Mercado estrecho

Un mercado estrecho es aquel que tiene un escaso número de compradores y vendedores. Este término puede aplicarse al mercado de un único valor financiero, a un sector particular o a una bolsa de valores en su totalidad.

Es decir, un mercado estrecho es aquel que es poco líquido. Como consecuencia, es poco representativo, con una reducida oferta y demanda.

Este tipo de mercado se caracteriza por presentar una mayor volatilidad en los precios. Ello, debido a que existen pocas operaciones, por lo que cada movimiento tiene un impacto en la cotización de los valores.

Otra forma de explicarlo es que, al existir pocos agentes negociando, cuando uno de ellos hace un movimiento, su impacto es importante e influye en los precios.

En este tipo de mercado es difícil concretar una compraventa, pues no existen suficientes inversores con los cuales comerciar.

Vale aclarar que, aunque el volumen general es bajo en un mercado estrecho, las transacciones de cada inversor tienden a ser grandes. Así, cada movimiento, como ya explicamos, tiene un impacto importante en el precio.

Además, los diferenciales entre el bid y el ask de un activo suelen ser más amplios. Esto se explica porque, como hay pocos participantes en el mercado, los operadores buscan tomar ventaja con grandes diferenciales entre el precio de venta y de compra que ofrecen.

Debemos recordar que los brókeres ganan por el spread, es decir, por la diferencia entre el precio al que compran y al que venden un activo.

Características de un mercado estrecho

Podemos resumir las principales características de un mercado estrecho de la siguiente manera:

Existen pocos compradores y vendedores.
Es lo opuesto a un mercado líquido.
Se registran pocos movimientos, pero cada uno de ellos es grande.
Se observa mayor volatilidad en los precios.
Se puede referir al mercado general, a un sector o a un activo particular, por ejemplo, las acciones de una compañía.
Los diferenciales entre el bid y el ask son más amplios.

Mercado estrecho versus mercado líquido

Lo contrario a un mercado estrecho es un mercado líquido. Este es aquel que tiene muchos compradores y vendedores y donde no se registra tanta volatilidad en los precios.

Debemos recordar que la liquidez es una medida de qué tan rápido un activo puede convertirse en efectivo, a un precio razonable o, para verlo de otra manera, sin tener que incurrir en mayores costos, por ejemplo, haciendo un descuento. Así, en el caso de los mercados líquidos, los inversores tendrán muchas posibilidades de encontrar rápidamente un comprador para los activos que quieren vender.

Para poner un ejemplo, un depósito bancario es líquido, fácilmente se puede retirar el efectivo de la cuenta. En cambio, un inmueble es el clásico ejemplo de un activo que no es líquido, pues se requiere normalmente de un mediano plazo para vender la propiedad.

Los activos financieros normalmente son líquidos. Sin embargo, en un mercado estrecho los inversores tendrán dificultades para poder obtener un precio justo. Esto, debido a que la oferta y la demanda es limitada.

Otro punto a tener en cuenta es que un mercado estrecho no es una situación permanente. Es decir, pueden existir ciertos periodos del año, por ejemplo, cuando la mayoría de inversores están de vacaciones, donde la liquidez disminuye.

Operaciones en un mercado estrecho

Los grandes inversores pueden optar por dividir sus operaciones en bloques más pequeños. Esto, con el objetivo de que sus movimientos no tengan un fuerte impacto en la cotización del mercado que pueda ser contrario a sus propios intereses.

Por ejemplo, imaginemos que un inversor institucional quiere comprar una importante cantidad de las acciones de una empresa. En el momento en que el resto del mercado se entere de dicha intención, esto podría llevar al alza el precio (y el inversor podría tener que pagar más por los títulos). Lo contrario sucedería si el inversor anuncia una venta, y los precios se irían a la baja.