Lo que está claro es que de una manera u otra subirán los impuestos, bueno, que ya los han subido (tabaco y gasolina). Pero eso fue sólo una avanzadilla, lo mejor está por llegar a partir de septiembre porque si no a ver cómo se paga el chorro de dinero entregado a los bancos para que no quebraran, los 400 euros a los parados, el super plan E de ZP y, ojo, el recientemente aprobado festival de la financiación autonómica.
Lo siguiente serán las corporaciones locales, ya que los ayuntamientos están absolutamente quebrados porque se les cerró el grifo de las megapromociones inmobiliarias y el mamoneo mafioso de las recalificiones (mitad para el ayuntamiento, una cuarta parte para nosotros y una cuarta parte para el partido), así que los medios zapateriles ya empiezan a sembrar la idea de que no queda más remedio que subir el IRPF, eso sí, a los ricos por supuesto.
Y precisamente son esos ricos los que se descojonan de la risa porque ellos tributan por sociedades desde antes de que triunfaran Los Pecos, así que los paganinis de este festival del despilfarro seremos los que después de años de estudios y esfuerzo personal (que equivocados estaban mis padres), tenemos una nómina que nos da para vivir e ir pagando la hipoteca.
Finalmente para Navidad el último puyazo con la Ley de acompañamiento de los presupuestos: esa ley que se aprueba por lo bajini en el último pleno de diciembre con la gente pensando en la lotería y que nos "actualizará" convenientemente todas las tasas habidas y por haber.
Y aquí todos contentos,sobretodo los padres de Pepiño y ZP viendo como los chavales (uno no tiraba ni pa' tras en los estudios y el otro era un oscuro diputado por Leon con lo que ya se daban un canto en los dientes), se quedan con todo el personal y encima se convierten en los Robin Hood hispanos, que le quitan el dinero a los ricos para dárselo a los pobres.
Ooolé!