"La crisis es coyuntural", "la culpa es de los compradores de casas", "el problema fue causado por errores técnicos fácilmente corregibles", "los altos ejecutivos de los bancos perdieron mucho dinero con el derrumbe bursátil". ¿Verdades o falacias?
Algunos economistas ortodoxos dicen que es una crisis más. Pero las cifras lo desmienten.
El desempleo en los Estados Unidos ya saltó al récord del 6,5%, 10 millones de desocupados. De ellos, el 20% está desempleado desde hace más de seis meses, el más alto nivel de desocupación de largo plazo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Algunos afirman que los culpables son los esforzados trabajadores americanos que se endeudaron para comprar la casa propia, el gran sueño americano. Pero, en muchos casos, no sabían de la letra chica de las hipotecas que los iba a colocar en situación imposible.
Explica Tomas Friedman: "el banco que daba la hipoteca eludía el problema porque se la pasaba a un agrupador, y el banco de inversión que agrupaba esas hipotecas lo eludía porque se podía ganar mucho dinero dándoles buenas calificaciones. Así, algunos sectores de Wall Street empezaron simplemente a sacar dinero del dinero mediante ingeniería financiera."
No es lo que piensa Alan Greenspan: "El paradigma moderno del manejo de riesgo estuvo en pie durante décadas. Sin embargo, todo ese edificio intelectual integro colapsó este verano."
Autocriticándose: "estoy en estado de estupor."
Las calificadoras se enfrentan graves problemas de credibilidad en sus países sede. El G-20 las criticó duramente. El modelo empresarial prevenía a los analistas de poner los intereses de los inversores primero. Las ganancias presidian todo el show.
Hoy se sabe que, como sus ingresos estaban ligados a las ganancias de sus empresas, las llevaron al más alto riesgo para ganar más personalmente en el corto plazo. Si la empresa ganaba, subían sus paquetes de competencia. Si perdía y los despedían, tenían que pagarles como indemnización los "paracaídas de oro".
Sólo los 12 ejecutivos que presidian los grandes bancos durante la crisis recibieron, por su fracaso, 500 millones de dólares.
Los ciudadanos exigen una intervención fuerte de las políticas publicas para detener la debacle, severas regulaciones, y control de los reguladores por la sociedad.
Piden, asimismo, piden responsabilidad social empresarial, topes a los salarios de altos ejecutivos, protección a los deudores hipotecarios, y a las multitudes de desocupados, progresividad fiscal, respeto al medio ambiente, fortalecimiento de las redes sociales, y reformulación del sistema económico mundial.
Los ciudadanos esperan que la economía vuelva a estar al servicio de la gente de la calle.
1. "La crisis es coyuntural"
Algunos economistas ortodoxos dicen que es una crisis más. Pero las cifras lo desmienten.
El desempleo en los Estados Unidos ya saltó al récord del 6,5%, 10 millones de desocupados. De ellos, el 20% está desempleado desde hace más de seis meses, el más alto nivel de desocupación de largo plazo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
2. "La culpa fue de los modestos compradores de casas"
Algunos afirman que los culpables son los esforzados trabajadores americanos que se endeudaron para comprar la casa propia, el gran sueño americano. Pero, en muchos casos, no sabían de la letra chica de las hipotecas que los iba a colocar en situación imposible.
Explica Tomas Friedman: "el banco que daba la hipoteca eludía el problema porque se la pasaba a un agrupador, y el banco de inversión que agrupaba esas hipotecas lo eludía porque se podía ganar mucho dinero dándoles buenas calificaciones. Así, algunos sectores de Wall Street empezaron simplemente a sacar dinero del dinero mediante ingeniería financiera."
3. "El problema fue causado por gafes técnicas fáciles de corregir"
No es lo que piensa Alan Greenspan: "El paradigma moderno del manejo de riesgo estuvo en pie durante décadas. Sin embargo, todo ese edificio intelectual integro colapsó este verano."
Autocriticándose: "estoy en estado de estupor."
4. "Hay que escuchar a las calificadoras de riesgo para que eso no suceda"
Las calificadoras se enfrentan graves problemas de credibilidad en sus países sede. El G-20 las criticó duramente. El modelo empresarial prevenía a los analistas de poner los intereses de los inversores primero. Las ganancias presidian todo el show.
5. "Los altos ejecutivos también perdieron, porque sus acciones bajaron"
Hoy se sabe que, como sus ingresos estaban ligados a las ganancias de sus empresas, las llevaron al más alto riesgo para ganar más personalmente en el corto plazo. Si la empresa ganaba, subían sus paquetes de competencia. Si perdía y los despedían, tenían que pagarles como indemnización los "paracaídas de oro".
Sólo los 12 ejecutivos que presidian los grandes bancos durante la crisis recibieron, por su fracaso, 500 millones de dólares.
6. "Con cambios menores en el modelo todo se arregla"
Los ciudadanos exigen una intervención fuerte de las políticas publicas para detener la debacle, severas regulaciones, y control de los reguladores por la sociedad.
Piden, asimismo, piden responsabilidad social empresarial, topes a los salarios de altos ejecutivos, protección a los deudores hipotecarios, y a las multitudes de desocupados, progresividad fiscal, respeto al medio ambiente, fortalecimiento de las redes sociales, y reformulación del sistema económico mundial.
Los ciudadanos esperan que la economía vuelva a estar al servicio de la gente de la calle.