Hoy la gente teme casarse, pero no teme hacer tratos con un banco. ¿En qué se parece y en qué se diferencia el matrimonio y hacer tratos con los bancos?
El matrimonio es un contrato que tiene derechos y obligaciones para ambas partes. Los tratos con los bancos suelen terminar en contratos suscritos por las dos partes, donde muchas veces hay un componente de contrato de adhesión.
En el contrato de adhesión, por el simple hecho de haber suscrito un contrato, una de las partes modifica el contrato de un modo en que la otra parte no participa en la redefinición de condiciones y se ve obligada a cumplir con las nuevas pautas por el simple hecho de haberse adherido al trato. A nadie le gusta firmar un contrato y que luego le vengan a decir que tiene que hacer esto o aquello que no estaba en el contrato pactado originalmente. Este tipo de contratos pueden terminar siendo leoninos, abusivos, hacia la parte que no participa.
El temor frente al matrimonio
La gente hoy teme casarse, pues hemos sido bombardeados por los medios con ideas y películas que hacen ver al matrimonio y a la familia como una obligación que destruye nuestra libertad y que implica sacrificios vitalicios innecesarios. Del matrimonio entonces se extrae la sexualidad, para dar como resultado una vida sexualmente activa, pero sin compromisos, una vida bohemia. En esas condiciones la gente piensa que tiene las ventajas del matrimonio, sin las desventajas. Quienes piensan así seguro han de decir "¡¡Ah, qué libertad!! ¡¡Una vida sin compromisos!!". Hay otras personas que simplemente temen ser víctimas de abusos, como la violencia doméstica, al casarse.
¿Por qué se casa la gente entonces? Unos se casan para no estar solos, porque han tenido un hijo, porque piensan que es un cuento de hadas, por amor, porque quieren sentar cabeza y llevar una vida estable, y muchas otras razones. Algunas de ellas serán válidas y otras quizás no, dependiendo de la realidad particular de entorno de cada persona. Lo cierto es que la gente se casa porque tiene la perspectiva de una mejor vida a largo plazo.
Los medios nos hablan de libertad y de cómo en otros países no son ciudadanos libres. Nos hablan de ir a pelear en la guerra por al libertad y por la democracia, en contra de enemigos malévolos en otro país que quieren destruir el mundo. Y si nos hemos tragado ese cuento chino (que no viene de China sino de occidente) pensamos que vivimos en el mundo Barbie. Y aunque suene increíble, hay gente que se lo cree.
Lo irónico de todo esto es temer casarse por miedo al compromiso y a ser objeto de abuso o para no sacrificar la capacidad de decidir su vida, pero no tienen miedo de hacer tratos con un banco. Es que parece que la gente confía en los bancos y no en sus parejas.
La ausencia de temor frente a los bancos
Cuando suscribes un contrato con un banco, no puedes simplemente huir y desentenderte, como sí ocurre con la idiosincrasia original del "Rock and Roll". Aunque hoy pensamos en "Rock and Roll" como un género musical, en el pasado significaba "tener sexo y luego largarse". Con los bancos no se puede hacer "Rock and Roll" al estilo bohemio. Te quedas dentro del trato hasta que lo concluyes y cumples con obligaciones, sin derechos, y con algunas cuantas cláusulas leoninas de contrato por adhesión que vas descubriendo en el camino y que te obligan a cosas que realmente te esclavizan. Irónicamente, bohemios o no bohemios, nadie teme perder su libertad. Se dan cuenta de la dureza del trato cuando ya han caído en la trampa.
Irónicamente los tratos con la banca se disfrazan con lemas publicitarios de "cero estrés", "logra tus objetivos/sueños", "duerme tranquilo", ideas que hacen confundir la riqueza con la deuda.
¿Qué ventajas tiene un trato con la banca respecto del matrimonio? No hay sexo, no te dan cariño, no te quita la soledad. Realmente el banco no te da ventajas de largo plazo. Por eso la publicidad bancaria te empuja a actuar por impulso, hacer las cosas ya mismo, a vivir hoy como si no existiera mañana, a no pensar a largo plazo.
Vemos que suscribes el contrato con tres posibles propósitos: Obtener utilidades, protegerte contra una eventualidad negativa u obtener liquidez para un propósito determinado. Lo que la gente olvida (o no sabe) es que el banco nunca pierde. Si el juego del dinero es un juego de suma cero (uno gana y el otro pierde) ¿quién pierde entonces?
