Una de las técnicas más extendidas en el análisis técnico es la de aplicar zonas de agotamiento sobre los indicadores de tipo oscilatorio. Los osciladores son un tipo de herramientas que basan su predicción en el cumplimiento de ciclos de tendencia, de modo que se busca detectar los momentos de agotamiento como señal de anticipación al siguiente movimiento. Entre todos los osciladores que encontramos en el mercado, los más utilizados son, sin lugar a dudas, el RSI y el estocástico. La pregunta que nos planteamos es, ¿cuál de los dos nos ofrece mejores prestaciones? En el presente artículo vamos a tratar de dar algunas pistas que resuelvan ésta duda.
Acerca del Estocástico
El indicador estocástico fue ideado inicialmente por George C. Lane, aunque la versión que actualmente utilizamos es la de Larry Williams, el cual añadió algunos cambios. En cuanto a su interpretación, diremos que lo que muestra el estocástico es la posición relativa del precio actual respecto a un rango de precios de un periodo estimado.
Esta posición relativa está expresada en términos porcentuales, de modo que:
a) Un valor igual o cercano al 100% indica que la posición actual equivale al máximo del periodo.
b) Un valor igual o cercano al 0% indica que la posición actual equivale al mínimo del periodo.
Pese a lo dicho anteriormente, aunque el precio actual se sitúe en los niveles más extremos, no alcanzará el 100% o el 0%, puesto que el resultado devuelto está suavizado. Esta suavización es a lo que hace referencia el parámetro Sk del indicador (periodo de la media aplicada). Mientras que el Sd es una segunda suavización, la cual queda reflejada en la línea discontinua (o de señal) que comúnmente encontramos al aplicar el indicador.
Debido a esto, el estocástico va a oscilar normalmente entre el 10% y el 90%. Por norma general, se suele considerar que cuando el estocástico supera el 80%, el precio del subyacente no va a subir mucho más. Igualmente, si cae por debajo del 20%, se considera que el precio no va a bajar mucho más. Estas zonas son las que se establecen como zonas de agotamiento o niveles de sobrecompra y sobreventa.
Lo interesante de que los resultados sean porcentuales, es que los criterios de sobrecompra y sobreventa son válidos independientemente del producto sobre el que apliquemos el indicador.
Comparativa con respecto al Relative Strength Index (RSI)
Por tanto, tenemos dos osciladores representados en escala porcentual y cuya interpretación es exactamente la misma: dos niveles (sobrecompra y sobreventa) a partir de los cuales se espera un cambio en la dirección del precio.
La principal diferencia entre ambos, es que el estocástico es más sensible a los cambios de tendencia, lo cual se refleja en oscilaciones más bruscas y ciclos tendenciales más cortos.
Por tanto, en base al riesgo que queramos correr, en ocasiones nos será de más utilidad el estocástico y en ocasiones lo será el RSI. Los puntos a favor y en contra del estocástico son:
A favor
Debido a que es más sensible a los pequeños movimientos, el estocástico obtiene mejores resultados en los movimientos laterales que el RSI.
En contra
Como consecuencia de lo dicho anteriormente, cuando un impulso es de largo recorrido, el estocástico no deja correr la ganancia, mientras que el RSI ofrece mayor margen para continuar la tendencia.
Vamos a ver un ejemplo de cada uno de estos puntos.
En el primer ejemplo sobre el futuro del CAC 40 a 15 minutos, observamos un nivel de resistencia situado en torno a los 4280 puntos sobre el que rebota el precio. A su vez, aparece un nivel de soporte en torno a los 4250 puntos. En éste escenario, el estocástico es susceptible a cada uno de los rebotes, lo que nos permite aprovechar, por ejemplo, los impulsos del punto A y el punto B. Si observamos, el RSI filtra estas señales y no detecta los giros a corto plazo.
En el siguiente ejemplo del futuro EuroStoxx50 a 10 minutos, tenemos la situación contraria. En este caso, se inicia un movimiento bajista de largo recorrido, pero como el estocástico detecta los pequeños cambios, corta la trayectoria del descenso demasiado pronto (punto A), mientras que el RSI no marca el fin del impulso hasta el punto C. Vemos cómo el estocástico está constantemente cortando la zona de sobreventa, debido a que ha perdido la armonía con el precio, situación muy común cuando tenemos esta clase de escenarios, hasta que finalmente vuelve a recuperarla a partir del punto B.
Queda, por tanto, ilustrado con estos dos ejemplos que el criterio de selección de uno u otro oscilador dependerá en gran medida del tipo de estrategia que queramos seguir, así como del comportamiento del producto sobre el que trabajemos.
No podemos finalizar este artículo sin mencionar, aunque sea brevemente, la posibilidad de utilizar de forma conjunta ambos indicadores: En este caso, deberíamos apoyarnos en un tercer indicador el cual determine el mejor momento para seguir las señales de uno u otro. Para esto, suele ser de gran utilidad indicadores de volatilidad o medidores de fuerza (como el ADX). Sobre este tema hablaremos nuevamente en posteriores artículos.