MSX 30

El MSX 30, antes llamado MSM 30, es el principal índice bursátil de Omán. Para entenderlo, imagina que el MSX 30 es como el equipo titular del mercado de valores de Omán. Este índice nos cuenta qué tal lo están haciendo las 30 empresas cotizadas más tochas de la bolsa de Mascaté –principal y única bolsa de valores de Omán–, es decir, las que más destacan por su tamaño, lo movidas que están sus acciones y lo bien que van en el negocio.

Imagina que el MSX 30 es como el resumen de un partido de tu equipo favorito. Te dice cómo van las principales empresas omaníes, si están marcando goles en el mercado bursátil o si necesitan cambiar de estrategia. Cada empresa dentro del MSX 30 es como un jugador clave en el campo, y su actuación individual afecta al resultado final del índice.

Para que una empresa entre en este índice tan top, tiene que ser de las que más pesan en la bolsa de Mascaté, estar bastante activas (que haya mucha gente comprando y vendiendo sus acciones) y llevar un buen ritmo en sus finanzas. Esto hace que el MSX 30 sea un reflejo bastante fiable de cómo va la economía en Omán.

Anteriormente, este índice lo conocíamos con el nombre MSM 30, como hemos señalado. Sin embargo, tanto el índice, como la bolsa de valores de Omán, cambiaron su nombre en el año 2021 a través de un Real Decreto, rebautizando tanto la institución como el indicador. El rollo de cambiar el nombre de MSM30 a MSX 30 fue como darle un aire fresco y moderno, marcando un punto de inflexión hacia la búsqueda de más inversión extranjera y mostrando que Omán está en la onda de los mercados globales.

Por último, es importante señalar que el MSX 30 no es solo una lista de empresas a seguir. Es como el pulso del mercado de valores omaní, ofreciendo una visión general de cómo está la economía del país a través del rendimiento de sus empresas más destacadas. Si quieres saber cómo está el panorama económico en Omán, echarle un ojo al MSX 30 te dará una idea bastante clara.

 
El MSX 30, ese índice de la bolsa que todos en Omán miran para ver cómo van las cosas en el mercado, tiene su propia historia que contar. Se creó allá por 1992, y fue la propia Bolsa de Valores de Mascate, en Omán, la que tuvo esta idea. Vamos, que son ellos mismos quienes lo sacaron adelante y todavía hoy se encargan de que todo funcione como debe.

Piénsalo como si la Bolsa de Valores de Mascate decidiera formar su propio equipo de fútbol con los mejores jugadores, pero en vez de jugadores, son empresas. Y no cualquier empresa, sino las 30 más guays del momento en Omán, las que están moviendo pasta de verdad y tienen a todo el mundo pendiente de lo que hacen.

Desde que arrancó en 1992, el MSX 30 ha sido como el termómetro del mercado de valores omaní. Es como ese amigo que siempre sabe qué está pasando y te lo cuenta para que estés al loro. Si el MSX 30 sube, es que las cosas van bien y las empresas de Omán están que se salen. Si baja, pues algo pasa y hay que estar atentos.

Como señalamos anteriormente, es preciso destacar que este índice, cuando nace en el año 1992, nace con el nombre MSM 30. Esto se debe a que en ese momento, la bolsa de valores de Omán, que es el único mercado bursátil en el país, se llamaba "Muscat Securities Market", prestando sus siglas "MSM" al índice para su denominación. Sin embargo, con el cambio de nombre de la bolsa de valores por "Muscat Stock Exchange", se rebautiza el índice y pasa a llamarse MSX 30.

Por último, también conviene señalar que la Bolsa de Valores de Mascate no solo tuvo la idea de crear este índice, sino que sigue hoy en día al pie del cañón, asegurándose de que todo marche sobre ruedas. Se encargan de actualizarlo, de ver qué empresas entran y cuáles se quedan fuera, un poco como el entrenador que decide la alineación antes de cada partido.

 
El MSX 30 es como el equipo estrella de la liga de la bolsa de Omán. Este índice reúne a las 30 empresas más potentes que cotizan en la Bolsa de Valores de Mascate, un poco como si juntásemos a los mejores jugadores para formar un súper equipo. Pero aquí, en vez de marcar goles, lo que miramos es cómo van subiendo o bajando su valor en la bolsa.

Para que una empresa se gane su sitio en este índice, tiene que destacar en la liga, es decir, en la bolsa. Esto se mide de varias formas, como por ejemplo, cuánto valen en el mercado (su capitalización bursátil) y cuánto se mueven sus acciones, que sería como el interés que despiertan entre quienes compran y venden acciones.

Las empresas del MSX 30 son de todo tipo. Desde las que se dedican a los bancos y las finanzas hasta las de telecomunicaciones, pasando por las industriales. Esto es bueno porque así, el índice da una idea bastante clara de cómo está el panorama económico en Omán en general, no solo un sector.

Este equipo, el MSX 30, no siempre tiene los mismos jugadores. Cada cierto tiempo, se revisa quién está dentro y quién no, un poco como cuando en los equipos de fútbol deciden quién juega y quién se queda en el banquillo. Esto asegura que el índice siempre refleje lo mejor de lo mejor de la bolsa de Omán.

