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Riesgo cambiario

El riesgo cambiario, también conocido como riesgo de tipo de cambio, se refiere a la posibilidad de que las fluctuaciones en los tipos de cambio entre dos monedas diferentes afecten negativamente el valor de una inversión o transacción en moneda extranjera.

En otras palabras, el riesgo cambiario se produce cuando una empresa o individuo realiza una transacción en una moneda diferente a la suya propia, y luego experimenta pérdidas debido a cambios desfavorables en el valor de esa moneda en relación con su propia moneda.

El riesgo cambiario es un concepto que se utiliza en el ámbito financiero y económico para describir la incertidumbre que enfrentan las empresas y los inversores cuando realizan transacciones internacionales en monedas diferentes a su moneda local. Esta incertidumbre se debe a las fluctuaciones en el valor de las divisas en el mercado de divisas, también conocido como mercado de Forex.

Cuando las empresas y los inversores participan en transacciones internacionales, pueden verse afectados por la variación en el tipo de cambio entre las monedas involucradas en la transacción. Estas variaciones pueden provocar cambios significativos en los costos y los ingresos de una empresa, lo que puede afectar su rentabilidad y sus resultados financieros. Del mismo modo, para los inversores que poseen activos en monedas extranjeras, las fluctuaciones en el tipo de cambio pueden afectar el valor de sus inversiones y el rendimiento que obtienen de ellas.

El riesgo cambiario es especialmente relevante en el caso de empresas que importan o exportan productos o servicios, ya que los precios de estos bienes y servicios pueden verse afectados por las variaciones en el tipo de cambio. Además, las empresas que tienen filiales o sucursales en el extranjero también pueden verse afectadas por las fluctuaciones en el tipo de cambio al momento de consolidar sus estados financieros.

Para gestionar el riesgo cambiario, las empresas y los inversores pueden recurrir a diferentes herramientas y estrategias, como la cobertura de riesgo cambiario. La cobertura implica la utilización de instrumentos financieros, como contratos de futuros o opciones, que permiten a las empresas e inversores fijar un tipo de cambio para una fecha futura. De esta manera, pueden protegerse contra las fluctuaciones adversas en el tipo de cambio y reducir la incertidumbre asociada a sus transacciones internacionales.

Una curiosidad sobre el riesgo cambiario es que no siempre es negativo. En ocasiones, las fluctuaciones en el tipo de cambio pueden resultar favorables para las empresas y los inversores. Por ejemplo, una empresa exportadora podría beneficiarse de una depreciación de su moneda local, ya que sus productos se vuelven más baratos y competitivos en los mercados internacionales, lo que puede aumentar sus ventas y su rentabilidad.

Tipos de riesgo cambiario


Como mencionamos anteriormente, el riesgo cambiario se refiere a la incertidumbre que enfrentan las empresas e inversores al realizar transacciones internacionales en monedas diferentes a la suya propia. Hay varios tipos de riesgo cambiario que pueden afectar a estos actores económicos. A continuación, explicaremos los más comunes y relevantes.

El riesgo de transacción es aquel que surge al realizar operaciones de compraventa de bienes y servicios en monedas extranjeras. Este tipo de riesgo afecta especialmente a las empresas que importan o exportan productos o servicios. Un ejemplo de riesgo de transacción podría ser una empresa española que importa componentes electrónicos desde Japón. Si el euro se deprecia frente al yen japonés entre el momento en que se acuerda la compra y el momento en que se realiza el pago, la empresa española deberá pagar más euros de lo inicialmente previsto, lo que puede afectar su rentabilidad.

El riesgo económico o de competitividad está relacionado con las fluctuaciones en el tipo de cambio que pueden afectar la posición competitiva de una empresa en el mercado. Este riesgo es relevante para empresas con presencia en mercados internacionales y que compiten con empresas locales o extranjeras. Por ejemplo, una empresa española que exporta vino a Estados Unidos podría verse afectada si el euro se aprecia frente al dólar estadounidense, ya que sus productos podrían volverse más caros y menos competitivos en comparación con los vinos locales o de otros países con monedas más débiles.

El riesgo de traducción o contable surge cuando una empresa tiene filiales o sucursales en el extranjero y debe consolidar sus estados financieros en una única moneda. Las fluctuaciones en los tipos de cambio pueden afectar el valor de los activos y pasivos de las filiales extranjeras cuando se convierten a la moneda local de la empresa matriz. Por ejemplo, si una empresa española tiene una filial en Reino Unido y la libra esterlina se deprecia frente al euro, el valor de los activos de la filial en libras se reducirá al ser convertidos a euros en los estados financieros consolidados de la empresa matriz.

Ser consciente de estos riesgos y tomar medidas para gestionarlos puede ser clave para el éxito de las empresas y la rentabilidad de las inversiones en un entorno económico globalizado.

¿Cómo evitar o gestionar el riesgo cambiario?


Teniendo en cuenta la importancia del riesgo cambiario en las operaciones internacionales y sus distintos tipos, es fundamental aprender a gestionarlo adecuadamente para minimizar su impacto negativo. A continuación, presentamos algunas estrategias y ejemplos para gestionar o evitar el riesgo cambiario.

Una de las formas más comunes de protegerse frente al riesgo cambiario es mediante el uso de instrumentos financieros, como los contratos de futuros, opciones y swaps de divisas. Estos instrumentos permiten fijar un tipo de cambio específico en una fecha futura, lo que ayuda a las empresas a mitigar el riesgo de fluctuaciones en el tipo de cambio. Por ejemplo, una empresa española que espera recibir pagos en dólares estadounidenses en tres meses podría comprar un contrato de futuros de euros/dólares para asegurar un tipo de cambio determinado y evitar posibles pérdidas debido a variaciones en el tipo de cambio.

