Los inversores tienen múltiples herramientas financieras para depositar sus ahorros al margen de las derivadas de los mercados bursátiles. Si por miedo ante nuevas caídas o por falta de estímulos deciden no tomar posiciones en los parqués, es posible sacar el mayor rendimiento a los ahorros de otro modo. Hay alternativas, tanto tradicionales como innovadoras, que pueden reportar beneficios en los próximos meses.
Una de las opciones más conservadoras es colocar los ahorros en un depósito, aunque estos no pasan por el mejor momento debido a su escasa rentabilidad. A pesar de todo, la posibilidad de tener liquidez total les procura clientes, pero menor que hace uno años. El descenso de su rendimiento se ha reflejado en una bajada de contratos.
Su rendimiento medio colocado a un plazo de entre una semana y un mes no supera el 1%. Por este motivo, si la elección para invertir es apostar por un depósito, la estrategia debe ir encaminada a contratar los productos que procuren mayor rentabilidad. Para ello hay que seleccionar depósitos estructurados o dirigirse a los promocionales. Conviene saber que el beneficio ronda el 5%, pero durante un periodo de tiempo muy corto, en torno a un mes.
Los inversores pueden decantarse por los fondos de inversión, aunque con mucha prudencia. De renta variable, monetarios, mixtos o de bonos, el primero es el que puede brindar un rendimiento más elevado si la Bolsa continúa en un escenario alcista. Es una opción conservadora, dirigida al medio y largo plazo, para los inversores que quieren introducirse poco a poco en los mercados bursátiles, pero sin acudir directamente a los parqués.
Las expectativas de crecimiento de los fondos monetarios y mixtos en periodos de reactivación económica no con tan halagüeñas, pero dotan a sus suscriptores de seguridad, a costa del beneficio: por debajo del 5%.
Dentro de la renta fija, una vez desechada la deuda pública (cuya rentabilidad se sitúa en mínimos históricos, entre el 1% y el 2%), otra alternativa para los pequeños y medianos ahorradores son los fondos de renta fija, emitidos por los gobiernos o por las empresas. Los analistas no son partidarios de escoger la primera opción debido a los déficits de las principales economías internacionales.
Los corporativos tienen una rentabilidad cercana al 5%, por encima de otros derivados de la renta fija. Pero es conveniente informarse de su estructura, composición y plazos, ya que son complejos de suscribir para el usuario medio.
Los productos alternativos, estructurados y referentes, fueron hasta el inicio de la crisis económica los más demandados por los inversores, debido a su alta rentabilidad. Desde que la recesión se hizo patente, es peligroso estar en contacto con ellos, pues si bien ofrecen un mayor beneficio (hasta un 10%), conlleva un alto riesgo. Están destinados a un perfil bien definido: inversores expertos acostumbrados a este tipo de productos. Por lo tanto, si no se cuenta con la asesoría de una entidad financiera, es aconsejable por el momento abstenerse de su contratación.
Algunos inversores tienen liquidez pero no desean optar por la renta variable no por productos con una baja rentabilidad (depósitos, deuda pública...). Una solución para conseguir más beneficios sin arriesgarse en sus posiciones es acudir a las cuentas de alta remuneración o especiales, que pueden reportar hasta un 3% de interés. Son fáciles de contratar y conlleva ventajas como la disponibilidad total del dinero en cualquier momento.
Los pequeños y medianos inversores pueden obtener beneficios si acuden al mercado de los metales preciosos. Son muchas las empresas que comercializan un amplio surtido de lingotes de oro, plata, platino y paladio desde 2,5 hasta 1.000 gramos. También, disponen de una gran variedad en monedas como el "Krugerrand", el "Maple Leaf" o el "Australia Nugget", todas de una onza.
La inversión inmobiliaria es una opción poco aconsejada. Su precio ha caído casi un 20% desde finales de 2007, pero los datos oficiales señalan que estos siguen altos.
En cualquier caso, si bien puede ser momento adecuado para comprar una vivienda como residencia habitual. El valor de la vivienda en España registró en el segundo trimestre una caída interanual del 8,3%, el décimo mayor retroceso en el mundo. Pese a ello, se encuentra lejos del desplome registrado en otros países como Dubái, que lidera el ranking de caídas, o Estados Unidos, que ocupa la cuarta posición, según un informe de la consultora Knight Frank.
