Nassim Taleb es un ex-trader de opciones que se ha convertido en uno de los pensadores más interesantes y agudos que he descubierto en los últimos meses. Había leído una buena crítica de su último libro en The Economist pero lo que realmente me hizo interesarme por el autor fue el mensaje sobre su libro "Engañados por el azar" que publicó Julio en Rankia en su blog Quant_Notes.
En este primer mensaje con el que retomo este blog después de más de tres meses de ausencia voy a introducir un poco al autor y sus ideas básicas. Mi idea es poder comentar más sus argumentos y sus dos últimos libros (que tengo pedidos a Amazon.com) en mensajes posteriores.
De trader a filósofo de la incertidumbre
Taleb (nacido en el Libano en 1960) trabajó como trader de derivados en Estados Unidos durante 18 años para firmas como UBS, CS-First Boston, BNP-Paribas, etc. Con lo que ganó ha comprado su autonomía financiera para dedicarse a lo que realmente le gusta: leer, pensar y escribir. Su curriculum cuenta con una amplia formación, que incluye un MBA por Wharton y un doctorado por la Universidad de Paris.
Para hacerse una buena idea introductoria sobre Taleb recomiendo leer su entrada en la Wikipedia en inglés (en castellano es muy floja). Si se quiere una visión más personal sobre sus escritos (incluyendo muchos artículos recientes) es imprescindible visitar su curiosa página web (en inglés). En ella empieza con esta cita, que define bien al personaje:
"Mi principal afición es provocar a aquella gente que se toma demasiado en serio a sí misma y la calidad de sus conocimientos y a aquellos que no tienen las agallas para decir a veces "no lo sé..."
Taleb se define a si mismo como un "empirista escéptico", restándole importancia al raciocinio a priori. Considera que los científicos, economistas, historiadores y financieros sobreestiman el valor de las explicaciones racionales de los datos pasados y subestiman la importancia de la aleatoriedad inexplicable en los datos. Sigue, por tanto, un largo linaje de filósofos escépticos, como Sócrates, Sexto Empírico o David Hume, en la creencia de que sabemos mucho menos de lo que creemos, y que el pasado no debe utilizarse para predecir ingenuamente el futuro.
Tres libros publicados
El primero que publicó es bastante técnico y es el fruto de su experiencia diaria como trader de opciones. Los otros dos libros se han convertido en auténticos bestsellers mundiales:
- Dynamic Hedging : Managing Vanilla and Exotic Options, John Wiley & Sons, 1997.
- Fooled by Randomness: The Hidden Role of Chance in Life and in the Markets (primera edición publicada en 2001). Hay traducción española: ¿Existe la suerte? Engañados por el azar, Thomson Paraninfo.
- The Black Swan: The Impact of the Highly Improbable, Random House, 2007. Ya ha salido la traducción al castellano: El Cisne Negro. El impacto de lo altamente improbable, Paidós Ibérica, 2008.
Mediocristán y Extremistán
Taleb suele utilizar un ejemplo para describir dos mundos muy diferentes pero que los teóricos de las finanzas no suelen distinguir en sus modelos matemáticos. Imaginemos que tenemos en un estadio de futbol 1.000 personas elegidas al azar reunidas dentro. Si añadimos a ellas la persona más alta del mundo ¿cambiará mucho la media de altura de las 1.001 personas reunidas?
No, no variará apenas. Bienvenidos a Mediocristán, cuyas matemáticas son el álgebra de la estadística clásica y la teoría de la probabilidad. En ese mundo las distribuciones son normales, con curvas en forma de la famosa campana de Gauss. Las variaciones individuales no varían mucho el promedio.
Ahora cojamos esas mismas 1.000 personas y hagamos que entre en el estadio Bill Gates, supuestamente el hombre más rico del mundo. ¿Cambiará mucho la media de riqueza de los allí reunidos? Sí, cambiará de una forma brutal al entrar Bill con sus más de 50.000 millones de dólares de patrimonio.