Otra opción para gestionar el riesgo cambiario es la denominada "facturación en moneda local", que consiste en realizar transacciones internacionales en la moneda del país de la empresa que realiza la venta o presta el servicio. De esta manera, el riesgo cambiario se traslada al comprador o cliente. Por ejemplo, una empresa española que exporta productos a Estados Unidos podría facturar en euros en lugar de dólares, evitando así asumir el riesgo de fluctuaciones en el tipo de cambio.

La diversificación de las operaciones y las inversiones en distintas monedas y mercados también puede ayudar a reducir el riesgo cambiario. Al diversificar, una empresa puede compensar las pérdidas en una moneda con las ganancias en otra, disminuyendo así su exposición global al riesgo cambiario. Por ejemplo, si una empresa tiene ingresos en dólares y euros, y el dólar se deprecia frente al euro, las pérdidas en dólares podrían ser compensadas parcial o totalmente por las ganancias en euros.

Por último, otra opción es establecer acuerdos comerciales que incluyan cláusulas de ajuste por tipo de cambio. Estas cláusulas permiten ajustar el precio de los bienes y servicios en función de las fluctuaciones en el tipo de cambio, de manera que ninguna de las partes involucradas asuma el riesgo cambiario por completo. Por ejemplo, un contrato entre una empresa española y una británica podría incluir una cláusula que ajuste el precio de los productos en función de las variaciones en el tipo de cambio entre el euro y la libra esterlina.

En conclusión, hemos de señalar que estas estrategias pueden ser vitales para proteger las finanzas y la rentabilidad de las empresas e inversores en un entorno económico globalizado.

El seguro de cambio: otra alternativa


Dado que hemos analizado las distintas formas de gestionar y evitar el riesgo cambiario, es importante mencionar un instrumento financiero específico que puede ser útil en este contexto: el seguro de cambio. El seguro de cambio es una herramienta que permite a las empresas e inversores protegerse frente a las fluctuaciones en los tipos de cambio de las divisas, garantizando un tipo de cambio fijo para una operación específica en una fecha futura.

El seguro de cambio funciona mediante un contrato entre una entidad financiera y su cliente, en el que se acuerda un tipo de cambio para una cantidad de divisa y una fecha de vencimiento determinadas. Al asegurar el tipo de cambio, el cliente se protege contra posibles pérdidas provocadas por las fluctuaciones en el valor de las divisas involucradas en la operación.

Por ejemplo, supongamos que una empresa española tiene previsto recibir un pago en dólares estadounidenses dentro de tres meses, pero teme que el dólar se deprecie frente al euro en ese período, lo que disminuiría el valor en euros de ese pago. La empresa podría acudir a su entidad financiera y contratar un seguro de cambio, fijando un tipo de cambio específico para esa transacción. De esta forma, la empresa se asegura de recibir el importe en euros que espera, independientemente de las variaciones en el tipo de cambio en el futuro.

El seguro de cambio es especialmente útil para empresas que realizan operaciones internacionales y están expuestas a fluctuaciones en el tipo de cambio, ya que les permite planificar sus finanzas y reducir la incertidumbre asociada a las variaciones en el valor de las divisas. Además, al garantizar un tipo de cambio fijo, las empresas pueden centrarse en sus operaciones y estrategias comerciales sin preocuparse por las posibles pérdidas que podrían derivarse de las fluctuaciones cambiarias.

En conclusión, esta herramienta es especialmente útil en el ámbito del comercio y la inversión internacionales, donde las fluctuaciones en los tipos de cambio pueden tener un impacto significativo en los resultados financieros.

El riesgo cambiario: Ejemplos


Habiendo abordado el concepto del riesgo cambiario y cómo gestionarlo a través de herramientas como el seguro de cambio, es útil mencionar algunas situaciones en las que las empresas e individuos pueden enfrentarse a este tipo de riesgo. 

Estos ejemplos ayudarán a comprender mejor el impacto que las fluctuaciones en los tipos de cambio pueden tener en diversas operaciones financieras y comerciales.

  • Importación de bienes: Una empresa española que importa componentes electrónicos desde Japón debe pagar en yenes japoneses a sus proveedores. Si el euro se deprecia frente al yen, la empresa tendrá que desembolsar más euros para cubrir el costo de los bienes importados, lo que podría afectar su rentabilidad.
  • Exportación de productos: Supongamos que una bodega española exporta vino a los Estados Unidos y recibe pagos en dólares estadounidenses. Si el dólar se deprecia frente al euro, el valor en euros de esos pagos disminuirá, lo que podría afectar negativamente los ingresos y beneficios de la bodega.
  • Inversiones en el extranjero: Un inversor español adquiere acciones de una empresa estadounidense cotizada en dólares. Si el dólar se deprecia frente al euro, el valor en euros de la inversión disminuirá, incluso si el precio de las acciones en dólares no ha cambiado.
  • Préstamos en moneda extranjera: Un particular solicita un préstamo en dólares estadounidenses para comprar una propiedad en otro país. Si el euro se aprecia frente al dólar, el costo de devolver el préstamo en euros será menor, pero si el euro se deprecia, el costo en euros será mayor, aumentando la carga financiera para el prestatario.
  • Trabajadores expatriados: Un profesional español que trabaja en el Reino Unido recibe su salario en libras esterlinas y envía dinero regularmente a España. Si la libra se deprecia frente al euro, el valor en euros de las remesas disminuirá, lo que podría afectar el poder adquisitivo del trabajador en España.

La gestión adecuada del riesgo cambiario es esencial para minimizar el impacto negativo de las fluctuaciones en los tipos de cambio y proteger la rentabilidad y el valor de las inversiones y operaciones comerciales.

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Riesgo cambiario, Francisco Coll, 31 de mayo del '23, Rankia.com

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