Utilidades
Cuando buscas utilidades se trata de depositar dinero durante un determinado tiempo para obtener una ganancia correspondiente a un pago de intereses a una tasa determinada. Entre las cláusulas de contrato por adhesión están los mínimos que te exigen que tengas en el banco, las comisiones que te cobran por absolutamente todo (sólo falta que te cobren por respirar) incluyendo cobros si retiras dinero (te cobran por pagarte lo que te deben), cobros por informarte cuánto te deben, etc.
La peor cláusula leonina está en la promesa de un riesgo e interés determinados que terminan siendo una inversión donde te quitan dinero sin vergüenza alguna o donde lo pierdes porque el riesgo era mayor del que te dijeron. Es ir a por lana y salir trasquilado, lo que en otra época se llamaría "estafa".
Protegerte
Cuando tratas de protegerte de una eventualidad, con un seguro o un derivado, el banco maneja mejor que tú la información de las probabilidades, de modo que siempre termina cobrando más que lo que te devuelve. Entre las condiciones leoninas que suelen aplicar están la imposición de condiciones de devolución arbitrarias, pues aunque el papel dice una cosa, la operativa burocrática te impone otra cosa que no estaba en el papel, que evitan que te den el dinero y que facilitan que te lo arrebaten.
Obtener liquidez
Aquí se trata de que el banco te da dinero por un tiempo determinado a cambio de una tasa de interés. Esto no sería tanto problema si no fuera por el hecho de que además de las usureras tasas, terminas pagando muchísimo más en comisiones, o te quitan los bienes y te dejan la deuda, o simplemente te quitan cosas o dinero por "errores administrativos" (que siempre favorecen al banco y o al revés), y te cobran si intentas salirte del trato. Esto hace que termines pagando con sangre, sudor y lágrimas por hacer un trato con el banco. Termina siendo un pacto donde eres el esclavo sin derechos y con todas las obligaciones. Cuando ves las condiciones que los traficantes de personas imponen a sus víctimas, ves una cierta similitud respecto de las condiciones de los bancos. Los traficantes prometen un futuro mejor, y la persona traficada se sumerge en condiciones que no se parecen a esa promesa, sino todo lo contrario.
Los rescates y las finanzas públicas
Y si crees que haciendo tratos de forma personal con el banco, pierdes dinero y pierdes libertad, deberías pensar que cuando se rescata a un país en realidad lo que sucede es que el gobierno rescata a los bancos, o dicho de otra forma, el dinero de tus impuestos paga las deudas de los bancos, y si el gobierno está endeudado, está adquiriendo una deuda que tú pagarás al pagar impuestos. De esta manera tú pagas las deudas de los bancos. Las tasas que se le cobra a los bancos por el rescate son tan insignificantes que a los bancos les basta comprar un bono del gobierno para que los intereses paguen el préstamo, de modo que el mismo gobierno les paga los intereses del rescate y además les arroja ganancia a los bancos. Como dije antes, el banco nunca pierde.
Lo interesante de los rescates es que tu nunca suscribiste un contrato de rescate, pero aún así terminas pagando a los bancos, aunque no acudas a ningún banco.
Casarte con un banco
La gente se casa porque cree que el banco será más amistoso que una pareja. El rankiano Fernan2 explica muy bien el tema en su post Asesoramiento financiero: el banco NO ES tu amigo.
Cuando te casas con un banco, es como tener una pareja que no te da sexo, no te acompaña ni te apoya en tus momentos difíciles, no te da carino, no comparte momentos bonitos contigo, no te acompañará en tu vejez, sino que te promete la luna y las estrellas, y luego te somete y exige como un traficante de esclavos, a cambio de nada, y el traficante justifica su actuación con la excusa de que la ley está de su lado. Terminas con los mismos derechos del ganado frente al ganadero. Te quita todo lo que tienes y te impone sus condiciones dictatoriales que destruyen tu libertad. Es que el contrato con el banco te obliga a trabajar para obtener dinero, de modo que tu trabajas y el banco se gana el dinero. En tu aparente libertad de tránsito y aparentes libertades constitucionales, estás obligado a usar tu tiempo (es decir eres esclavo, porque físicamente estás obligado a obedecer las 24 horas) para darle al banco lo que pide. Así es el matrimonio con el banco, donde te casas cuando haces tratos con un banco.
En el matrimonio ambos poseen derechos y deberes. En el matrimonio con el banco tú tienes todos los deberes y el banco todos los derechos. Por eso, si piensas o no casarte, debes tener muy en cuenta con quién te casas. A la larga te puede ir mejor con una pareja, que con un banco.