Aceite de oliva y sellos.
Esta semana me ha sorprendido, y no sólo a mi, la noticia publicada en muchos medios acerca del estudio de la OCU sobre el inadecuado etiquetado de un buen número de marcas de aceite de oliva que venden como de categoría virgen extra el que es realmente de categoría virgen.
Y me ha recordado a nuestro caso ya que se dan una serie de coincidencias. Por una parte, parece ser que aprovechando el lógico desconocimiento por parte de los consumidores que les imposibilita la perfecta detección de cada una de las calidades citadas en estos aceites de oliva y la normal confianza en un etiquetado que se puede pensar, corresponde a empresas serias y que cumplen con unos controles por parte de los organismos oficiales correspondientes. Las empresas citadas en el estudio de la OCU, venden plata a precio de oro, es decir cometen fraude al comercializar a mayor precio un producto de inferior valor. Lo que se dice una estafa de tomo y lomo.
Pues como digo me ha recordado al caso de la estafa que nos ocupa y que perjuicio económico y personal nos está causando a tantos ciudadanos decentes. Las similitudes son extraordinarias y todo motivado por una ambición desmedida por parte de unos estafadores (presuntos en el caso de las empresas aceiteras y con unos márgenes de beneficio mucho más bajos).
Por supuesto se ha formado un gran revuelo por la trascendencia social y económica del caso, y dados los interese económicos existentes no faltarán los defensores de las empresas, los insultos, los informes confeccionados “ad hoc” y toda una parafernalia que todos hemos visto en el caso Afinsa.
Está claro que cualquier sector está expuesto al engaño y a la rapiña de los avariciosos, los indeseables y sus compinches.
Saludos.