Elegir un fondo de inversión puede parecer tan sencillo como abrir el armario, echar un visazo de todos los complementos y decidirse por el primer traje que, en principio, guste. Sin embargo, en plena crisis, hay que saber seleccionar el "traje" menos arriesgado. Una decisión nada fácil puesto que, como los estudiantes, el entorno referido a los fondos de inversión está sometido a examen en la actualidad. Ante la quiebra de Lehman Brothers o el fraude de Madoff algunos de los fondos considerados más seguros han entrado en números rojos. Los nefastos acontecimientos financieros han dejado claro que no todos los productos en apariencia de bajo riesgo lo son y que ahora más que nunca conviene evaluar cuáles son aptos y cuáles no para defenderse de la crisis. En consecuencia, son muchos los ahorradores que no saben qué hacer en este momento con su dinero y se plantean cuestiones como si queda en el mercado algún fondo de inversión seguro, si de verdad hay fondos sin riesgo y con qué tipo de fondos se puede proteger el patrimonio en plena crisis. Por ello, saber combinar rentabilidad-riesgo es fundamental para sentirse cómodo y seguro con el instrumento elegido.
Para acotar las posibilidades de preservar el capital y obtener alguna ganancia, por mínima que sea, hay que dirigir todas las miradas hacia los productos de renta fija. Pero no a todos. En un ranking de menor a mayor riesgo, se situarían en la actualidad los siguientes fondos: monetarios, fondos garantizados de renta fija, fondos de renta fija europea a corto y largo plazo y fondos de renta fija privada de calidad. Por el contrario, conviene evitar los fondos de renta fija de alto rendimiento (los denominados "high yield") y los fondos monetarios dinámicos que invierten en bonos de empresas de baja calidad crediticia. Tampoco son fondos aptos para superar la crisis los mixtos ni los de renta variable, en cualquiera de sus categorías.
En la actualidad la industria de los fondos de inversión cuenta con más de seis mil productos distintos, más de seis millones de inversores y gestiona un capital de 165.655 millones de euros. Por tanto, aunque algunos productos se hayan visto afectados por los últimos sucesos negativos, no hay que meter a todas las gestoras ni a todas las categorías de fondos en el mismo saco. También en plena crisis se comercializan fondos con los que se puede proteger el capital y conseguir revalorizaciones, aunque no sean muy altas. Eso sí, hay que saber elegir bien. Dos consejos básicos: no todos los fondos de renta fija son seguros e implican un riesgo bajo. Muchos de ellos no son aptos para los más conservadores que buscan, sobre todo, preservar su capital.
Fondos APTOS
1. Fondos monetarios: En 2009 se espera que la rentabilidad de este tipo de productos sea baja. Si se tiene en cuenta que los tipos de interés pueden caer en Europa hasta el 1%, es probable que los monetarios renten en torno al 1 o el 1,5%. Pero, aun pensando en una hipotética rentabilidad baja, es recomendable su contratación para defenderse de la crisis. Con la inflación situada en el 0,8% ningún inversor que apueste por los fondos monetarios más conservadores perderá poder adquisitivo.
Este tipo de fondos se caracterizan porque tradicionalmente han sido los productos de menos riesgo en esta industria, con la obtención de rentabilidades positivas. Invierten en activos de renta fija a muy corto plazo, con vencimientos inferiores a doce meses. En 2008, según los últimos datos de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva (Inverso), sólo los fondos monetarios, los garantizados y los de renta fija a corto y largo plazo concluyeron con ganancias.
Pero, ¿qué debe contener la cartera del fondo monetario en concreto? En particular, este año la apuesta más segura viene de la mano de los fondos monetarios que inviertan en deuda pública europea y, sobre todo, española. Entre las mejores opciones se halla la de invertir en monetarios que, a su vez, lo hagan en activos emitidos por gobiernos que gozan de las mejores calificaciones realizadas por las agencias de rating.