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Depósitos y fondos
Una de las opciones más conservadoras es colocar los ahorros en un depósito, aunque estos no pasan por el mejor momento debido a su escasa rentabilidad. A pesar de todo, la posibilidad de tener liquidez total les procura clientes, pero menor que hace uno años. El descenso de su rendimiento se ha reflejado en una bajada de contratos.
Su rendimiento medio colocado a un plazo de entre una semana y un mes no supera el 1%. Por este motivo, si la elección para invertir es apostar por un depósito, la estrategia debe ir encaminada a contratar los productos que procuren mayor rentabilidad. Para ello hay que seleccionar depósitos estructurados o dirigirse a los promocionales. Conviene saber que el beneficio ronda el 5%, pero durante un periodo de tiempo muy corto, en torno a un mes.
Los inversores pueden decantarse por los fondos de inversión, aunque con mucha prudencia. De renta variable, monetarios, mixtos o de bonos, el primero es el que puede brindar un rendimiento más elevado si la Bolsa continúa en un escenario alcista. Es una opción conservadora, dirigida al medio y largo plazo, para los inversores que quieren introducirse poco a poco en los mercados bursátiles, pero sin acudir directamente a los parqués.
Las expectativas de crecimiento de los fondos monetarios y mixtos en periodos de reactivación económica no con tan halagüeñas, pero dotan a sus suscriptores de seguridad, a costa del beneficio: por debajo del 5%.
Corporativa, otra alternativa
Dentro de la renta fija, una vez desechada la deuda pública (cuya rentabilidad se sitúa en mínimos históricos, entre el 1% y el 2%), otra alternativa para los pequeños y medianos ahorradores son los fondos de renta fija, emitidos por los gobiernos o por las empresas. Los analistas no son partidarios de escoger la primera opción debido a los déficits de las principales economías internacionales.
Los corporativos tienen una rentabilidad cercana al 5%, por encima de otros derivados de la renta fija. Pero es conveniente informarse de su estructura, composición y plazos, ya que son complejos de suscribir para el usuario medio.
Los productos alternativos, estructurados y referentes, fueron hasta el inicio de la crisis económica los más demandados por los inversores, debido a su alta rentabilidad. Desde que la recesión se hizo patente, es peligroso estar en contacto con ellos, pues si bien ofrecen un mayor beneficio (hasta un 10%), conlleva un alto riesgo. Están destinados a un perfil bien definido: inversores expertos acostumbrados a este tipo de productos. Por lo tanto, si no se cuenta con la asesoría de una entidad financiera, es aconsejable por el momento abstenerse de su contratación.
Soluciones intermedias
Algunos inversores tienen liquidez pero no desean optar por la renta variable no por productos con una baja rentabilidad (depósitos, deuda pública...). Una solución para conseguir más beneficios sin arriesgarse en sus posiciones es acudir a las cuentas de alta remuneración o especiales, que pueden reportar hasta un 3% de interés. Son fáciles de contratar y conlleva ventajas como la disponibilidad total del dinero en cualquier momento.
Valores refugio
Los pequeños y medianos inversores pueden obtener beneficios si acuden al mercado de los metales preciosos. Son muchas las empresas que comercializan un amplio surtido de lingotes de oro, plata, platino y paladio desde 2,5 hasta 1.000 gramos. También, disponen de una gran variedad en monedas como el "Krugerrand", el "Maple Leaf" o el "Australia Nugget", todas de una onza.
Vivienda, mejor no
La inversión inmobiliaria es una opción poco aconsejada. Su precio ha caído casi un 20% desde finales de 2007, pero los datos oficiales señalan que estos siguen altos.
En cualquier caso, si bien puede ser momento adecuado para comprar una vivienda como residencia habitual. El valor de la vivienda en España registró en el segundo trimestre una caída interanual del 8,3%, el décimo mayor retroceso en el mundo. Pese a ello, se encuentra lejos del desplome registrado en otros países como Dubái, que lidera el ranking de caídas, o Estados Unidos, que ocupa la cuarta posición, según un informe de la consultora Knight Frank.
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