Hay varias razones por las cuales no deberíamos intentar recuperar el patriarcado para proteger nuestra civilización:
- Igualdad de género: El patriarcado es intrínsecamente contrario a la igualdad de género. Promover la igualdad de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres es esencial para construir una sociedad justa y equitativa. El patriarcado perpetúa la discriminación y la opresión de las mujeres, limitando su participación y contribución en todos los ámbitos de la vida.
- Derechos humanos: La igualdad de género es un derecho humano fundamental reconocido en varias declaraciones y convenciones internacionales, como la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés). El patriarcado va en contra de estos principios y normas internacionales.
- Diversidad y pluralidad: El patriarcado impone un modelo de masculinidad dominante y limita la diversidad de expresiones de género. Promover la igualdad de género y desafiar los roles de género tradicionales permite la inclusión de diferentes identidades y orientaciones sexuales, enriqueciendo así la diversidad y la pluralidad de nuestra sociedad.
- Participación política: El patriarcado limita la participación política y el liderazgo de las mujeres. Estudios demuestran que la inclusión de las mujeres en la toma de decisiones políticas y la representación equitativa de género conducen a políticas más inclusivas y efectivas, abordando de manera más adecuada las necesidades y perspectivas de toda la población.
- Beneficios económicos: La igualdad de género es también un impulsor clave para el crecimiento económico sostenible. Excluir a las mujeres del ámbito laboral y restringir sus oportunidades profesionales y empresariales limita el potencial económico de una sociedad. Por el contrario, empoderar a las mujeres y promover la igualdad de oportunidades genera beneficios económicos significativos para todos.
- Bienestar y salud: El patriarcado puede tener consecuencias negativas para la salud y el bienestar de las mujeres, al limitar su autonomía y tomar decisiones sobre su propio cuerpo y salud. La igualdad de género implica garantizar acceso equitativo a servicios de salud, derechos reproductivos y erradicar la violencia de género.
Es importante destacar que el objetivo no es reemplazar el patriarcado con un matriarcado opresivo, sino alcanzar una sociedad verdaderamente igualitaria donde hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades, derechos y responsabilidades. El empoderamiento de las mujeres y la promoción de la igualdad de género benefician a toda la sociedad, generando una civilización más justa, próspera y armoniosa.