Uno debe sentirse orgulloso de su idioma o dialecto materno; y yo entiendo por dialecto a una lengua que deriva de otra. Entonces conforme a esta definición como el castellano deriva del latín, habría que considerarlo también dialecto.
El castellano o español, es una lengua que se ha extendido más allá de nuestras fronteras a los largo de los siglos, y al hablarla unos 600 millones de personas, darle la categoría de dialecto, me parece que no es apropiado.
Si un catalán, que tiene la suerte de poder entenderse con 600 millones de personas, porque es bilingüe, se obstina en que esos 600 millones, o los 40 millones de españoles restantes no bilingües aprendan el catalán para que se puedan comunicar con él, estamos ante un acto de soberbia analfabeta. Actitud que dice muy poco en favor de la solidaridad y la inteligencia.
Anteponer un idioma que la hablan 6 o 7 millones de personas en el mundo a otro que lo hablan 600 millones, es como querer “poner puertas al campo”. Pero aunque el independentista es soberbio y celoso de su idioma (sólo usa su soberbia con los españoles y como no es tonto, no se le ocurre en los países de habla oficial hispana,a un Argentino, chileno, colombiano o venezolano entre otros, exigir lo que exige en España, porque le mandarían a tomar “por donde amargan los pepinos” echando virutas.