Lunes negro de 1987

El "Lunes Negro" de 1987, también conocido como el "Crash del '87," fue un evento financiero sin precedentes que marcó uno de los días más oscuros en la historia de los mercados. El lunes 19 de octubre de 1987, los índices bursátiles experimentaron una caída abrupta y masiva, afectando a los inversores y al sistema financiero global.  En un solo día, el índice Dow Jones Industrial Average cayó un 22.6%, la mayor caída porcentual en un solo día en la historia de Wall Street  

El contexto estaba marcado por los mercados bursátiles en un rápido crecimiento y las tensiones económicas y políticas, incluyendo el desequilibrio comercial entre Estados Unidos y Japón. Todo ello unido a que:
- Los precios de las acciones estaban sobrevalorados, y muchos inversores temían una corrección inevitable.  En 1987, el mercado bursátil había subido un 44% en los primeros ocho meses del año, lo que muchos consideraban insostenible.
- La creciente adopción de la informática en el trading que llevó a estrategias automatizadas, exacerbando la velocidad de las transacciones y contribuyendo a una venta masiva en el momento de pánico.
- Factores macroeconómicos como el déficit comercial de Estados Unidos y la apreciación del dólar que generaron incertidumbre en los mercados internacionales.

El "Lunes Negro" comenzó en Hong Kong y se propagó a través de los husos horarios, afectando a los mercados europeos y, finalmente, a los estadounidenses. En solo unas horas, los índices bursátiles, incluyendo el Dow Jones, se desplomaron drásticamente, perdiendo más del 20% de su valor.  Los mercados de Hong Kong cayeron un 45.5%, y los mercados de Australia, Canadá, y Reino Unido también experimentaron fuertes caídas. 

El colapso tuvo repercusiones a nivel mundial, afectando no solo a inversores individuales sino también a instituciones financieras y gobiernos. La confianza en los mercados se vio gravemente afectada, y las medidas regulatorias se implementaron para prevenir futuros colapsos similares. Tras el Lunes Negro, la SEC (Securities and Exchange Commission) y otros organismos de regulación introdujeron cambios significativos, incluyendo mecanismos de "circuit breakers", diseñados para detener temporalmente el trading en caso de caídas rápidas, para evitar futuros desplomes.

Este fue uno de los primeros grandes desafíos para Alan Greenspan, quien había asumido el cargo de presidente de la Reserva Federal solo dos meses antes. Su respuesta rápida y decisiva al asegurar liquidez para los mercados se considera un factor clave para evitar un colapso financiero más amplio.

Dos días después del Lunes Negro, el mercado experimentó una recuperación significativa, lo que algunos llamaron el "Miércoles de Recuperación", donde el Dow Jones subió un 10.15%. 

Sorprendentemente, después de la caída, el mercado se recuperó más rápido de lo que muchos esperaban. A finales de 1987, el Dow había recuperado la mayoría de sus pérdidas, y la economía estadounidense continuó creciendo sin entrar en recesión.