Bienvenidos a Extremistán, cuyas matemáticas son mucho menos ortodoxas como, por ejemplo, la geometría fractal descubierta por Mandelbrot. Las distribuciones siguen una ley de potencia ("power law") que han dado origen a tantas ideas económicas interesantes como la regla del 80-20 (Principio de Pareto) o, más recientemente, la "Larga Cola" de Anderson.
Lo que Taleb llama un "Cisne Negro" en su último libro es un evento imprevisible excepcional que tiene un enorme impacto en un ambito determinado. Es imposible predecir los grandes cambios, que son esencialmente el resultado del azar.
Lo que viene a decir Taleb es que los modelos de gestión de riesgos que se usan actualmente, y que han hecho ganar a algunos académicos su Nobel de economía, excluyen precisamente los eventos raros que aparecen de vez en cuando en Extremistan y cuyos efectos económicos pueden ser muy importantes. Estos académicos y muchos analistas cuantitativos tranquilizan a los ejecutivos de las empresas, los reguladores y los inversores con una ilusoria sensación de seguridad que no tiene para nada en cuenta la aparición ocasional de cisnes negros que pueden dejar arruinados a más de uno.
Como inversor (una actividad de la que no le gusta hablar mucho), Taleb se ha especializado en comprar opciones fuera de dinero buscando los eventos raros que le supongan ganancias muy grandes a cambio de perder un poco con bastante frecuencia. En el fondo es la misma estrategia de un inversor de capital riesgo que sabe que va a perder dinero en la mayor parte de empresas que invierte pero que espera descubrir una lo suficientemente buena para darle una enorme rentabilidad para el conjunto de su inversión.
Potenciar la experimentación por prueba y error
Taleb define como su argumento central lo que publica en un artículo titulado "No puedes predecir quien cambiará el mundo". Los seres humanos somos mucho mejores haciendo cosas que comprendiendo nuestro entorno. Pero no lo sabemos. Vivimos con la ilusión del orden, creeyendo que la planificación y la previsión son posibles. Nos perturba tanto lo aleatorio que creemos disciplinas que intentan dar sentido al pasado, pero en última instancia, no conseguimos entenderlo, al igual que solemos fallar prediciendo el futuro.
Las innovaciones importantes suelen ser descubiertas por accidente, pero no se reconoce así cuando escribimos la historia. Las tecnologías que dominan el mundo actual (como Internet, el ordenador y el láser) no se utilizan en la forma prevista por los que las inventaron. Una parte considerable de los descubrimientos médicos no están planificados en los proyectos de investigación oficiales sino que surgen por puro azar. Sólo un pequeño número de descubrimientos ha venido de la investigación académica dirigida.
El principal activo de Estados Unidos, según Taleb, es el dinamismo empresarial que permite un continuo proceso de prueba y error de cosas nuevas y los conocimientos innovadores que se consiguen de esa forma. Allí se fomentan los emprendedores con una elevada tolerancia al riesgo y la posibilidad de hacer un montón de pequeños errores en el camino hacia el éxito o el conocimiento.
La globalización permite a los EE.UU. especializarse en el área creativa, la producción arriesgada de conceptos e ideas - es decir, la parte escalable de la producción, en el que más ingresos pueden ser generados con los mismos activos fijos a través de la innovación.
El sistema de libre empresa funciona porque permite captar la aleatoriedad del entorno, es decir, por los constantes retoques aleatorios ("random tinkering") que de vez en cuando crean nuevas empresas de éxito como Google. Gracias a los emprendedores con exceso de confianza, los inversores ingenuos, los banqueros de inversión y los fondos de capital riesgo se está potenciando como nunca antes la experimentación por prueba y error.
Creo que las ideas de Taleb son muy interesantes e invitan a reflexionar. Espero con interés poder leer sus dos libros para formarme una opinión más completa.