"No verán en Melilla a niños sin dientes sino a bigardos Masái"
Arrancaba desde primera hora de la mañana el popular periodista Federico Jiménez Losantos con energía. En la jornada de 19 de marzo de 2014, desde su atril de EsRadio en 'Es la mañana de Federico', Losantos agarraba por los cuernos el tema más complejo y delicado al que se enfrenta España a nivel político y humano en los últimos días: el conflicto de los inmigrantes que cercan la valla de Melilla para saltar la frontera -- Cientos de inmigrantes entran en Melilla en un asalto masivo a la valla --.
El periodista inició su editorial matutino con contundencia Federico a las 7: M?s de 500 inmigrantes entran en un nuevo asalto - esRadio
"Han visto ustedes que no hay ninguno desnutrido, no verán un tío al que le falten los dientes. Estos son los que pueden pagarse el billete de la mafia para colocarles en la frontera de España".
"‘Son ilegales en Marruecos', decía ayer muy campanudo esa inutilidad a la que llamamos ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Marruecos es una puñetera dictadura y la policía de Marruecos no tiene control ninguno... Pero aquí queremos consolarnos con la gran colaboración de Marruecos. ¡Mentira! Las mafias pagan y para Marruecos es un flujo de dinero..."
No cesó Federico Jiménez Losantos en su intención de hacer llegar a sus oyentes la idea de que los inmigrantes que rodean y hacen sus acometidas sobre la frontera española son, precisamente, los que tienen dinero para poder hacerlo. Y de paso, recadito a la profesión periodística:
"No es la esclavitud, que es con lo que algunos sueñan, estos no son esclavos, pagan para entrar ilegalmente en Europa a las mafias que organizan esos viajes. No son los pobres, son los ricos de la tribu. No hay manera de meterle esto en la cabeza a los periodistas, que es que está el periodismo como la política, hecho una piltrafa".
"No han sido raptados ni robados, ni son viejos ni enfermos, ni son niños desnutridos como el clásico niño con moscas de Somalia, ese no está en la frontera. Son todos unos bigardos Masái que parecen de un anuncio. Emocionados diciendo 'viva España'. Podían llevarlos a Barcelona para compensar".