Hola Anperu. Podría decirte en plan bíblico, lo de "yo soy el que soy" como desde la zarza ardiente le contestaron a Job, una forma de decirte, más o menos, que dedicarse a desentrañar quien es la persona que sostiene una determinada opinión no es tan importante como desentrañar y polemizar sobre la propia opinión misma. Si tu intento de desacreditar mis argumentos se basan en mi procedencia y mi reciente incorporación a este foro y no en los argumentos que esgrimo, quiero decirte que lo único que consigues así es precisamente reforzar la justicia e idoneidad de esos mismos argumentos. No quiero indicarte los centenares de ejemplos históricos que existen de como a veces las víctimas se convierten también en verdugos y como la injusticia no proviene siempre del poderoso. No veo mal que se ignoren mis argumentos, y veo aún mejor que se me rebatan, lo que veo incalificable, totalitario, injusto e indigno, es que el argumento en contra de mis opiniones sea un ataque a mi persona...... sin tener ni idea en quien es esa persona a la que se ataca.
Llevo tiempo leyendo este foro y me enardecía comprobar como cuando alguien daba una opinión distinta a la que un grupito muy definido del mismo tiene, se le acusaba de especulador, de estar pagado por la Caixa, de insensible y de otras lindezas varias. La intransigencia y el dogmatismo no son buenas para nuestra causa, pues si bien en un principio a través de ellas se consigue cohesionar fuertemente a un grupo, también es cierto que paulatinamente dicha intransigencia y belicosidad sin tino, terminan por concitar el rechazo de una mayoría silenciosa que, en otras circunstancias, podría haber resultado positivamente ruidosa.
Repito, por tanto, lo de respetar a los demás, lo de respetar las opiniones distintas aunque sean críticas y no nos gusten y lo de no aprovechar nuestra condición de víctimas para convertirnos, como lo son aquellos contra los que luchamos, en victimarios.