 

 
Para que una compañía forme parte del MSX 30 tiene que demostrar que es una de las empresas cotizadas más grandes, y también una de las más líquidas, de la Bolsa de Valores de Mascaté. Es como cuando seleccionas a los jugadores para un partido importante; no basta con que sean buenos, también tienen que encajar perfectamente en el equipo y estar listos para jugar en cualquier momento.

Imagina que una empresa quiere entrar en este índice tan exclusivo. Lo primero que tiene que mirar es si es suficientemente grande, que se mide por su valor en el mercado. Esto se calcula viendo cuánto valen todas sus acciones juntas. Pero eso no es todo. También tiene que ser una empresa por la que haya mucho interés, es decir, que mucha gente quiera comprar y vender sus acciones sin que esto haga que su precio se vuelva loco. Esto último es lo que llamamos liquidez.

Las empresas que quieren estar en el MSX 30 tienen que pasar por una especie de examen para ver si cumplen estos dos grandes requisitos. Y no vale con pasar el corte una vez y ya está. Tienen que demostrar partido tras partido, o mejor dicho, año tras año, que siguen siendo de las más valiosas y de las más buscadas en la bolsa. Si una empresa deja de ser tan interesante o se hace más pequeña comparada con las demás, podría salir del índice y dejar su sitio a otra que esté cumpliendo mejor esos requisitos.

Así que estar en el MSX 30 es un poco como estar en la liga de los campeones de la bolsa de Omán. Las empresas que están ahí son las que están jugando en la primera división, demostrando constantemente que tienen lo que hay que tener para ser consideradas de las mejores entre las mejores.

Hasta el 30 de junio de 2009, el MSX 30 utilizaba una metodología de cálculo basada en una ponderación de capitalización de mercado completa. En otras palabras, se calculaba mirando el valor total de las empresas, como si contarás todos los jugadores de un equipo, incluidos los que están en el banquillo sin jugar.

Sin embargo, desde julio de 2009, cambió el juego, es decir, cambió la metodología. En otras palabras, se implementó una metodología de capitalización de mercado de flotación libre, o lo que es lo mismo, una metodología que únicamente tiene en cuenta las acciones que están disponibles para el público inversor y que no están en manos de accionistas mayoritarios, insiders, así como otros perfiles. Dicho de otra manera, esta metodología tiene en cuenta aquellos jugadores que realmente están en el campo, o sea, las acciones de las empresas que están disponibles para el público, lo que conocemos como flotación libre.

Para que el índice no esté dominado por las empresas más grandes, que sería como tener un equipo que siempre gana porque tiene mucho más dinero que el resto, se introdujo un límite del 10% para garantizar una representación más amplia de las empresas más pequeñas en el índice. Esto significa que ninguna empresa puede acaparar el índice más de ese porcentaje, dando así una oportunidad a las empresas más pequeñas para que también se noten en el índice.

Por último, el número que sale al final, esos puntos, es como el marcador del partido. Si el número es alto, significa que las empresas están que se salen, el mercado está fuerte y la economía va viento en popa. Si el número baja, es que algo no va tan fino, puede que las empresas no estén tan valoradas o que el mercado esté más parado.

 
Si estás pensando en meterle fichas al MSX 30 hay varias formas de hacerlo, aunque no puedas comprar el índice directo como si fuera una camiseta de tu equipo favorito. Pero tranqui, que te voy a contar cómo puedes jugar este partido y meter este índice en tu cartera de inversiones.

Primero, una opción guay, por no decir la mejor, es buscar fondos de inversión o ETFs que intenten copiar lo que hace el MSX 30. Estos fondos invierten en las mismas empresas que están en el índice, buscando replicar su rendimiento. Es como apostar por todo el equipo en vez de un jugador solo. Esta es la manera más directa de invertir en el rollo que lleva el MSX 30 sin tener que comprar y vender acciones tú mismo.

Otra movida es elegir tú mismo en qué empresas del MSX 30 quieres invertir, comprando acciones de ellas. Esto es más a lo bricolaje; te montas tu propia versión del índice eligiendo las empresas que te molan más o de las que esperas más acción en el futuro. Eso sí, requiere que te hagas tus deberes, investigando sobre cada empresa para tomar buenas decisiones.

Si esto te suena a chino o no tienes tiempo para estar al loro de cada empresa, siempre puedes hablar con un asesor financiero. Ellos pueden echarte un cable para entender mejor el mercado de Omán y ayudarte a decidir la mejor forma de invertir en el MSX 30 según tu pasta y lo que busques.

Ahora, ¿qué pasa cuando metes al MSX 30 en tu cartera de inversiones? Pues que te estás poniendo las pilas con un mercado que puede que no sea el más grande del mundo, pero tiene su aquel. Invertir en el MSX 30 te da la chance de diversificar, metiendo en tu juego empresas de una economía que tiene sus propias movidas, distintas a las de los mercados más trillados.

Eso sí, como en cualquier inversión, hay que ir con ojo. Invertir en el MSX 30, como meterse en cualquier mercado, tiene sus riesgos. Por eso, mola diversificar, no poniendo todos los huevos en la misma cesta, y seguir de cerca cómo van las cosas, listo para hacer cambios si ves que la cosa se tuerce.

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