2. Fondos garantizados: Preservar el capital 100% es la principal premisa con la que hoy este tipo de fondos atraen a un gran número de ahorradores. Cuando la aversión al riesgo aumenta, como ocurre en estos momentos, estos productos vuelven a copar los mayores esfuerzos comerciales de las gestoras por atraer capital. Ahora bien, no todos los garantizados son seguros. Lo primero que hay que mirar antes de optar por uno de estos instrumentos es que garantice todo el capital invertido, porque hay algunos que sólo protegen el 90 ó 95%. El segundo punto que hay que aclarar es que todavía, tal y como están los mercados, es difícil ganar con un garantizado de renta variable, es decir con fondos que vinculan su rentabilidad a lo que haga la bolsa. En la actualidad, los inversores que quieren defenderse de la crisis eligen un garantizado de renta fija que de verdad le asegure unas ganancias periódicas y no dependa de la evolución del mercado ni de otras condiciones extrañas. Sólo el pasado año los garantizados de renta fija concluyeron con unas ganancias medias del 3,28%, con lo que se alzaron como la mejor categoría de todo este mercado en España.
3. Fondos de renta fija a corto y largo plazo: Cuentan también con el aprobado en plena crisis. Es decir, son categorías de fondos que se pueden mantener en cartera porque en principio se comportan bien en tiempos difíciles. En cuanto a fondos de renta fija a corto plazo, conviene apostar por aquellos que invierten sobre todo en deuda gubernamental y que diversifiquen una pequeña parte de su cartera con renta fija privada de empresas solventes.
Con el fin de aprovechar la tendencia bajista de los tipos de interés, tambien interesa apostar por fondos de renta fija a largo plazo. Por lo general, si bajan los tipos de interés las emisiones que hay ya en el mercado valen más (suben su precio). En todo caso, conviene apostar por fondos de renta fija que inviertan en activos de la zona euro. Es aconsejable evitar los fondos que apuestan por la deuda de otros países porque esa inversión introduce un nuevo riesgo adicional al de los tipos de interés -el riesgo de cambio-. Si la moneda del país en el que invierte el fondo baja, la inversión también bajará.
En 2008, los fondos de renta fija a largo plazo españoles concluyeron con unas ganancias del 2,45%, mientras que los de renta fija a corto españoles lograron una rentabilidad media del 1,21%. Sin embargo, los de renta fija a largo plazo internacionales concluyeron con unas leves pérdidas del 0,22%.
4. Fondos de renta fija privada de calidad: Ante las bajas rentabilidades de la deuda pública, quienes estén dispuestos a asumir una pizca más de riesgo pueden mirar hacia los fondos de renta fija privada. En este caso, la selección debe ser minuciosa. La clave está en apostar por fondos que inviertan en deuda de empresas solventes, de sectores defensivos y básicos (eléctricas, energéticas o telecomunicaciones) con balances saneados. En la actualidad, los diferenciales que están dando este tipo de fondos son superiores a los de la renta fija gubernamental y previsiblemente se mantendrán así todo el ejercicio, pero sólo en la renta fija privada de calidad. Se evitarán por tanto los fondos que invierten en renta fija emitida por empresas de sectores como la automoción o el financiero.
Fondos de renta fija NO APTOS
Hay que enterrar el mito de que todos los fondos de renta fija son seguros y dan rentabilidades fijas, como su propio apellido indica. No es así. También la renta fija puede acarrear pérdidas si el gestor no mueve la cartera en función de las condiciones de mercado. Esto es así porque los activos de renta fija también suben o bajan de valor en función de determinadas variables, como los tipos de interés, la demanda o la coyuntura económica o empresarial particular. Por ejemplo, en la actualidad, se aconseja huir de los fondos monetarios dinámicos. Estos productos, que en épocas de bonanza dan un plus de rentabilidad sobre los monetarios puros, en etapas de vacas flacas, arrojan pérdidas. Esto se debe a que una parte de su cartera la invierten en activos de empresas o gobiernos de baja calificación crediticia, en los denominados "activos basura". El riesgo a afrontar impagos empresariales es hoy día muy alto, así que conviene evitar este tipo de fondos. Por muy pequeña que sea su exposición a estos "activos contaminantes", si una empresa en la que se invierte quiebra, el impacto en la rentabilidad es notable.
Lo mismo ocurre, pero en mayor proporción, con los denominados "high yield" (renta fija de alto rendimiento) que invierten en bonos de empresas de dudosa o muy baja calificación crediticia. Aun siendo fondos de renta fija, el riesgo que se asume ahora invirtiendo en ellos es muy elevado. Su rentabilidad cae en picado si una de las empresas por las que apuestan quiebra. Este año ofrecen rentabilidades medias del 8%. No obstante, su volatilidad y riesgo es alto, con lo que no son productos adecuados para los inversores más prudentes.