Para los que siempre pierden. La planta 14. La actualidad, seis muertos por un escape de gas en una mina de León.
Los más cercanos al punto del escape cayeron desplomados. Varias fuentes apuntan a que la fuga debió ser “muy grande”, ya que los fallecidos estaban esparcidos en la galería, un pasillo de unos 200 metros, con una anchura de cinco metros y cuatro de altura.
José Antonio Colinas, delegado sindical en Pozo de San Emilio, los vio salir. “Me llamaron por teléfono y me dijeron que había ocurrido un accidente un poco grave”. Llegó a la mina antes que las ambulancias. “Vi salir al primer compañero por su propio pie; el segundo iba en camilla pero consciente… pensé que no sería tan grave, pero los siguientes salieron todos muertos”.
Después de la tragedia, los compañeros corrieron a la entrada de la mina, situada a lo alto de una montaña. Los familiares, desgarrados, imploraban información sobre las víctimas. Los vecinos apoyaban a las víctimas de un territorio marcado por un oficio centenario y peligroso. Unos 200 lugareños lloraban la desgracia, un miedo con el que viven a diario. “Para ganarse el pan, se han dejado la vida”, se apenaba Miguel Ángel Iglesias, un minero jubilado de ese yacimiento, propiedad de Hullera Vasco-Leonesa. Madres, mujeres, hermanos, hijos, muchos de ellos pequeños se fundían en abrazos y los llantos se sucedían entre los familiares, vecinos y compañeros.
Un saludo