con mucha liquidez implica que podemos cerrar la inversión y obtener el capital en el acto. Una inversión con poca liquidez supondrá mayores dificultades para encontrar a alguien (contraparte) que quiera comprarnos nuestros activos al precio que deseamos.
Liquidez en renta variable
Dentro de la renta variable, hay tantos mercados que cada uno tiene su propia liquidez.
Por ejemplo, entre las acciones, son las denominadas "blue chips" las que gozan de máxima liquidez. Se refiere a aquellas compañías grandes, sólidas y estables.
En el polo opuesto estarían los llamados "chicharros", empresas pequeñas, de mayor riesgo, mucha volatilidad y escasa liquidez.
Liquidez en renta fija
Los títulos de renta fija son una amplia clase de instrumentos de deuda muy líquidos y muy negociados.
Los activos de renta fija pública suelen presentar una mayor liquidez que los de renta fija privada, sobre todo si la fiabilidad del emisor (una empresa privada) está en entredicho.
Ventajas y desventajas de la renta variable y renta fija
Veamos una comparación de los beneficios y desventajas de cada una de las opciones:
Tipo de inversión
Ventajas (Pros)
Desventajas (Contras)
Renta Variable
✅ Alta rentabilidad potencial. ✅ Amplia variedad de productos y mercados. ✅ Permite diversificación global.
❌ Alta volatilidad y posibilidad de pérdida total o parcial. ❌ Requiere conocimientos, experiencia y seguimiento del mercado.
Renta Fija
✅ Menor riesgo (ideal para inversores conservadores). ✅ Intereses conocidos previamente. ✅ Plazo de vencimiento definido.
❌ Rentabilidad inferior a largo plazo. ❌ Sensible a subidas de tipos de interés.
¿Cuándo elegir renta variable?
La renta variable está recomendada para inversores con un perfil dinámico o arriesgado, que no sean conservadores y que acepten la posibilidad de perder parte o la totalidad del capital invertido a cambio de aspirar a una rentabilidad potencial más alta.
Este tipo de inversor debe ser consciente del riesgo que asume y contar, idealmente, con ciertos conocimientos o experiencia previa. Factores clave como la tolerancia al riesgo, el horizonte temporal de la inversión y el nivel de formación financiera serán determinantes a la hora de elegir entre distintos activos o productos.
Entre las opciones disponibles para un inversor en renta variable se incluyen:
Activos tradicionales: acciones, índices bursátiles, divisas, materias primas o criptomonedas.
Productos derivados: futuros, CFDs y opciones financieras.
Vehículos de inversión colectiva: fondos de inversión y ETFs, que permiten acceder de forma diversificada a distintos mercados.
Puedes consultar fondos de Renta Variable y de Renta Fija desde Self Bank
La renta fija es una opción adecuada para inversores con un perfil conservador, que priorizan la estabilidad y la preservación del capital frente a la obtención de rentabilidades elevadas. Es ideal para quienes no desean asumir grandes riesgos y buscan ingresos predecibles a través de pagos periódicos.
Aunque no está completamente exenta de riesgo, la probabilidad de pérdida de capital es notablemente menor que en la renta variable, especialmente si se invierte en emisores con buena calificación crediticia.
La elección del producto dependerá del horizonte temporal del inversor:
Corto plazo: Letras del Tesoro.
Medio plazo: Bonos.
Largo plazo: Obligaciones.
A cambio de esta mayor seguridad, los rendimientos suelen ser más bajos, pero ofrecen mayor visibilidad sobre cuánto y cuándo se cobrará.
¿Hay otras consideraciones a tener en cuenta a la hora de elegir?
¡Claro que sí!. Te dejo una tabla comparativa clara y completa con las consideraciones adicionales para elegir entre renta fija y renta variable, organizadas por horizonte de inversión, tolerancia al riesgo y objetivos financieros:
Criterio
Renta fija
Renta variable
Horizonte de inversión: Corto plazo
Letras del Tesoro (3, 6, 12 o 18 meses). Alta liquidez y bajo riesgo.
Operaciones especulativas en índices, materias primas, divisas (mediante futuros y CFDs). También acciones volátiles al contado.
Horizonte de inversión: Medio o largo plazo
Bonos (3-5 años) y obligaciones (más de 5 años). Mayor rentabilidad que las letras, pero también algo más de riesgo.
Inversión en acciones al contado. También en criptomonedas, materias primas, divisas e índices, aunque su apalancamiento aumenta el riesgo.
Tolerancia al riesgo
Cuanto mayor el plazo de vencimiento, mayor el interés ofrecido (por mayor incertidumbre). Adecuado para perfiles conservadores.
Inversores prudentes: acciones de grandes empresas, estables y con baja volatilidad.
Carteras diversificadas de acciones, ETFs o fondos de inversión. Ideal para complementar la jubilación.
Objetivos financieros: Medio plazo (3-10 años)
Bonos de medio plazo para financiar objetivos como la universidad o entrada de vivienda.
Renta variable con baja volatilidad y perfil defensivo.
Objetivos financieros: Corto plazo (<2 años)
Letras del Tesoro, depósitos o cuentas remuneradas. Alta liquidez y bajo riesgo.
Especulación en mercados volátiles. Riesgo elevado de pérdida que puede frustrar el objetivo de ahorro.
Entonces, ¿qué es mejor: la renta fija o la variable?
La típica pregunta del millón. Y como pasa casi siempre en finanzas, la respuesta es: depende.
No hay una opción mejor de forma universal. Todo va a depender de ti: de cómo te sientas frente al riesgo, de cuánto tiempo puedas mantener tu inversión y de qué estés buscando con tu dinero.
Si eres de los que prefiere dormir tranquilo por las noches sabiendo que tu capital está relativamente seguro, la renta fija te va a dar esa estabilidad (aunque la recompensa no sea espectacular). Es como un paseo en coche tranquilo por carretera.
Ahora, si eres más de buscar oportunidades y no te incomoda ver subidas y bajadas en tu cartera, la renta variable puede darte alegrías a largo plazo. Eso sí, prepárate para los baches. Históricamente ha dado mejores resultados, pero no es un camino recto.
Y ojo, no tienes por qué elegir solo una. Muchos inversores combinan ambas en su cartera para equilibrar rentabilidad y seguridad. Porque al final, esto no va de adivinar el futuro, sino de construir una estrategia que tenga sentido para ti, para tu vida y tus objetivos.