En el modelo actual de autopistas de peaje, tenemos varios factores:
a.- Alguien usa
b.- Alguien paga
c.- Alguien efectúa la conservación y mantenimiento
d.- Alguien se cobra unos buenos beneficios por la gestión del asunto
Actualmente, los factores a.- y b.- son los mismos, paga de forma directa el usuario efectivo. Y paga mucho. Pero el coste del asunto solo lo soporta aquel que efectivamente usa dicha infraestructura.
Los factores c.- y d.- también son los mismos, la concesionaria, que es el agente cobrador de la tasa, es también quien se responsabiiza de la conservación y quien finalmente por sus servicios obtiene un bonito beneficio.
Vencido el periodo de concesión, y revertida la propiedad al Estado, se puede eliminar de la ecuación el factor d.- (es innecesario), pero no así los otros factores.
Es obvio que los factores a.- y b.- según cual sea el modelo que se instaure, puede seguir siendo lo mismo, o variar. Si, por ejemplo, disminuye el coste directo o aparente de usar dichas infraestructuras, previsiblemente aumentarán usuarios (y correlativamente disminuirán de carreteras convencionales y autovías gratuitas).
El factor b.-, actualmente el pago directo de una tasa o canon por uso, soportado solo por parte de los usuarios reales directos, puede cambiar. Se puede pensar, por ejemplo, en repartir los costes entre todos los usuarios potenciales, utilicen o no finalmente dicha infraestructura (un canon por puesta a disposición). Eso sería el modelo de la euroviñeta, por ejemplo, o algún tipo de recargo no municipal en el IVTM. En esa linea, pero aun más generalizado y socializado (y por tanto, de menor impacto individualizado), sería un incremento de las tasas de IIEE de los combustibles usados por el transporte. Pienso en la armonización de la fiscalidad del gasoleo, por ejemplo.
Esto nos lleva al factor c.- quien paga la conservación y mantenimiento. Obviamente, el organismo publico favorecido por el incremento patrimonial, el ministerio de fomento. Abalos, sin hacer nada (solo dejando que las concesiones caduquen), ve incrementado muy sustancialmente sus competencias y presupuesto necesario, que es lo que todo ministr@ busca siempre en su ámbito competencial. No tiene porque significar ningún sobrecoste inasumible, pues el previsible aumento de los costes directos de conservación y mantenimiento de las autopistas revertidas se compensa, en parte, con la disminución del desgaste por uso de las carreteras convencionales. Y el "cuanto dinero más" necesario, ya hemos analizado arriba que es muy fácil obtenerlo. Solo está en discusión el "como", que depende de mera política, y que exista un buen entendimiento entre el ministerio de hacienda (el nuevo agente responsable de recaudar) y el ministerio de fomento (el nuevo agente responsable de gastar).
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!