Me he tomado la molestia de leer todo el hilo y aunque opino parecido Feinmann he decidido poner el post, aun a costa de recibir esas indirectas hirientes (si no puedes contraargumentar, veja, querido Pujalte). Hay unas cuantas cosas en todo esto que chirrían. Para empezar, la noticia la publica (es decir, es la fuente primaria de la noticia, los contenidos son otra cosa) la Comunidad de Madrid, que como todos sabemos está al servicio de quien le ha puesto ahí, que es quien a la vez j0d€ al ciudadano y quien engaña a éste para que se crea que gobiernan para el beneficio de la ciudadanía. Por tanto, no va a proteger o mejorar la función pública.
La CM está en constante guerra contra el sector educativo, el cual depende de la CM en sí. Perogrullada, ¿eh? Bueno, pues es norma del PP en Madrid ir en contra de todo lo que no favorezca su propio interés. Aunque sea para denostar y despreciar a la clásica función pública, la cual depende de ellos. ¿Qué opinan Uds. de los jefes que maltratan a sus empleados? ¿Y por qué piensan entonces que los cargos públicos hacen bien en despreciar al personal que trabaja en los colegios u hospitales? ¿Es eso un ejemplo de 'buen gestor' como siempre hace ademán el PP de tener?
Decir que el 86% de los profesores, como se ha leído por ahí, es así de cateto es simplemente no ya una falacia, sino una memez, convirtiendo en memo a quien lo pronuncia. No te cuento ya si encima cogen y dicen que en ese 86% están los que han dado clase como interinos. Vamos, que entre todo el interinaje no ha habido unos cuantos que pasen la prueba. Tela.
Este porcentaje corresponde al tumbado en una prueba de la oposición a maestro (los que han leído la primera hoja del test se habrán dado de bruces con el texto que dice 'Procedimiento selectivo para ingreso en el Cuerpo de Maestros y para adquisición de nuevas especialidades' y habrán entendido qué quiere decir esa frase, o quedarán entre el 86% de gente que se queda en la superficie de las noticias). Dado el bestial nivel de paro, a las condiciones laborales que ofrecen las empresas (lo que el diccionario describe como migajas, en la neolengua se llaman condiciones laborales), a la sabida estabilidad que confiere el empleo público, lo normal es que para una oposición de unos 400 puestos se presenten 45.000 personas. Desde que han ido quitando oferta pública de empleo, éstas se apelmazan de gente y se apuntan todos los que fueron a la boda de Lolita. Resultado: va todo cristo a ver si suena la flauta. Lo normal es que en un primer filtro planche un 90% de la gente que se presenta al examen (que no es toda la inscrita en la lista de admitidos). A partir de ahí ya hay quien se ha estudiado el temario, quien ha tenido potra de veras (un ínfimo porcentaje) y quien vale. Y a partir de ahí, caña.
A esos que denostan la función pública por inútil y costosa les deseo estas dos cosas: paro de larga duración y una enfermedad. De corazón. Lo primero para que sepan que su empleillo privado no depende de sus capacidades sino de la cuenta de ingresos y gastos, y lo segundo para que de una puñetera vez valoren los esfuerzos de la sanidad pública por dar un servicio eficiente con los medios que les deja el gobierno de su C. A. Me llevaré un toque de los administradores, pero es que estoy literalmente harto de la gente que traga cualquier cosa y que desea sus miserias a los demás (ese clásico mantra de 'mira los funcionarios qué bien viven, con su trabajo fijo, qué beneficios tienen para la poca chapa que dan; como yo les quiero ver, trabajando de sol a sol por cuatro perras, de barro hasta la ingle' en lugar de luchar para conseguir mejoras laborales). Y por eso me apetece ver este hilo y la noticia esta del examen a fondo para sacar mis conclusiones. Conclusiones, por cierto, que son las de otro mindundi de por ahí.
Por cierto. Si mucha de esta gente es hija de la ESO o de la LOGSE, se han criado con menestr@s (iba a decir ministr@s) como Dª Esperanza Aguirre, así que hay un 86% de posibilidades de que sean el resultado de sus directrices. No es de extrañar que digan que así han salido de ignorantes.