UGT se resquebraja por el apoyo al gobierno
Tibia protesta sindical contra el pensionazo
Hasta los miembros de UGT están empezando a cuestionar la actuación del Ejecutivo y no sólo por la propuesta de reforma del sistema de pensiones. En el último Comité Confederal de UGT, que se celebró el pasado 9 de febrero, varios dirigentes del sindicato aprovecharon sus intervenciones en el Comité para destacar la "paciencia" que está teniendo UGT con este Gobierno y preguntaron que hasta cuándo se iba a soportar antes de realizar una huelga general.
En la reunión sindical se hicieron evidentes las divisiones internas que corrompen la unidad del sindicato. De hecho, una parte más crítica con el Gobierno puso en entredicho la independencia de UGT y se habló de la especial relación que existe entre la Unión General de Trabajadores y el PSOE.
No obstante, miembros de la parte más moderadora del sindicato encabezada por el secretario general de UGT, Cándido Méndez, quisieron aclarar que "el Gobierno nos va a tener enfrente", gobierne quien gobierne, si se deterioran los derechos de los trabajadores. Pero añadieron, intentando clamar los ánimos de algunos representantes que defendían que ya era hora de realizar una huelga general, que en este momento "hay que hacer las cosas en su justa medida y ahora toca manifestación".
La posibilidad de realizar una huelga general está cada vez más cercana y es que, aunque no estaba reflejado en el acta del día, el Comité Confederal también trató lo perjudicial que puede ser la propuesta del Ejecutivo sobre la reforma laboral.
Zapatero pide confianza y unidad
El tono conciliador con el que aparecieron los sindicatos el pasado 5 de febrero, tras la reunión celebrada con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la que presentó la propuesta de reforma laboral a los agentes sociales, fue también muy cuestionado en el Comité.
El presidente del Gobierno solicitó a los agentes sociales que dieran un mensaje de confianza y unidad dada la situación de incertidumbre a la que se enfrentaba la economía española, acuciada por la sombra del fantasma griego.
Pero, en el Comité Ejecutivo, el mensaje de confianza se traducía en una severa advertencia. Varios miembros del Comité, que no se encuentran a favor de la permisibilidad que se da a la actuación del Gobierno pidieron a la cúpula negocia- dora "prudencia" a la hora de concretar la reforma laboral. Es decir a Toni Ferrer, secretario general de Acción Sindical de UGT, y Cándido Méndez. Y, desde la perspectiva más radical del sindicato, el documento presentado por el Gobierno puede ser muy perjudicial para los trabajadores.
La reforma más temida
El punto de la reforma que más temen algunos es la regulación de la causas del despido procedente. Actualmente, los empresarios cuando despiden suelen recurrir al despido improcedente y pagan la indemnización máxima del contrato, por ejemplo, en el contrato indefinido compensan con 45 días por año trabajado con un máximo de 42 mensualidades.
Esto se debe a la dificultad que tienen los empresarios de justificar un despido por causas objetivas, ya sean económicas, por registrar un descenso en la producción o por realizar una remodelación en la organización de la empresa.
Para solucionar estas trabas empresariales, el Gobierno recoge en su propuesta la concreción de las causas del despido ordinario. Según fuentes de UGT, "esto se puede convertir en una descausalización del despido". Y añaden que puede ser "un coladero" para despedir a trabajadores de forma improcedente e indemnizarles con el mínimo que establece el contrato.
A modo de ejemplo, si esto sucediera, una empresa pagaría 20 días por año trabajado a un empleado que tenga un contrato indefinido de 45 días por año de indemnización